|I N V I E R N O|

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Jacob
8 meses.

Era horario de invierno, la oscuridad comenzaba temprano, pero, afuera el manto blanco de la nevada comenzaba a tapizar el bosque la luna bendecía con su luz apreciar un poco. Por lo tanto Peter se encontraba dentro de su hogar, calientito, envuelto en mantas con un pequeño querubín entre sus brazos vestido de pima ocre.
—¿Qué es tan gracioso?— sonreía tan resplandeciente con regocijo; volvía a hundir su nariz en el cuellito suave de su bebé dando besitos provocando la risa del mismo —eres un risueño—.

James miraba aquella escena con un amor incomprendido en algo que jamás imaginó tener. El hombre se encontraba atizando los leños para mantener en calor la madre de su cachorro y a éste mismo. Aún recuerda lo testarudo que se había puesto su mocoso por llamar a su hijo igual que su padre, jurando que sería la viva imagen, pero le fue negado el permiso aún así ganando y haciendo lo que quería le puso Jacob:

—¿Porqué insistes en ponerle así?— Era de tarde de y Peter cosía una tela amarillenta, estaba en cinta.

—James es una derivación de Jacob. Jacob no es directamente tú nombre y suena distinto, pero si es tu nombre de alguna manera ¿Entiendes?— hace una ligera mueca al pincharse pero sigue la costura.

—¿Si es niña?— solo necesitaba ganarle y tener un poco de participación en esa elección —no le llamarás de tal manera—.

—Que se llame Jana o Jamie— afirma con terquedad, haciendo que el mayor de un quejido pero sin molestarse del todo —¡hey!— llama suave antes de sentarse en sus piernas —no seas un papá gruñón todavía— acaricia aquella espesa barba sonriendo, Howlett jura que su pareja brilla más que nunca, era su sol... quizás por eso.

—Jacob o Jana tendrá que acostumbrarse— pasó su mano inconsciente pero protectora por su panza abultada totalmente rendido.

Howlett no se dió cuenta de que fue visto por Peter mientras mantenía una sonrisa boba y mirada perdida, haciéndose el tonto jugando con su bebé llevando la casa rústica de bella d inocente melodía de un angelito. Jacob no era parecido a James, era igual a Peter: travieso, risa escandalosa y brillante, curioso, hermoso con esa nariz respingona; estaba tan agradecido de ello que lo único que tenía suyo era el nombre.

Un nuevo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora