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SKYLER
—¿Sabes algo de Allen?
Escuché dentro de la habitación.
Mi mano se quedó sobre la superficie lisa, sobre la puerta blanca antes de entrar para checar el estado de la niña de von Willebrand. El estado de salud de Edén Fortier.Un nudo se había formado en mi garganta al escuchar su voz preguntarle a la enfermera en turno. La mujer no podía decir nada, por más que Edén pidiera.
Cada vez que llegaba a ese lugar no podía evitar ser interrogado acerca del paradero de aquel chico. Cuando no era a mí, era a alguna de las enfermeras. Y todos seguíamos la misma orden de Elizabeth Miller. No darle información de Allen Anthore.
Pero era inevitable, que mi corazón doliera cada vez que veía su rostro suplicante, sus ojos tristes y sus labios temblorosos.
Edén estaba sufriendo de una manera que ninguno de ellos conocía, un dolor tan profundo al cual solo las personas que hemos tenido la desdicha de perder a alguien que amamos con cada fibra de nuestra piel somos capaces de conocer.
Así era al principio, cada día... Con cada visita sus ojos brillaban y al darse cuenta de que no era la persona a quien ella deseaba ver, rápidamente su mirada se volvía opaca.
Podía percibir su soledad, porque de esa misma manera me sentía yo cada día.
Era como estar dentro de una caja de cristal, en donde no puedes ser escuchado, en donde has sido silenciado. Quizá ese fue mi error. Hacer de su jaula mi mundo, tocar el mismo cristal desde puntos diferentes; estar de pie uno frente al otro sin poder entender la realidad a nuestro al rededor. O por lo menos yo no lo quería entender, no quería salir de ahí, no quería ver a nadie más que a ella, frente a mí con un cristal de por medio, sin poder ser parte de su vida.
Aunque las personas creían que ella se estaba apoyando en mí, la realidad era otra. Era yo quien estaba huyendo de mi tormento intentando enmendar mis errores con alguien que jamás me vería de otra manera.
Y aún así seguía ahí, creyendo que mi vida tenía que ser de esa manera, intentando curar su depresión como si fuera algo tan sencillo como una pequeña herida en una de mis manos, tomando su rechazo como un castigo merecido.
Porque creía que no tenía el derecho de ser feliz, no después de lo que le hice a Anya.
Nunca quise ser la tercer rueda de una relación.
Nunca quise monopolizar a Edén.
Lo que quería era que ella fuera feliz a su manera, no a la mía.
Aunque todos aquellos malentendidos sobre mis sentimientos hacia Edén había resultado positivos en mi afán de volver a juntarla con Allen.
Pero en ese momento no existía nada de positivo en generar un mal entendido. Porque no era el mismo caso. No era la misma relación rota que necesitaba un empujón.
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El Silencio de Sky
RomanceTengo tantos recuerdos que me quitan el sueño. Últimamente he sido muy entrometido, eso es lo que mejor me sale. Pero por primera vez me tocará ser el protagonista de algo; sea bueno o malo, aquí vamos. «Sky es el chico que siempre da todo por todos...