XI

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/Cochinos/

No me di cuenta cuando Armin abrió la puerta y cerrando con seguro, me sentía encerrada pero segura. El caso ya no olía mucho a él, desperdiciamos tres días en las academias y eso se estaba volviendo más notorio en mi vagina. Y estos pantalones eran una tortura porque eran los de él. Armin era alto para mí, pero delgado y me ajustaba la cadera.

— ¿Cómo te sientes? — Preguntó en cuanto me dejó sobre su cama.

—Además de cachonda... muy sucia. Quiero un baño. —Pedí al sentirme sudorosa y con olor de otras personas en mí.

—Claro... — Dijo gruñendo. No estaba enojado, pero yo sabía lo que necesitaba. Pero no mientras ambos no nos sintamos cómodos.

Mis movimientos eran torpes, apenas pude quitarme mis zapatos y la sudadera. La ropa era de mi alfa, además que había sudado y tocado con ella, sinceramente apestaba. Armin regresó conmigo una vez que preparó el baño, yo a penas si podía abrir los botones del pantalón.

—Vamos Annie, no eres una niña. —Él tomo mis pantalones quitándonos del camino. Revisó mi entrada mojada que no pude evitar sonrojarme al sentirme expuesta. — Segura que quieres el baño a estar tan descuidada.

—No quiero follar así, me siento enferma de tener aromas distintos en mí. —Confesé. — Quiero estar totalmente alejada de otros por ahora, solo te quiero a tú.

— Esta bien, yo tampoco quiero que hueles otros alfas en mí. Las cosas se volvieron locas cuando estuve afuera.

—Me lo imagino, voy a patearlos tan fuerte por todo lo que te hicieron.

Armin acarició su cuello con nerviosismo.

—Eso es una historia muy larga.

—Qué envidia, yo solo estuve gimoteando y teniendo fugas. — Armin que quitó la camisa y miró fijamente mis pechos.

— ¿Cuál es la diferencia con lo que haremos en los próximos dos días? —Se quedó mirando un rato hasta que tuve frío.

—Que vamos a estar juntos... ¿Qué? — Dije cuando sentí sus miradas más extrañas que antes.

— ¿Sin sujetador?

—No me cambie de ropa en dos días, no podía soportarlo. — Dije sarcástica.

—Ahora estás bien. — Me beso mientras seguía tomándome para ir al baño.

Me dejó reposar en agua caliente, mi cuerpo asimilado eso pero Armin salía.

—No te vayas, quédate. —Supliqué con la fiebre recorriendo todo mi cuerpo. — No quiero esperar hasta que tu termines de bañarte, por favor.

Armin no dijo nada mientras se desvestía y yo tampoco dije nada con una sonrisa pícara pero tierna que trataba de ocultar de mí, ardía mi cuerpo, no soportaría esperar más. El agua también lo cubrió y se sentó al otro lado de la tina recogiendo sus piernas tímidamente.

—Eres mala, me mantienes muy cerca de ti.

Sonreí y me acerqué a él. Lo abracé del cuello y besé su manzana de adán. Mi Armin seguía siendo el mismo que conocí.

— No te parece que lo hago con dobles intenciones. — Sus piernas se extendieron dejándome sentarme en su regazo.

Sentí sus manos en mis senos, siempre me hacía sentir bien, frotaba mi entrepierna en su creciente erección. Se sentía mejor tener su aroma mucho más limpio.

— ¿Me extrañaste? — Mis dedos se posaron tentadoramente en su cuerpo.

—Si — Respondió sintiendo el calor de nuestro tacto.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2022 ⏰

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