No sé engañen con el título. Acá sólo habrá historias romanticas-eróticas cortas NaruHina.
Y si quiero y puedo de algún otro Shipp.
Serán historias de un capítulo, dos capítulos, tres capítulos etc.
Cada historia tendrá:
Una portada
Un prólogo
y un...
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Nunca entendí kinky* hasta que comencé a trabajar para Naruto Uzumaki. Las pasiones de un hombre son profundas y salvajes, o eso había oído.
Me gradué de la secundaria sin siquiera besar a un chico. Mi papá, es un analista comercial de Uzumaki Comporation, me enseñó que una niña debe mantenerse ocupada y mantener sus pasiones en secreto si quiere tener éxito en este mundo.
Siempre aplique su consejo. Ahora, en mi primer verano fuera de la escuela como adulta no tenía perspectivas románticas o laborales. Si realmente había beneficios al ahorrar mi energía para hacer cosas mejores, todavía no había visto ninguno.
"Sé que quieres relajarte y disfrutar de tu último verano como todo adolescente, Hinata. Pero cuanto antes comiences a trabajar, mejor". Dijo mi papá.
"¿Realmente tengo que trabajar para él?" Pregunté, sentándome en el sofá y jugando con las manos nerviosamente pensado en Naruto Uzumaki.
Lo conocí en las fiestas navideñas de la compañía a las que me arrastró mi padre tan pronto como cumplí doce años. El dueño sobresalía por encima de todos los demás hombres, con su sería mirada de hielo.
"¿No me digas que le tienes miedo? Es realmente muy amable con sus empleados más cercanos pero le gusta tomar sus distancias. Además, es hombre muy ocupado, probablemente no lo verás mucho."
"Pero papá... ¿vivir en la casa de un extraño?"
"Mi jefe no es un extraño. Confío en mí lo suficiente como para contarme sobre su hijo. Nadie más lo sabe. Y está depositando su fe en tí para cuidarlo. Deberías sentirte halagada, igual que yo."
Miré al piso. Hace mucho tiempo, siempre esperé que mi cobardía se desvaneciera con la edad. Pero no fue así.
Allí estaba, diecinueve años y tan miedosa de alterar mi entorno como siempre. Los ojos severos de mi papá brillaron sobre mí como luz de luna, esperando qué salga de mi caparazón.
"Está bien", dije, levantando la cara. "Por ti, lo haré"
Una leve sonrisa cubrió sus labios. "No hagas esto por mí, cariño. Hazlo por tí misma. Desarrolla experiencia y ganar algo de dinero es parte de madurar. Tienes la juventud y el tiempo de tu lado." Lo vi salir por el largo pasillo hasta su habitación.
Yo siempre he sido buena con los niños. Tal vez me vaya muy bien y como dijo mi padre, casi ni veré a Naruto.
Alisé mi vestido, sintiendo escalofríos en mi piel. La mayoría de mis amigos se estaban preparando para ir a la universidad desde que dejamos la escuela secundaria. Hacían nuevos amigos y tenían aventuras locas. Me preguntaba porque yo era tan diferente.
