Cuando Kate se despertó a la mañana siguiente, tenía las ideas mucho más claras y una visión brillante de lo que vendría. Estaba feliz y decidida. Tocó la campanilla para llamar a su doncella, pero, para cuando Trix llegó a la habitación, ella ya había hecho la mitad del trabajo.
Había escogido un vestido de mañana color amarillo limón con una cinta rosa que resaltaba la vitalidad que la invadía ese día. Si quería que Nicholas volviera a besarla, tenía que usar cada habilidad y objeto a su disposición para persuadirlo.
Trixie le cepilló el cabello y lo dejó suelto, puesto que la enorme cantidad de pasadores que había utilizado la noche anterior le había dejado el cuero cabelludo adolorido. Para sostenerlo, y que no quedara tan salvaje e indecente, la doncella lo trenzó lo más flojo posible, uniendo las trenzas detrás de la cabeza.
Bajó las escaleras para desayunar, asumiendo que Michael ya estaría allí. Quería sacarle algo de información sobre el duque; por ejemplo, dónde podría encontrarlo ese día. Si cumplía su promesa, lo vería esa noche en la velada de lady de Brough, pero no quería ni podía esperar tanto tiempo para poner en marcha su plan de acción. La ansiedad la consumía.
—Buenos días —saludó al conde que estaba sentado en la mesa y que al verla se puso de pie.
Mike le devolvió el saludo y tomó asiento nuevamente, mientras ella se dirigía al desayunador a servirse algo de comer.
Katherine se detuvo a medio camino cuando una voz distinta sonó casi al mismo tiempo que la de su hermano. Se volteó hacia uno de los laterales del comedor y encontró al dueño de sus pensamientos sonriéndole con un plato lleno de comida en la mano.
—Nicholas —pronunció con euforia apenas contenida e inspiró profundamente para controlar sus emociones antes de acercarse—. No esperaba verte esta mañana.
Pero claro que aprovecharé la oportunidad.
—Vine por esas galletas de manteca que recuerdo que preparaba la cocinera de tu madre —respondió, sonriendo—. Pero me acaban de informar que están restringidas a la hora del té.
—Galletas de manteca —asintió, tomando nota mental. Tal vez podría conseguir algunas y golpear su ventana por la tarde, sería la excusa perfecta para compartir un rato a solas. Siempre podía invitarlo a tomar el té, a Michael no le parecería extraño, pero en su casa tendrían compañía, ya fuese su madre, el conde o alguna doncella. Y aquello no era nada conveniente.
En el balcón, en cambio, oculto de la calle principal, tenían total privacidad.
—¿Cómo ha sido tu primera noche de regreso a la sociedad londinense? —le preguntó con despreocupación, mientras se situaba junto a él para servirse su desayuno.
—Mejor de lo que esperaba —comentó. Cuando Kate lo miró de soslayo, se encontró con los ojos de Nick que también la contemplaban con disimulo. Había una pequeña sonrisa en sus labios y ella sintió que su corazón latía muy rápido, al verse receptora de aquel gesto—. Me divertí.
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Para enamorarte de mí
Historical FictionLady Katherine descubre que el duque de Egerton es capaz de provocarle emociones que nunca había experimentado y, ávida por explorarlas, elabora un plan infalible para seducirlo. *** Lord Nicholas Sutherland, duque de Egerton, acaba de regresar de u...
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