Capitulo 4: "La Mujer de las Gardenias"

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Al día siguiente, había estado de nuevo en mi mundo del aire, pensando en cómo había cambiado nuestra relación las lecciones de cocina entre Maxwell y yo. Para empezar, estaba completa y perdidamente enamorada de él, y lo empeoré todo acercándome a él. Y luego èl de nuevo, complicando aún más las cosas invitándome a cenar. Para empezar, todas las mujeres sabían que salir con el jefe era receta segura para tener problemas.

El pasó a recogerme a las cinco y media, estaba hecha un manojo de nervios. Obviamente teníamos que ir antes al salón de la cocina para practicar antes de que se nos hiciera tarde para ir a ver a la "mujer del ramo de gardenias". Al subir al elegante carro, sentí la fragancia del ramo de gardenias y volteé para mirarlas, estaban hermosas, estaban tal y como las había visto hoy en la mañana en el trabajo. Maxwell condujo hacia las afueras de la ciudad, estaba todo tan relajado, a pesar de que era jueves. Aparcó el auto en el estacionamiento tal y como lo había hecho ayer.

-Bueno Jane¿Que haremos hoy?- preguntó Maxwell

-Bueno, haremos algo un poquito más difícil, croquetas de atún.

-Suena bien y delicioso, aunque "Croquetas" no me suena bien.

-Es solo un nombre - dije con una mirada furibunda. 

Maxwell me dedicó otra mirada furibunda.

Llegamos a la cocina e inmediatamente desempacamos las cosas. Me sentia a gusto, aunque entre ratos, me mortificaba estar cerca de Maxwell. Asi que me obligue a concentrarme. 

-Bueno, empecemos. Primero lo que hay que hacer, es cocer cuatro papas.

-Eso sí lo sé hacer, venga.

-Busca un tazon donde podamos cocer las papas.

-De acuerdo.

Maxwell buscó el tazon en la alacena, lo lleno con agua, lo colocò en la estufa e introdujo las cuatro papas. Buscaba los cerillos.

-Te va a picar Maxwell. Están en el estante de la izquierda.

-Si, disculpa - dijo con el ceño fruncido.

No queria perder la paciencia, sabia que Maxwell no sabia de estas cosas, asi que no le exigi. 

-Ahora esperaremos a que se cosan las papas.

-Bien. Quiero que me des los platillos y postres que haremos, no quiero ser tan inútil cuando vengas.

Me sentí un poco mal por ello.

-No te preocupes Maxwell, si yo estoy aquí para enseñarte.

-Lo sé, pero es un poco vergonzoso. - dijo en un tono preocupado.

-Mira no te sientas mal, sólo piensa que los hombres no están hechos para esto.

-Bien.

25 minutos después, salieron las papas.

-Que bien, huelen delicioso.

-Si,  Pásame por favor un trapo para retirar el tazon de la estufa.

-Entendido.

-Ahora lo que haremos es pelarlas y las tamularemos en otro molde.

-! Auh! - chilló Maxwell al agarrar la papa caliente con la mano.

-¿Maxwell pero que estabas haciendo? ¡Debemos esperar a que las papas se enfríen!

De pronto comenzo a reirse. Primero empezo con una risa histerica, despues le siguio una risa de verdad. No pude evitar esbozar una sonrisa, trate de mantenerme seria.

El Jefe y la RecepcionistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora