Capítulo 6: Do you know yourself

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Meghan Killighan:

«Saben lo que dicen, nunca es tarde para una crisis de identidad.»


Sentir sus manos por mis caderas, cuello y piernas es una de esas sensaciones que describiría como drástica. Una de esas experiencias donde sientes que todo lo de tu alrededor es algún tipo de simulación fuera de control.

Sus labios alternan entre el interior de mis muslos y mis hombros. Sus miradas  sobre mi cuerpo son tan insistente que puedo percibir el calor de cada uno.

Siento un filo descender desde mi nuca hasta el inicio de mi espalda baja.

Pero estoy tan extasiada por la situación que no logro concentrarme en expresar alguna otra palabra.


El baile (unas horas antes)

—¿Entonces Meghan, aceptas arder con nosotros?

—Aceptaré cuando tenga a los tres frente a mí.— Le exigí sutilmente

Asintió, solo asintió. Mientras fijaba sus ojos en un punto atrás de mis hombros.

—Temo, que debo dejarte un instante sola, debo solucionar un inconveniente, para después poder deleitarme con el "SÍ" que saldrá de esos labios, exclusivamente para mí y mis hermanos.

Sin tiempo a replicar soltó mi cintura y camino afuera del salón.

Me senté en una silla desocupada mientras veía a otras parejas bailar.

—Tú debes ser el nuevo pasatiempo de Eliseo.-emite una voz rasposa.

Un señor alto, de pelo castaño con algunos reflejos rubios, me observa desde un costado sin tomar asiento.

Pensé en darle una explicación sobre que no soy pasatiempo de nadie. Pero es un extraño a quien no le debo ni un mínimo saludo.

—Eso no es de su incumbencia.

—Oh querida, créeme que si lo es.-dice colocando una mano sobre mi brazo.

—¿Y eso seria, porque?

—No soy quien para decirte, no obstante solo he venido a advertirte, a través de esa puerta hay dos hombres que desean dañarlo.

—¿Cómo?, Eliseo  acaba de salir del museo y...

—Por medio de ti, lo quieren tentar, lo quieren evidenciar.

Sin más, mi impulso gana y me dirijo directo a las puertas abro y una vez adentro veo dos siluetas en un balcón, por lo que silenciosamente me acerco.

—Es una noche espectacular, no lo piensan, las estrellas iluminan perfectamente los puntos ideales de sus venas.

—Y su corazón late de manera desenfrenada por esto mismo, ¿o me equivoco, señorita?

—Como si hubiera corrido un maratón.-menciono mientras me ubico entre ambos con la parte trasera del antebrazo en la cornisa del balcón para así tener una vista más útil del espacio.

—Una joven tan hermosa y tan ilusa.-replica uno pasando lentamente su mirada sobre mí.

Me contengo.

Solo un poco más... Pienso mientras aprieto mis puños.

—Es toda una lástima, Tanta mujer por un rato de...

A blanco y rojo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora