Capítulo 4

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Cuando desperté lo hice desde muy temprano porque tenía que llegar al canal y estar lista en un corto tiempo.
-¡Hola Lali!-Eugenia me dio un cálido abrazo y me sonrió- tengo que ponerme manos a la obra-me guiñó un ojo y me reí.
Me quedé quieta para que ella hiciera su magia, cuando se apartó de mi y abrí mis ojos inevitablemente sonreí.
-Sos una genia, no miento al decirte que lo sos-asentí con la cabeza.
-Gracias gracias, en realidad que seas feliz lo vale todo, trabajo no solo por lo económico, para hacer feliz a la gente-ella me sonrió.
-Puedo percibir que sos una buena persona, sos simpática, talentosa.. Sos el verdadero, ¡que mujer!
-¿Te queres casar conmigo?-ella bromeó y ambas nos reímos.
Agarré las prendas de ropa que una vestuarista eligió para mi y me la puse, después me rizaron el pelo.
-¡Salimos en quince!-me avisó una persona de la producción.
Decidida a ir al estudio empecé a caminar por el pasillo, ya en el piso lo vi a mi compañero Miguel.
-Hola Mariana-me saludó cordialmente, después besó mi mejilla-¿hoy almorzamos juntos?
-Esta.. Esta bien-respondí sin tener opción- para fomentar el buen vínculo entre los dos-intenté justificarlo.
-Genial-él me sonrió y ambos nos sentamos listos para salir al aire, cuando nos dijeron "acción" fue el momento ideal para empezar a desenvolverme, ganarme la cámara, a los espectadores.
Tuve que entrevistar a una persona que hizo una obra benéfica para la comunidad, escuchar a personas así siempre es inspirador, traté de preguntarle cosas para que el espectador conecte con la historia, para que también decidan cooperar, apoyar la iniciativa.
Cuando dejamos de estar al aire otra vez vi que Juan Pedro estaba en el estudio, cruzamos miradas y eso me intimidó, su forma de mirarme, intenté ser indiferente, cuando iba a irme sentí que me agarraban del brazo.
-¿Puedo hablar con vos un ratito?-captó toda mi atención, muy de mala gana terminé aceptando, asentí con la cabeza-¿salimos a tomar algo de aire?
-Tengo que volver para almorzar con..
-Da igual, lo podes hacer en otro momento, necesito que me acompañes a hacer algo..-elevó sus cejas mirándome.
¿Me necesitaba a mi?
Solté un suspiro.
-Entonces vamos, si necesitas de mi y solamente de mi...
Caminé a su lado sin saber exactamente a donde estábamos yendo, en el medio del camino compramos dos cafés fríos para terminar tomándolo en el suelo, en el pasto del Central Park.
-¿Realmente necesitas de mi ayuda?-elevé mis cejas mirándolo fijo.
-Falta poco para la fiesta del canal, es este Viernes, va ser tu presentación oficial a la prensa, a pesar de que el público ya te conoció ayer vas a tener que dar entrevistas.. Y hay algo más, necesito que seas mi acompañante Lali-asintió con la cabeza sonriéndome, sin sacar sus ojos de los míos.
-¿No es mucho? La presentación, que sea tu acompañante, las personas son mal habladas, no quiero que saquen conclusiones que no son..-traté de sonar razonable.
-¿Qué hay de malo? Solo vas a ser mi compañía, mi nuevo y mayor descubrimiento del último tiempo, mi orgullo..
Cuando Peter Lanzani terminó de decirme eso elevé mis cejas sorprendida.
-Tu compañía, tu descubrimiento, tu orgullo.. No existe un tu, existe una Mariana Espósito que se vale por si misma, y que va a ir a la fiesta sola, sin compañía-no agaché mi mirada para que no creyera que me había ganado-siglo veintiuno, las mujeres somos independientes, podemos sobrevivir a pasar una noche solas..
Cuando terminé de decir esas palabras Peter se me quedó mirándome la boca.
-¿Puedo decirte algo? Sos muy muy bonita, pero sería mucho mejor si no le dieras vueltas a todo, la vida es más sencilla de lo que crees, solo te hice una propuesta, pensala, sería un honor para mi poder estar compartiendo con vos la noche.. Y presentarte a distintas personalidades a las que seguro vas a poder entrevistar en el futuro-agregó a último momento, suspiré aliviada, por un momento creí cualquier cosa.
-¿Puedo no responderte ahora?
Él asintió con la cabeza.
-Si es un sí avisame antes para que pueda pasar a buscarte-me sonrió como un nene, alegre.
-Esta bien, te aviso, tengo que pensarlo-asentí con la cabeza-¿necesitas algo más? Quisiera recorrer un poco de Nueva York, no tuve tiempo para eso..
-Puedo hacerte compañía... Nacía acá, conozco el lado A y el lado B de este lugar-elevó sus cejas mirándome.
-¿Seguro no tenes cosas que hacer? Sos dueño de un lugar increíble, seguro necesitan de vos todo el tiempo..-iba a seguir hablando pero él me interrumpió.
-Puedo hacer una pausa, no todo en la vida es trabajo, existe el placer también..-noté como me miró en el preciso instante en el que pronunció eso- y el ser feliz con cosas simples, podemos ser felices en este momento, frutar del instante..
-También creo en eso.. En eso de ser felices viviendo cada instante del día-asentí con mi cabeza.
-¿Y el placer? ¿Te dejas llevar con eso?-cuando me lo preguntó salté a la defensiva.
-Sí... Creo que como casi toda mujer, todo ser viviente.. Me da placer comer, dormir, hace gimnasia, pintar.. ¡Soñar!-saqué de contexto al sexo.
-¿Y el sexo?-tuvo que ser demasiado específico, tomé aire y suspiré- no tiene nada de malo sentir el placer en eso..
-No pienso hablar de esto con vos, sos mi jefe, no soy tu amiga-me reí con ironía en su cara, me odié entré demasiado en confianza.
-No tiene nada de malo hablar de eso, nada de malo..-él corrió un mechón de pelo de mi cara y empecé a sentir una energía rara entre los dos-¡vamos! A ponernos de pie para recorrer y a comer algo
Menos mal que cambió de tema, le hice caso y me puse de pie, me sentí realmente aliviada de cambiar de tema.
Caminando fuimos hasta una estación de subte y una vez después de que nos subimos a uno elevé mis cejas sorprendida.
-No puedo creer que una persona como vos este subida al transporte público
-Nunca juzgues a una portada, cuando mi papá trabajaba mucho ya más de adolescente no quería que nadie me lleve y traiga, hay mucho tráfico, se viaja más fácil en subte-él asintió con la cabeza y me sonrió.
Cuando llegamos a la parada que me dijo Peter bajamos y me sorprendí al ver donde estábamos.
-Chinatown, el barrio chino en Nueva York, donde venden miles de cosas falsas, maquillaje, juguetes, carteras.. Y hay un poco gastronómico importante, siempre vi este lugar en las películas..
-Y ahora estamos acá, vamos a ver tiendas..-me animó tirando de mi brazo, empecé a caminar entre la multitud.
-Soy fan de las carteras..-me quedé mirando unas, parecían las de las buenas marcas pero eran imitaciones.
-Te regalo una-Peter soltó eso de la nada, me sonrió.
-No.. No..-negué con la cabeza- yo me la pago...
-No, insisto, yo invito, pensá que es un regalo de bienvenida-me miró esperando mi respuesta-no seas orgullosa Mariana..
Suspiré.
-Esta bien-le respondí de mala gana.
Peter pagó mi nueva cartera y seguimos caminando, mirando objetos y cosas raras, había de todo.
-¿Almorzamos?-me miró y asentí.
Recordé que había quedado en almorzar con Miguel pero no iba a llegar a horario, estábamos algo lejos, solo por eso acepté la oferta.
-Hay mucho por pedir..-miré la carta, cuando levanté la mirada Peter estaba mirándome-¿qué?
-Que pidas lo que quieras-me cambió de tema, algo en mi interior me hizo creer que se había reprimido el decir algo.
Cuando el mesero llegó Peter pidió distintas cosas, comí y hablé un poco de mi vida con mi jefe, sí, mi jefe, no tengo que perder de vista eso.
-¿Estados Unidos te está tratando bien por ahora?-elevó sus cejas.
-Bastante bien.. Sigo adaptándome, pasó todo muy rápido, conseguí el trabajo de mis sueños,  conocí personas nuevas, en el medio de todo estoy organizando mi departamento..-le sonreí.
-Es mucho.. Pero ya estás adaptándote, no creo que vayas a tener mucho problema con eso, puedo notar que sos una persona fuerte, tenes carácter..-esbozó una pequeña sonrisa.
Mentira, sí tengo carácter fuerte, pero muy en el fondo soy una persona sensible, muy sensible.
Al terminar de comer nos dieron galletas de la fortuna cuando nos estábamos yendo.
-¿Y si nos pasa como en la película de Lindsay Lohan Un viernes de locos?-elevé mis cejas, Peter se rió de mi ocurrencia.
-Primero que todo no estamos discutiendo, segundo esa es una película, y tercero, ¿no sería una aventura divertida cambiar de cuerpo?-Peter volvió a reírse y su risa me contagió a mi- ¿que dice tu galleta de la fortuna?
La abrí y leí lo que me decía "Tu hilo rojo esta cerca, abrí los ojos".
-Nada importante..-solté un suspiro y negué con la cabeza- me lo quedo para mi..
-Entonces yo tampoco te cuento que dice la mía-elevó sus cejas y ambos nos reímos.
-Tengo que volver.. Quiero descansar algo..-lo miré a los ojos y él dio unos pasos hacia mi, se atrevió, besó con cuidado mi mejilla, ese simple contacto puso a mi cuerpo en alerta, pero me sorprendí porque fue dulce conmigo, Peter Lanzani no era de esas personas desubicadas.
-Nos vemos mañana entonces..-me lo susurró en el oído y se aparto de mi.
Lo saludé con la mano antes de desaparecerme de la multitud.

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