IV

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La cálida brisa de aquella tarde de verano reconfortaba mi alma, trataba de concentrarme en el sonido que emitía las ramas chocando entre si a causa del feroz viento y el aroma a césped recién mojado inundaba mis sentidos

Inhalaba y exhalaba aire de forma constante empapándome de aquel aroma que tanto me gustaba, pero con mis sentidos también lograba distinguir el dulce aroma a frutilla de fresas que desprendía el regazo donde posaba tranquila mi cabeza; porque si, Karma olía  a fresas y eso me encantaba

Descansábamos del arduo trabajo bajo la tranquila sombra de un frondoso árbol, él recargando su espalda en el tronco y yo recostado en el césped y dejándome llevar por sus caricias en mi desordenado cabello celeste

Levanté un poco mi mirada pero un fuerte destello me hizo cerrar mis ojos de inmediato, pero segundos después sentí una sombra sobre mi cabeza que anulaba la molestia de los rayos solares, abrí despacio los ojos solo para encontrarme con unos bellos orbes color dorado frente a mi

—Pensé que el sol te estaba molestando— me dijo acompañado de una sonrisa que le devolví

Gracias a que Karma se había inclinado hacia mi el molesto sol ya no era un inconveniente para mirarlo, podría mirarlo todo el día y no perdería el interés nunca

Acerque mi rostro hacia el suyo y le di un fugaz beso en sus labios en forma de agradecimiento

—Si te quedas en esa posición ya no me molesta

—Yo creo que el sol solo es una excusa para tenerme cerca— mostró su picara sonrisa y no pude evitar hacer lo mismo y seguirle el juego

—Puede ser— y volví a robarle un beso pero esta vez mas cercano a la mejilla. Nos reímos al unísono, estos pequeños momentos donde no necesitábamos  hacer nada en especial, solo disfrutar de la calidez del día y la compañía del otro eran sin duda mis favoritos

Pero a la vez necesitábamos un descanso porque toda la mañana habíamos estado trabajando en darle mantenimiento a nuestro edificio de secundaria, darle otra capa de pintura que ya tanto necesitaba, recoger basura que hayan dejado a los alrededores, cortar y regar el césped. Al final nuestro duro trabajo dio sus frutos porque nuestra montaña se veía hermosa

A pesar de que habían pasado tres años desde que nos graduamos seguíamos visitando este lugar, porque aquí están presentes demasiados recuerdos, algunos alegres, tristes y otros vergonzosos pero todos preciados

Nunca olvidaremos nuestros años de secundaria y por eso prometimos todos los alumnos de la clase E mantener nuestro edificio en las mejores condiciones posibles

—Oye Nagisa— Aquella distintiva voz logró sacarme de mis pensamientos haciendo que posara toda mi atención en él

—¿Aún tienes problemas con tu madre?— Esa pregunta me tomó desprevenido, pero no distinguí rastro de burla en su voz, creo que quiere que hablemos de este tema de nuevo

Suspiré

—¿Porque lo preguntas?— Me levanté para recargar mi torso al mismo tronco donde estaba Karma, sentándome a su lado

—Por tu cabello— Tomó un mechón de mi cabellera que llegaba hasta mis hombros y lo enlazo entre sus dedos haciendo pequeños circulos —No lo haz cortado a pesar de que odias tenerlo largo

Me dirigió una mirada seria, Karma puede ser muy perspicaz para algunas cosas, porque tenía razón. No me agradaba para nada el cabello largo y mis rasgos "finos" no me ayudaban a tener una apariencia más varonil

Hace tiempo que no hablábamos de la situación de mi casa, más específico, sobre mi madre; suspiré resignado una vez más

—Los problemas con mi madre son constantes— Bajé la mirada pero aún sentía esos ojos penetrantes sobre mi indicándome que me ponía atención —Cuando mis padres se reconciliaron mi padre volvió a la casa y por un tiempo las cosas estuvieron bien, pero... la actitud autoritaria de mi madre no tardó en surgir. Por la presencia de mi padre ya no me obligaba a vestirme con esos ridículos vestidos de mujer— El pelirrojo a mi lado tomó con suavidad mi mano y entrelazó sus dedos con los míos, un pequeño acto pero que me ayudó para que continuara 

Amantes del crimen [KARMAGISA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora