Bueno, estamos sentados en el acogedor recibidor de Analyse, al principio Kiram y Giovanny intentaron sacar algún tipo de conversación, pero el ambiente estaba tan extraño que terminaron por desistir luego de un rato.
Mi nueva casera se perdió por el pasillo hace algún rato, y por el ruido de ollas y platos sospecho que pronto podré comer algo en condiciones, lo que me vendría de maravilla. No digo que la comida del barco fuese mala, pero definitivamente me gustaría no tener que volver a pasar por allí.
—¿Sabías que te llamas como Wonder Woman? —Sun-oh rompe abruptamente el silencio, y es casi gracioso lo que ocurre después.
Axel golpea suavemente su nuca, Giovanny gime de frustración dejándose caer por completo en el mueble y...
—¡No tenías que decirlo! ¡Se suponía que hoy no era el día! Esa pregunta de rescate servía para conversaciones a futuro —Y ese era Kiram.
La idea de que ellos hubiesen planificado tanto su encuentro conmigo me hizo sonreír instintivamente, y terminé riendo al ver la expresión de vergüenza de Sun-Oh.
—Por supuesto, soy una amazona —Termino diciendo, y casi puedo ver como la mirada en sus rostros se ilumina.
Es extraño, porque no son niños, el único que parece estar en la recta final de la adolescencia es Sun-Oh, y aún así desde que los conocí —sobretodo hablando de Kiram— no he podido evitar comprarlos con uno, siento que tienen algo especial, no necesariamente raro, pero quizás se deba a que hasta hoy, hace mucho tiempo no conocía a nadie tan abierto con sus emociones, tan... natural. Sí, esa es la palabra correcta, todo en ellos se siente natural, y es extraño.
—¿Están molestando a la niña? —pregunta Analyse, asomándose apenas por el umbral.
—Claro que no, ¿por quién nos tomas? —responde Giovanny con coquetería, a lo que ella niega con la cabeza antes de volver a perderse en el pasillo.
Algo me dice que este tipo de escenas no son inusuales, y me sorprendo al notar que no me siento tan incómoda como pensé que estaría hace unos minutos.
—¿Sabes cuánto pesa un oso polar, Diana? —pregunta repentinamente Kiram, y tengo que pellizcarme disimuladamente el interior de mi mano para poder desviar mi mirada de su sonrisa.
—No.
—Más o menos 450 kilogramos, y eso es más que suficiente para romper el hielo. Así que, cuéntame de ti.
No puedo evitar reírme ante esa tontería, por un momento pensé que sería algo más importante, digo, ahora vivo en Alaska, ¿no se supone que estoy algo cerca de los polos?
—¿Por qué tendría que contarte sobre mi? ¿Quién eres tú?
—Pues eso es simple, yo soy Kiram Garrett, tengo 25 años y amo Rogue Town.
Fruncí el ceño.
—¿Y qué quieres saber de mí? —pregunto, aunque no tengo intenciones de hablar más de lo necesario.
—¿Qué edad tienes? ¿Estudiaste alguna carrera? ¿A que te dedicas? ¿Qué quieres hacer aquí? ¿Cuánt...
—Alto ahí, metralleta —le interrumpe Giovanny, dándome una sonrisa de disculpa—. Lo que quieras contarnos, aunque lo que menciona mi hermano puede ayudar.
—Tengo 24 años, estudié marketing y me dediqué a eso hasta el año pasado, ¿qué quiero hacer aquí? Vivir tranquilamente y olvidarme de todo lo anterior.
Cuando termino de hablar, ninguno dice nada y lo agradezco, se siente bien poder decir algo del pasado sin que mi garganta se cierre y el llanto aparezca, y antes de que eso ocurra decido desviar la atención de mi.
—¿Ustedes qué hacen aquí? —termino por preguntar—. Traje todos mis ahorros, pero supongo que tengo que encontrar la forma de sostenerme, no es como si pudiese vivir de ellos toda la vida.
Entonces, Kiram sonríe.
—¿Recuerdas el Falcon? Pues es nuestra nave, y con ella traemos el pan diario. Depende de la temporada, normalmente solo hacemos viajes entre algunos pueblos, pero en ciertas épocas del año traemos suministros desde Juneau.
Asiento, todavía no sé qué hacer, pero me ayudó a entender un poco cómo funciona todo aquí.
Y entonces, decido que he esperado lo suficiente.
—¿Por qué están aquí? —interrogo, y por un momento Kiram parece confundido.
—¿A qué te refieres por "aquí"? —pregunta Sun-Oh.
—A esta casa —También siento un poco de curiosidad con el ¿por qué viven en este pueblo? Pero no soy quien para preguntar nada tan personal.
—Analyse es como nuestra tía, algo así, ¿me entiendes? Así que tratamos de pasar a ver si necesita ayuda o compañía por un rato, y como hemos estado preparando todo para tu llegada, decidimos que no valdría la pena si no veíamos tu cara cuando veas tu cuarto.
Su sinceridad me agrada, por lo que termino de asentir.
—¿Puedo ir a verlo entonces? —Y todos se animan, aunque noto que Axel trata de disimularlo.
—¡Por supuesto! —dice Giovanny, poniéndose rápidamente de pie.
Me guían entre los cuatro por las angostas escaleras de madera que terminan revelando un pasillo con cuatro puertas.
—Está es la de Analyse, ella duerme cerca del pasillo porque así escucha si entra algún oso o algo por la noche, y esa es la tuya. Los otros cuartos son su depósito de basura, o sea, cosas que podrían servirle pero que no saca de las cajas y probablemente nunca verán la luz del día —Me explica Kiram, pero mi mente se queda en blanco en la palabra oso.
Creo que Sun-Oh nota el pánico en mi mirada, porque rápidamente me habla.
—En esta zona no son tan comunes los osos, porque está más cerca del pueblo que del bosque, pero sí están por ahí. Aunque yo no me preocuparía mucho, pronto deben comenzar a invernar.
Eso no me tranquiliza, pero decido ignorarlo, borrar eso por completo de mi mente y no pensar en ello, si no, la ansiedad me volverá loca.
—Bueno, adelante —dice Giovanny, empujando la puerta frente a mi. Y la verdad, lo que veo no está nada mal.
Es pequeño, las paredes son de madera como toda la casa, hay una cama individual algo rústica en el medio, el colchón es tan delgado que puedo sentir mi espalda quejándose, y agradezco haber traído mi almohada favorita, a un lado se encuentra un mueble pequeño con dos gavetas perfectas para mis libretas. Y en una esquina instalados en la pared, dos tubos de madera lisos con ganchos de ropa colgando, para usar a modo de closet.
Hay una ventana, cuya cortina es más gruesa que mi edredón, me detengo a deleitarme con la vista, que es la entrada de la casa, parte del camino por el que vinimos, y muchos y enormes árboles.
Y entonces reparo en lo que parece una olla cerrada en la otra esquina del cuarto.
Kiram, que parece leer mi mente, se adelanta a responder sin darme tiempo de preguntar.
—Es un calentador, usas leña, un poco de carbón y lo enciendes. No vas a quemarte viva, si lo sabes usar bien... Pero te mantendrá cálida toda la noche —sonríe, y el peso de su mirada cae en mí, por lo que decido ignorarlo.
—¿Cómo puedo conseguir leña aquí? —pregunto, quiero ser lo más independiente posible aquí.
—Creo que deberíamos mostrarle, ¿no te parece, K? —inquiere Axel con chulería.
—Me parece excelente, X.
Y es tan ridículo que me hace sonreír.
También por eso, veinte minutos después estoy congelandome el culo afuera mientras ellos colocan un tronco frente a mi, y me pasan una hacha.
—Toda tuya, preciosa.
Bien, ¿ahora qué hago?
†
Yujuuuuu, volví.
Espero que les haya gustado🥺
Nos vemos el próximo marteeees a las 5:00PM.
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La última frontera
RomanceDiana se muda al pueblo más remoto que pudo encontrar en Alaska persiguiendo su felicidad. Rogue Town tiene solo 60 habitantes y un estilo de vida más extraño de lo que jamás pudo imaginar. Pero ella está decidida a dejar atrás su pasado, no cometer...