𝙑𝙞𝙫𝙖 || Tokyo Revengers [+18]

Capítulo 34

"Una cita"

–¿Ese no es Mikey?– interrogué extrañada, debido a que no veía bien de lejos.

–Si eso creo, ¿quieres que aparquemos?

–Claro.

Al estacionarse, Manjirou notó que éramos nosotros y se acercó.

–Hey Luna– Mikey venía hacia nosotros. –Hola chicos.

–¡Hola presidente!– saludaron los hermanos al unísono.

–Hey, ¿qué onda?– pregunté sonriendo bajando de la moto de Angry y tironeando mi falda para que no se subiera.

Nahoya había comentado la ilusión que les hacía abrir un restaurante y me ofrecí a ser su sujeto de pruebas. Había pasado todo la mañana y mediodía probando distintas exquisiteces de ambos hermanos.

–Andaba por aquí, ¿quieres salir?

–¡Claro que sí!– acepté. –Chicos me voy, gracias por alimentarme– Smiley carcajeó y Souya asintió apretando sus dientes. –Estuvo delicioso, en serio.

–La próxima semana volveremos a hacerlo. Deberías volver– dijo el de cabellos azules una vez que me vió alejada de ellos.

–¡Ni lo dudes!– avisé y besé la mejilla de Manjirou en modo de saludo, a lo que hizo una mueca de desagrado en respuesta.

–Me llenaste de saliva.

–Es mentira, exageras– crucé mis brazos. –¿Qué haces aquí solo? ¿Dónde está Draken?

–Saliendo con mi hermana...– rascó su cuello incómodo.

–Oh, que bien– ya no quería darle importancia a lo que pasó, no era necesario. –Mira, ¿te gusta lo que me puse?

Modele ante el rubio, llevaba una linda mini falda con una lindas botas a juego. Poseía un gran abrigo debido a las altas temperaturas del invierno así que lo de arriba no se notaría.

–Te queda bien– expresó sin darle mucha importancia. –¿No tienes frío?

–¡Mikey!– grité. –¡Debes decirme lo linda que estoy!

–Estas muy linda, Luna– dijo el chico rendido obedeciendo a mi pedido.

–Gracias precioso, tu también lo estás– sonreí. –¿Esto es como una cita?

–¿Eso es lo que quieres?

–¿Quién sabe, no?– cuestioné. –¿Qué quieres hacer cariño?

–Deja de llamarme así, Luna– respondió observándome serio.

–A mi no me mires así, porque me enamoraré de tí– dije tomando su brazo y comencé a guiarlo hacía una tienda de batidos.

–Deberías cerrar un poco la boca– dijo bromeando.

–¿E inhibirte de mi bella voz?– inhale exageradamente indignada. –Si éso lo que pides...

Hice lo que me pidió y caminamos en silencio.

–¿Quieres entrar aquí o vamos a ese de allá?– apuntó con su dedo pulgar el anterior, no conteste, solo levanté mis hombros en respuesta de que me daba igual la opción. –Bueno entonces será éste.

Avanzó llevándome agarrado de mi muñeca, ello hizo que me sonrojara pues Mikey nunca fue de tener mucho contacto a las personas. Incluso, creo que a mi y a Emma tan solo nos tolera porque somos bastante molestas con él. Nos quedamos en la fila para poder realizar nuestro pedido.