Capítulo 26

556 51 8
                                    


Cuando llegó el Lunes me sentí bien, renovada, había tenido un lindo fin de semana,  pacífico, había terminado de olvidar todos los problemas, pero cuando llegué a los estudios volví a la realidad.
-Hola-la saludé a Eugenia porque no me había saludado-¿podes apoyarme? Apoyar la decisión que tomé.. Necesito a mi amiga ahí, te extraño Chinita
La miré a los ojos de manera suplicante, ella soltó un suspiro y terminó asintiendo con la cabeza.
-Está bien.. Solo porque te quiero-puso sus ojos en blanco, me acerqué a donde estaba ella y nos dimos un abrazo cálido.
Nos apartamos y me senté en el asiento para que me maquille, estaba lista para afrontar una nueva semana en la cual podía esperar cualquier cosa.

En el pasillo saludé a Miguel Angel.
-¿Podemos hablar antes de ir al piso?-él me miró a los ojos y asentí-pasá-me hizo señas para que entrara a su camerino.
Entré y me quedé mirándolo con intriga.
-¿Pasa algo?
Él tomó aire y lo soltó.
-Me gustas mucho Mariana, ¿no te gustaría salir otra vez conmigo? Ya sé que me dejaste en claro que no te queres meter con personas que trabajen acá, pero si le estas dando una oportunidad yo también quiero una-elevó sus cejas.
Sus palabras me tomaron por sorpresa, ¿podía hacerme la desentendida y negar todo? Obviamente no, Miguel había sido la única persona que realmente sabía todo.
-No sé..
-Voy a hacer todo más fácil, salí otra vez conmigo y Manuela no se entera de que vos estas por ahí saliendo con Juan Pedro, odio tener que llegar a esto, pero realmente quiero que me des otra oportunidad- él no me sacó su mirada de encima y entré en pánico, estaba extorsionándome?
-Esta bien...-le respondí sintiéndome vulnerable.
-¿Hoy por la noche? Después te paso la dirección y la hora-él me sonrió.
-Ok-le respondí cortante- mejor voy al piso, voy a hacer una lectura de las noticias de hoy
Aproveché para escaparme, sentí que mi respiración iba acelerándose, me senté y tomé un poco de agua para encontrar algo de calma.
Intenté concentrarme en las noticias que iba a tener que decir, pero estaba en otro planeta.
Mi compañero Miguel se sentó a mi lado, me sonrió antes de hacer lo mismo que yo había estado haciendo.

Un clima raro había con Miguel Angel mientras salimos al aire, por suerte Peter no había estado en el piso.
Me cambié rápidamente y me escapé del canal, me reuní a comer algo con Candela.
-Así que aceptaste...-ella repasó todo lo que le conté, había necesitado hablar con alguien de mi gran problema.
-No tuve opción, él está haciendo conmigo lo que quiere-se me formó un nudo en la garganta, me agarraron ganas de llorar- ¿porqué tuve que meterme con Juan Pedro?
-Solo el de arriba sabe-ella señaló con su dedo el cielo y suspiró- no lo sé Lali, el único "consejo" que te puedo dar es que cuides tu puesto de trabajo porque es el trabajo de tus sueños, viniste acá por eso..
-¿Eso quiere decir que vaya hoy a la noche a cenar con Miguel?-la miré a los ojos, ella asintió con la cabeza.
-Y tratá de alejarte de Peter..-escuchar sus palabras me dejaron pensando que tuve que hacer eso desde un principio, pero soy humana, y los humanos suelen cometer errores.
-Bueno.. Entonces pienso hacer eso-traté de sonar convencida y solté un suspiro, todavía sentís un nudo en la garganta.

Pasé por lo de mi amiga María.
-¡Hola La!-me saludó dándome un abrazo-¿todo bien?
Hice una pausa, negué con la cabeza y después asentí.
-Tengo muchas cosas en mente, después te cuento mejor, ahora necesito algo para ponerme por la noche-la miré y noté en sus ojos que ella se dio cuenta de que estaba pasándome algo malo.
-¿Un vestido?-dudó.
-Un vestido, ¡eso estaría genial!-traté de sonar entusiasmada.
Mi amiga María me mostró una opción en negro, acepté llevarme ese modelo, ni quería pensar en la cena con Miguel, me daba igual usar cualquier cosa.
-Gracias por ayudarme siempre-le di un abrazo saludándola.
-En las buenas y en las malas, nos debemos una conversación vos y yo-María elevó sus cejas, asentí con la cabeza antes de irme.

Llegó la noche y terminé de arreglarme rápidamente porque Miguel me iba a buscar por la puerta de mi edificio, cuando sonó el timbre bajé para salir al exterior.
-Hola..-lo saludé de manera educada, él iba a besar mis labios pero corrí mi cara y su beso terminó en una de mis mejillas- todavía no-lo miré a los ojos antes de subirme al asiento del acompañante.
Noté algo de fastidio de parte de Miguel cuando se subió al auto y lo puso en marcha.
Traté de sacar temas de conversación para llenar el silencio que podía llegar a haber.
Por suerte él me respondió a todo lo que le pregunté.
Terminamos en un restaurante italiano para comer pastas.
-Yo no soy el enemigo Mariana-él me miró a los ojos una vez de que nos sentamos, estiró su brazo par agarrar mi mano, tuve que sostener su mano con la mía, él me sonrió.
El mozo llegó y nos lleno las copas con vino, tomé bastante para poder llevar la noche.
No tenía hambre, pero terminé comiendo, cuando iba por el postre y levanté la mirada para hablar con Miguel lo vi, atrás de mi compañero estaba Peter, nos vimos a los ojos, terminó acercándose a nuestra mesa.
-¿No me citaste acá para hablar de cosas laborales?-atacó de una a Miguel Angel, después volteó con la cabeza y me miró firmemente a mi, toda calidez que me estuvo demostrando en el último tiempo se evaporó- te hice conocer mi historia, y me traicionaste..
Noté que sus ojos se pusieron brillosos, automáticamente los míos se pusieron igual.
Peter se fue, otra vez había un clima raro, me puse de pie para irme.
-¿Te llevo?-Miguel me preguntó con una fingida "inocencia".
Negué con la cabeza, quería caminar, tomar aire, llorar en paz.
No me importó estar subida a unos zapatos con taco, caminé bastante hasta finalmente subirme a un taxi.

Una vez en mi departamento llamé varias veces a Peter, pero me saltaba el contestador, no quería dejarle un mensaje, quería hablar directamente con él.
No pude evitar ponerme llorar por sentirme mal, él se había sentido traicionado, pero yo no había hecho nada, sus ojos desconcertados y el dolor que sentí cuando habló también me dejaron confundida, ¿puede ser que yo le importe más de lo que imaginé?
Esa duda me taladró la cabeza toda la noche, intenté dormir pero no pude, cuando estaba por hacerlo sonó mi despertador, tenía que seguir con mi vida.

Inevitable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora