Su hermano se fue muy temprano, así que pudo ir acompañarlo a la estación y allí despedirlo, el señor lloró de orgullo todo el camino al verla a su lado, caminando normal sin ese temor que siempre le acompañaba en aquellas pocas visitas que daba en el pasado.
Ya sola Minerva iba de regreso a casa, cuando el sonido de una moto le atrae, se detiene y gira detrás suya, efectivamente, era aquel chico que al percatarse de quien era, se detiene a su lado.
-Bu...Buenos días- saluda Minerva nerviosa.
-Buenos días, ¿ya has desayunado?- pregunta un poco avergonzado Benedict.
-No- responde Minerva confundida.
-¿Te gustaría acompañarme a un lugar?- pregunta un poco tímido, Minerva no pudo ocultar su sonrisa ante tal petición y asiente.
-Me gustaria- dice ilusionada ante tal idea, Benedict se sonroja un poco más y mira al frente.
-Sube- pide Benedict, Minerva se percata de la cercanía que tendría se sonroja.
-Ah....bueno...voy- dice nerviosa, sube primero y luego se da cuenta que tendrá que sujetarlo, antes lo hizo pero no estaba en si en esos momentos ahora que se da cuenta de ello no sabe como. También se da cuenta que tiene una linda espalda ya que el usa una camisa con un lindo diseño por detrás.
-Sujetame, sino te caerás- dice Benedict y da un giro a su torso para verla y toma su mano para ponerla en su cintura. El chico avanzó despacio lo cual hizo que ella pudiera aferrarse poco a poco mejor, para luego poder ir aumentando su velocidad.
Ir en motocicleta, le iba gustando a Minerva, se sentía por alguna razón muy feliz y le agradaba el aire y ambiente de tranquilidad que le proporcionaba.
Luego de un largo rato, Benedict se detuvo frente a un restaurante, algo chico y escondido, ambos bajaron de la moto y caminaron hacia dentro del lugar. A diferencia de afuera, por adentro se observaba más amplio y luminoso y un suave olor a Canela lo hacía notar más hogareño.
-¡Hey jovencito! Ah...¡no lo puedo creer, finalmente te conseguiste una novia!- exclama emocionado un señor con delantal. Benedict y Minerva se sonrojan.
-¡Abstenganse de aquellos comentarios!- se queja Benedict avergonzado, aunque Minerva podría malinterpretar sus palabras en realidad noto que lo decía más por vergüenza y porque aun no formalizaban su relación.
Ya que fue decidido primero conocerse. El señor al darse cuenta que la chica no le desagradaba la forma hostil y directa que podría ser el joven sonrio aún más complacido.
-Si, si niño, vengan, siéntese en la terraza, hace una buena mañana y no está fresco- comenta el señor, Benedict observa a Minerva para ver si lo acompaña.
Pero ella ya había comenzado a dar un paso hacia el lugar señalado, ambos fueron juntos a la terraza, donde nomas había una mesa con dos sillas, cada uno tomó una.
-Ese señor es demasiado imprudente y confiado- comenta Benedict.
-Es agradable, queda con el lugar- confiesa Minerva, se sentía tranquila allí.
-Me alegro que te guste...la verdad es uno de mis lugares preferidos- confiesa Benedict.
-Es muy lindo, yo...aun no he salido mucho, así que no tengo lugar que decir que me agrada- confiesa Minerva un poco triste, percatándose lo solitaria y deprimente de su vida.
-Puedes convertir este lugar como uno- apoya Benedict, tal idea no desagrado para nada a Minerva.
-Si, lo será, muchas gracias- dice ella feliz, poco a poco iba a comenzar a soltarse y esperaba que el tuviera la paciencia para aceptarla.
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Enamorada del cartero.
FanfictionUna chica siempre lo observaba pasar desde su ventana, a veces el iba corriendo y otras en su motocicleta, un día se armó de valor y se acercó.