Desperté por el sonido desconocido de unas notificaciones. Abrí los ojos y visualicé a mi lado a Austin durmiendo profundamente, mientras su celular se encendía.
- Austin, despierta – dije sutilmente en su oído.
- Colette – dijo abriendo sus ojos.
- Creo que están tratando de comunicarse contigo.
- ¿Viste quién es? – preguntó, mientras tomaba su celular.
- No.
- Ok, déjame ver de qué se trata – dijo dirigiéndose hasta el baño. Al cabo de unos minutos volvió hasta mi - Nada importante – comentó incorporándose a la cama nuevamente.
- ¿No crees que es extraño esto?
- No, siempre hemos sido así. Pero reconozco que es el mejor reencuentro que hemos tenido.
- Eres un bobo, dije riendo - ¿Quieres comer? – pregunté.
- Si, de hecho, se me apetece mucho lo que tengo en frente – dijo acercándose a mi rostro y devorando cada uno de los espacios de mi piel con tiernos besos. Había sido una mañana fantástica junto a Austin, probablemente lo más sano que he vivido dentro de este tiempo desde mi accidente.
Me puse de pie con mi bata y me dirigí a la cocina junto a Austin a preparar té y algo de comer. Luego de esto, y tras haber avanzado la mañana, se tuvo que marchar a continuar con su vida, dejándome nuevamente en la soledad de la mía.
Sin embargo, un dolor de estómago me impidió pensar en mis sentimientos y lo que acababa de ocurrir. A lo único que pude atribuirle este dolor era a aquellos sorbos de cerveza que bebí anoche. Sumándole a esto el dolor en el pecho que me provocó un repentino recuerdo del té de rosas que había consumido el día anterior.
Fui hasta el departamento de mi madre, Jinny, y le comenté del malestar que no me quería soltar hace ya algunas horas, además de mis recuerdos y nuevo encuentro con Austin.
Sabía que todo era mucha información, pero como siempre ella, se tomó las molestias de oír cada frase, para luego, al ver como mi estómago suplicaba ayuda, enviarme descansar a su cama.
- Debes estar estresada Colette. Siempre que te suceden cosas fuertes, te dan estos malestares somáticos. Déjame traerte algo caliente, para tu estómago.
- Otro té, otro recuerdo, no por favor – dije lamentándome.
- Algo calentito para tu estómago y recuéstate debes reposar, dormir y luego vendrá pensar.
Obedecí a cada uno de sus dichos como una pequeña niña. Me recosté y la vi entrar con una taza.
- Esto te hará bien – dijo.
- ¿Qué es?
- Té de hiervas.
Me dejo tomándolo mientras revisaba la televisión. No tenía muchas ganas de beberlo ya que, su sabor no está dentro de mis favoritos. No obstante, para el dolor es la mejor solución, sintiéndose casi como si fuese lo único que pudiera aliviarlo y volviéndose una necesidad más que un goce.
Desde el día en que perdí a Scott, perdí una parte de mi misma. Fue como si el golpe de bajar desde las nubes me hubiera matado un poco. Comencé con despertar precoz y luego un insomnio de consolidación que no me permitía descansar de la manera correcta, y es que al parecer mi mente no entendía que por más desarreglos que hiciera o por más que lo deseara, él no iba a regresar.
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Un té para Colette - [Terminado]
Roman pour AdolescentsEn la vida existen tantas personas como sabores de té y tantos amores como tazas por llenar.