Capitulo 3.-

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Alzo su mirada y observo fijamente al chico, este se inclinó para que le fuera más fácil. Además de las gracias, tenía algo más que deseaba decir.

-Me gustas- solto sincera, aunque su voz salió medio temblando por su lloriqueo, había sido la primera frase que lo decía sin cortarse.

Eso, el significado y además la sorpresa de la frase hizo que el chico se sonrojara de una forma agresiva, antes inclinado ahora se sentó en el piso y se cubrió con una mano medio rostro y miró a otro lado.

-Dios...¿cómo se te ocurre decir eso ahora?- pregunta avergonzado, por aquella respuesta ella se sintió peor, no era el momento.

-Yo...yo...mejor...me voy- dijo, pero se sentía muy débil para caminar o levantarse.

-Espera, sobre lo de ahorita...¿te parece bien conocernos mejor?- pregunta el chico avergonzado y un poco tímido, aquello la sorprendió a ella.

-Claro...- respondió, Benedict sonrio a boca cerrada. Aquello hizo sonrojar ahora a la chica.

Entonces Minerva salió corriendo de regreso a su hogar, donde observo a Violet en la puerta, había dicho que llegaría temprano, pero aun así no era la hora programada.

-Violet- llama Minerva, la joven rubia se acerca.

-Buenos días, he venido más temprano, lo lamento- saluda Violet con su tono neutral.

-No te preocupes, yo...me ha pasado unas cosas y...creo que necesito desahogarme, ¿podrías escucharme?- pregunta nerviosa e indecisa aún, jamas había hablado sobre sus sentimientos desde que sus padres le hecharon la culpa.

-Esta bien, escucharé atentamente- afirma Violet, Minerva abre la puerta de su casa y ambas chicas entran.

Antes de empezar la peli negra prepara te y ya ambas en la mesa, con aperitivos se ponen en ambiente. Minerva antes de hablar da 3 bocanadas de aire.

-Yo...como sabes vivía en un pueblo, en el hay una fábrica, el dueño tiene un hijo un par de años mayor que yo y mi padre era uno de los trabajadores con más tiempo y leales, un día cuando fui a dejarle su comida que olvidó en casa, el hijo me conoció, poco a poco comenzó acosarme así que comencé a quedarme más en casa, mi hermano sabía aquello e intentaba protegerme lo más que podía...Un día, tenía que salir sola...y...el...me violo...yo...me sentí tan sucia, corrí a casa...se lo conté a mis padres, pero me hecharon la culpa, estuve encerrada en mi habitación siendo regañada por 2 años...llegué a creer que era verdad sus palabras, hasta que mi hermano me saco de allí, me trajo acá, pero 2 años fueron suficientes para cambiarme, comencé a sentir miedo y dejé que poco a poco incrementara...hasta lo que llegamos- confesó llorando y apretando sus manos, nadie más que su familia sabía de aquello, decirlo en voz alta era aún más doloroso de lo que pensaba, pero a la vez fue...más ligero, se sentía mejor.

-Lo has hecho muy bien- consuela Violet, poniendo su mano sobre la de ellas, Minerva lloró más.

Era lo único que deseaba, ser escuchada, mantener aquello en secreto fue una carga inmensa, quedaron ambas chicas en esa posición un par de horas. Hasta que Minerva se tranquilizo, luego le contó lo que pasó en la madrugada y lo de Benedict sonrojada, entonces se percataron que ya era hora de ir al festival.

-¿Quieres ir?- pregunta Violet, levantándose y extendiendo su mano.

Gracias a la luz que entraba a la ventana hacia que su hermoso cabello rubio y ojos azules brillaran, si hay ángeles, de seguro se ven como ella. Se levantó y tomó su mano, se sentía más liviana.

Ambas salieron juntas y comenzaron a caminar al festival, en el cual ya estaban los puestos, pero como era muy temprano, no había mucha gente, solo unos niños jugando, aún así se sentía su ambiente animado. Poco a poco Minerva fue tomando confianza y se divirtió.

Enamorada del cartero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora