Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que comencé a mantener contacto con Diederick. Se había trasformado en uno de los hombres más valorables que había conocido hasta ahora, claro que no tenía mucho para comparar, más que los chicos que conocí en las aplicaciones para citas. Pero al igual que ellos, había algo que Diederick no podía ocultar y era esta búsqueda implacable de amor y familia predicha socialmente.
Sin embargo, volver a hablar con él de algún modo me hacía despertar dichosa como una adolescente soltera que acababa de superar una ruptura y quiere volver a la carrera del amor.
Comencé a vestirme para ir al trabajo, cuando una llamada interrumpió mi animoso y sensual canto frente al espejo.
- Hola, ¿Irás por té? – preguntó Kristen.
- Por mi iría todos los días, pero no sé si estoy lista para seguir recordando, es extraño pensar que hay más – contesté.
- Juntémonos a charlar entonces.
- ¿Y por un té?
- Eso lo veremos allá, nos vemos a las 19:00 horas.
- Ok, pasas por mí, Adiós.
- Adiós.
Terminada mi jornada laboral, despedí a mi clase y divisé la silueta de Kristen, esperándome afuera con un cigarrillo. Llegué hasta ella, y caminamos juntas hasta el café más cercano.
- ¿Cómo es eso de que no estás lista para seguir recordando Colette? – Me encaró Kristen una vez ya instaladas en el café.
- Es que a veces me aterra la idea de conocer algo de lo que me arrepienta.
- Pero son cosas que ya hiciste, es pasado.
- Sí, pero siento que es pronto para reconstruir más recuerdos.
- Eso es verdad, pero dijiste que sería uno cada viernes o algo similar y ya ha pasado más de una semana, no quiero que te obsesiones buscando recuerdos, pero tampoco que temas de tu pasado.
- Odio que tengas razón, debo seguir... ¿se viene alguien muy malo?
- Compruébalo tú, porque nunca tuvimos gustos similares – respondió riendo.
- Está bien, me siento curiosa – dije repuesta y sonriente.
- Debo entregar una carpeta en una oficina cerca de acá ¿me acompañas?
- Creo que me quedaré tomando un té.
- Me parece bien.
- Pero vuelves, por favor – suplique dramáticamente.
- Cuando me desocupe vendré.
- Eres la mejor
- Lo sé, adiós.
Una vez sola, me acerqué hasta el mesón para ver si tenían opciones de té que me llamarán la atención y que sintiera que fueran a dar un resultado, pues los días anteriores había tomado té negro en casa, en conjunto de unos tés verdes y otros de procedencia china, como té rojo, y no había causado ningún recuerdo en mí y aunque no se lo mencionara a Kristen, me aterraba la idea de que no volviera a resultar mi plan, y que quizás solo haya sido todo mera coincidencia.
- ¿Dudas con el té? – preguntó amable el chico del local.
- Sí, estoy viendo que tomar.
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Un té para Colette - [Terminado]
Ficção AdolescenteEn la vida existen tantas personas como sabores de té y tantos amores como tazas por llenar.