Epílogo 2

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Hime
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Al mismo tiempo que Katsuki bebía de su vaso con su bebida, no podía evitar sentir que Haruki lo detestaba, no más bien ese niño lo odiaba. Le podían decir loco, pero juraba por la aparente eterna juventud de su loca y amargada madre, que ese niño cada vez que lo cargaba, lloraba y lo pateaba, en señal de su disgusto por él.

Y eso podía ser firmemente corroborado desde esa vez que ayudaron a Izuku que había estado solo por culpa de la irresponsable sirvienta que lo abandonó a su suerte, y por fortuna la habían despedido. Sin embargo, el rubio empezaba a creer que hacer molestar a Izuku para luego discutir durante su embarazo fue algo que no se debía repetir alguna vez en su vida. Porque si el pequeño chico de pecas volvía a encontrarse en ese estado, ese niño se volvería muy receptivo a las emociones de su madre en su tiempo dentro del vientre. Y si no era así no explica el comportamiento infernal de Haruki que se debería comportar como cualquier niño normal ante él.

—Katsuki, prueba esto. —le dio Ochako tarta de manzana que recién había sido sacada al exterior por Izuku e Inko que la pusieron en la mesa de bocadillos para la reunión por el primer cumpleaños de Haruki.

Sin dudas haber venido a la fiesta y arrastrar a Katsuki fue buena idea, la comida era deliciosa.

—¿Verdad que está buena?, ¿qué ves?, oh es Haruki-kun, ¿no te parece tierno?, creo que le agradas. —mencionó la castaña con una sonrisa viendo al pequeño en brazos de Enji que hablaba con Rei.

Katsuki quería golpear con sus dedos la frente de Ochako, realmente debía de ser ciega para no darse cuenta de la realidad, mas no lo haría a menos que quisiera salir de órbita.

—Estas loca Cara Redonda, tiene una mirada fea.

—Tú también la tienes Katsuki, por eso asustas a los niños. —comentó Hisashi que paso detrás de él e hizo chasquear la lengua al rubio, pues sabía que no le agradaba al hombre y apenas lo toleraba.

Ochako se rió por eso, pues de cierta forma era así. Los niños más tímidos eran los que huían o se ocultaban de él, pero los niños de actitud más desafiante, lo veían como un obstáculo y se iban en su contra. En general, los niños y Katsuki no se llevaban y por eso —además de que le asustaba el parto y los meses lactantes— no tenía hijos con Katsuki. La castaña observó a Haruki tratando de ver lo que Katsuki consideraba como mirada fea, pero los ojos grises del niño se medio cerraban al estar cómodo sobre el hombro cálido de Enji que debía darle algo de calor con su quirk que al exterior no estaba activado.

—Sigo creyendo que es adorable.

—Ese niño será una maldita molestia, sobretodo si tiene un jodido quirk de alguna de las dos familias. Esta tan jodidamente mimado que me repugna.

—Ay Kats, no me digas que a ti nunca te mimaron.

—No, la vieja bruja era estricta y me golpeaba cada que me portaba "mal".

Ochako al ver al rubio con el gesto más fruncido, sonrió. Katsuki tuvo una manera muy peculiar de ser criado y cuando se refería a golpes solo eran unos cuantos zapes que él esquivaba y apenas le rozaban, actualmente los ve y le dan risa porque nunca lo tocan, pero Katsuki se enoja por el gesto.

You and MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora