Capítulo 27

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¡Hola! ¿Que opinan por ahora de la historia? Como se habrán dado cuenta solo quedan 3 capítulos y el epílogo, espero que sigan disfrutando de esta historia tanto como yo al escribirla!
Martina.
————

Cuando vi a mi amiga Eugenia mis ojos se llenaron de lágrimas, ella me dio un abrazo, nos apartamos un poco y nos miramos.
-¡Ey! ¿Qué pasó?-me miró preocupada.
-Un mal entendido... Y.. Estoy medio jodida, Miguel Angel me está extorsionando con contarle a Manuela lo de Peter..-fui sincera y le conté todo a mi amiga, necesitaba descargarme, tenía miedo, pero al mismo tiempo me sentía triste.
-No va a pasar nada La..-ella intentó contenerme-¿hablaste de lo de Miguel con Peter?
Negué con la cabeza, sentí que iba a volver a ponerme a llorar.
-No...
-Podrías hablar con él.. Seguro a Peter no lo sorprende lo de Miguel, sabe la clase de persona que es, que siempre hay una especie de "competencia" entre ellos-Eugenia suspiró- esa es mi recomendación, que hables, pero vos decidís..
Mi amiga volvió a darme un abrazo, cuando nos apartamos suspiré.
-¿Podes tapar mis ojeras? No dormí nada..-cambié de tema.
-¡Obvio! No hay nada que no pueda hacer..-esbozó una pequeña sonrisa para animarme.

Eugenia hizo realmente magia, parecía como si por la noche hubiese dormido bien, en el medio me tomé un café para terminar de despertarme.
Ignoré a Miguel hasta que nos tocó salir al aire, otra vez Peter no estuvo presente en el estudio.
Es por eso que decidí enfrentarlo, subí por el ascensor hasta el último piso y nos miramos con su secretaria Natalie.
-No es un buen momento-ella se rió.
-¿Qué te parece tan gracioso?-elevé mis cejas mirándola desafiante.
La puerta se abrió y vi a Manuela abrazar por el cuello a Peter, lo besó.
-Gracias por otra segunda oportunidad-ella le sonrió.
Ella vio que yo estaba afuera esperando a Peter, elevó sus cejas como diciéndome que ella había "ganado" y se fue sin saludarme.
Sentí como que se me aflojaban las piernas, me sentí mal, estaba angustiada, quería llorar, pero no iba a hacerlo frente a él, frente a su secretaria.
Ya no tenía sentido que habláramos.
-Yo... No se que estoy haciendo acá..-volteé para irme y me subí nuevamente al ascensor.

Terminé en mi departamento sintiéndome mal.
¿Porqué estaba pasándome todo esto? Estaba sintiendo un malestar, uno que ni cuando me separé de Benjamín sentí.
Se hizo de noche y decidí llamar a mi mejor amiga en el mundo, mi hermana.
-¿Podes hablar un rarito Ana?-la miré y la voz se me quebró.
-¿Qué pasa Lali?-me miró a los ojos-¿te lastimaron?
Negué con la cabeza, dudé.
-Solo.. Me siento mal, Peter Lanzani creyó cualquier cosa, cuando quise explicarle como fueron las cosas decidió darle una segunda oportunidad a su mujer-me quebré- nunca tuve que hacerme involucrado con una persona como él..
-Ey, el amor simplemente nace, no se elige, y te enamoraste mucho Lali, lamento tener que informártelo ahora, vos.. ¿Estas dispuesta a dar un gran paso y arriesgarte? Hablar..
-Ya no hay nada que hablar, Manuela ganó, yo nunca estuve en competencia, todos me hablaron de Peter y no los quise escuchar-traté de sonar fuerte y no llorar frente a ella.
-Lali vos vales mucho.. Sos una mina de oro, vos también mereces feliz, ¡dejá de llorar y luchá por lo que queres! Podes ser feliz.. Quiero verte feliz.. Amaría poder darte un abrazo fuerte y darte ánimo, ¡sé feliz La! A veces antes de ser feliz hay que luchar por lo que se quiero, bueno.. En la mayoría de los casos..-ella elevó sus cejas.
Sus palabras me sacudieron, me despedí de ella y me quedé pensando en mucho, hasta que finalmente me decidí.
Me saqué el pijama que me había puesto y me vestí sencilla porque no tenía ganas de pensar en eso, viajé en subte y caminé hasta llegar a la puerta del edificio de Peter Lanzani.
-¿Hola?-él atendió el portero.
-Soy Lali...-hice una pausa-¿podemos hablar?
-Lo mejor es que no..
-Por favor-se lo pedí empezando a perder la esperanza.
Esperé un tiempo largo, estaba por irme cuando escuché el sonido de la puerta abriéndose, nos miramos en silencio.
-¿Qué haces acá? Ya sabes como son las cosas ahora..-elevó sus cejas.
Quería hablar, contarle como se había dado todo, pero en lugar de eso se me formó un nudo en el estómago, estaba al borde del llanto.
-Vine a...-hice una pausa- viene a renunciar Peter
Al soltar esas palabras me quedé desconcertada, ¿que había hecho qué?
-No.. Vos no...-negó con la cabeza- vos nunca harías algo así...
Solo para llevarle la contra y porque me sentía emocionalmente mal asentí con la cabeza.
-Es un hecho.. Ya lo decidí Juan Pedro-agaché mi mirada porque no aguantaba el verlo directamente a los ojos.
-Vos y yo acordamos no hablar de trabajo fuera de los estudios, así que esta conversación para mi no va a existir, ¿queres hablar de esto? Lo hacemos mañana en mi oficina-sonó seco, determinante, él demostró firmeza en sus palabras.
Lo saludé con la mano sin volver a mirarlo a los ojos, otra vez me tomé el transporte público, cuando salí del subte estaba lloviendo, nada podía salirme peor.
Me quedé recostada en el sillón haciendo fuerza para no llorar, yo no era una persona así de sensible, ¿qué estaba pasándome?
En un impulso intenté renunciar por no poder hacerme a la idea de verlo a Juan Pedro con otra persona, la persona con la que tuvo que estar desde un principio.
Las emociones me habían nublado la vista, todo se me había salido de las manos, mañana vería que hacer, aunque sin quererlo había tomado una decisión drástica, y no quería volver hacia atrás por ser demasiado orgullosa.

Pasó otra noche en la que no dormí bien, terminé comiendo por ansiedad para después terminar con nauseas en el baño.
Sonó mi alarma y la apagué rápidamente mientras sentía un cansancio horrible en todo mi cuerpo.
Me preparé rápidamente para entrar a grabar e irme lo más rápido posible.
-Estas peor que ayer-Eugenia siendo sincera cuando tenía que mentirme e intentar levantar mi ánimo-¿viste un fantasma?
Solté un suspiro.
-Solo estoy mal anímicamente, voy a buscar un café y vengo..-di media vuelta, cuando salí de mi camerino a lo lejos vi a Manuela hablar animadamente con uno de la producción, fui directo a la máquina de café y me preparé uno-volví-mire a Eugenia- estoy lista
Cerré mis ojos para que me ponga una mascarilla facial para hidratar ni cara y descongestionar mis ojeras.
Mi amiga estuvo un rato largo para que me viera bien, cuando estuve lista fui directo al estudio, me senté en la silla e hice lo de siempre, repasé los temas de los que iba a tener que hablar.
-¿Podemos hablar después?-Miguel me miró a los ojos.
-No dormí bien, no estoy para hablar con alguien hoy-fui sincera y cortante- mejor otro día
Él asintió con la cabeza.
Hoy no tenía mucho humor para hablar con cualquier persona, pero igual iba a ver a Peter Lanzani, quería renunciar nuevamente en su cara.
Hacer el programa me costó, no estaba con la cabeza donde tenía que tenerla, Miguel tuvo que salvarme varias veces hablando por mi.
Finalmente todo terminó y apreté el botón del último piso, Natalie me miró, iba a decirme algo pero no me importó, toqué fuertemente la puerta de la oficina de Peter Lanzani y los tres nos miramos la cara, él, Manuela y yo.
Ella me fulminó con la mirada.
-Solo quiero renunciar-fui cortante, otra vez la angustia me invadió el pecho, sentí una especie de presión ahí- ahora sí estamos en horario laboral, renuncio-asentí con la cabeza.
Quién se sorprendió fue Manuela, no podía creer lo que yo estaba diciendo, me sonrió como cantando victoria.
-Dejá que renuncie Pit...-ella apoyó su mano sobre el hombro de él- que sea una mujer libre..
Se produjo un silencio incómodo, por eso di media vuelta para irme, Peter me llamó, pero no volteé mi cara para mirarlo.
Una vez en el ascensor me quedé pensando que estaba loca, había renunciado a lo que siempre soñé por no poder soportar una situación en la cual ni tenía que pensar.
¿Acaso me había ilusionado?
Tan solo por un momento sentí que era importante en la vida de Juan Pedro Lanzani, pero evidentemente me equivoqué.

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