Hace 35 años atrás, a las afueras de la localidad de Chivay, en una chacra que quedaba ubicada a dos kilómetros de los baños termales "La calera" vivía una abuelita de 70 años de edad, en compañía de su nieto de 5 añitos, quien era la única persona que la acompañaba para que deje de sentirse sola. Pero a pesar de tener la compañía del pequeño infante, la abuelita aun se sentía muy sola, todos los días entre el atardecer y la noche se sentaba en la puerta de su casa esperando a que alguien viniera. Esto se repetía cada atardecer y la abuelita seguía esperanzada con que alguien vendría para quedarse en su casa. Ya entrada la noche, la abuelita logro divisar la silueta de una persona pero no lograba distinguir muy las características que esta poseía, no obstante la abuelita tan solo con verla a lo lejos muy emocionada comenzó a gritarle "Hamuy, Hamuy" (Ven, ven)
Esta persona se fue acercando hasta entrar en la casa, caso no se podía ver nada entre la densa oscuridad, entonces la abuelita decidió encender fuego en la concha (cocina de barro que funciona con madera) y de esa manera preparar la cena. Sin embargo después de realizar múltiples intentos, el fuego no lograba prenderse, ello llego a ser desesperante. Después de 7 minutos de varios intentos, el fuego por fin prendió, la abuelita se dispuso a cocinar y cuando volteo para ver el rostro de la persona que había dejado entrar a su hogar, se asusto mucho al que ver que era una calavera cubierta de una capa negra. La abuelita no supo cómo reaccionar, pensó de manera rápida y le dijo a la calavera que saldría un momento para ver a los animales. Aprovechando la oportunidad, salió corriendo lo más rápido que pudo cargando en sus brazos a su querido nieto. Cuando miro hacia atrás vio que la calavera la estaba siguiendo mientras le reclamaba con una voz aguda "Tú estabas esperándome, siempre me esperabas ¿Ahora te vas?" La abuelita continuo corriendo hasta que llego al Arenal, vio a unos arrieros y de forma agitada por haber corrido mucho, les dijo que una condenada la seguía; los arrieros entonces, se armaron de valor, tomaron sus zurriagos (correas) y cuando el condenado vino, comenzaron a pegarle hasta que esta se fuera lejos. Desde entonces se dice que es malo esperar por mucho tiempo o preocuparse por alguien porque podrías encontrarte con uno de ellos.
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Colquita te cuenta
RandomUn sin fin de relatos, historias y leyendas de la provincia de Caylloma (Perú), que te transportaran a tiempos y lugares bellos y tenebrosos. Acompañanos en esta nueva aventura