La Chica más Hermosa del Grado

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Esta anécdota fue de las primeras que recuerdo en toda mi vida, y para mi sorpresa, sucedió en la escuela.

La segunda campanada del día martes solo significaba una cosa, era hora de Robótica! Un curso donde los maestros nos enseñaban a dominar y configurar circuitos simples, usando piezas de lego especiales. A muchos de nosotros nos encantaba el curso, pues no era tan complejo como otros creían y mas encima era casi como un recreo. Todos corrimos en dirección al laboratorio de Robótica, hasta dejar el salón de clases totalmente desierto, al llegar nos esperaba la profesora, quien con portafolio en mano y lapicero comenzó a anotar la asistencia, una vez que terminó comenzamos a elaborar un proyecto que llevábamos creando desde la clase pasada, sin embargo, la profesora decidió hacer un par de cambios en los grupos de trabajo.

"Alicia, ven aquí y sientate con tu nuevo grupo" mencionó la profesora mientras arrastraba con delicadeza la silla vacía de nuestra mesa.

La chica se levantó y caminó aceleradamente hacia la silla, mientras saludaba a sus demás amigos y compañeros que conformaban nuestro grupo, se sentó y se puso cómoda para atender a las indicaciones de trabajo.

Alicia era una chica algo introvertida y animada, pero yo la consideraba como la chica más hermosa del grado, tenia algo especial que la caracterizaba, sus ojos verde-azulados tan hermosos como un océano en el ocaso, que combinaban con su cabello castaño oscuro y su piel blanca y suave. La actividad grupal comenzó, mientras que nosotros discutíamos y tonteabamos, pues era 6to grado, lo recuerdo muy bien, y apenas lográbamos prestar atención a clases con la suficiente seriedad, éramos apenas niños de 12 años en ese entonces.

Con el pasar de los minutos, logramos terminar una parte del proyecto, me detuve un momento para poder estirar mis brazos y piernas, al mismo tiempo que dirigía mi mirada hacia Alicia para contemplarla nuevamente, una linda sonrisa se dibujó en su rostro tras una burla que una de sus amigas nos comentaba sobre el temido profesor de matematicas, en eso, pude distinguir un olor particularmente extraño, curiosamente solo yo lo distinguía, pues nadie más se extrañaba como yo lo hacía en ese momento, movía mi cabeza de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, buscando indicios de donde podría provenir tal curioso olor.

En un momento, me agaché sutilmente, pero no tanto como para que mi cabeza termine bajo la mesa, unicamente asomaba mientras buscaba, hasta que algo curioso se dejó ver por debajo, una zapatilla blanca con detalles rosados yacía tirada en el suelo, inmediatamente reconocí el calzado, era la zapatilla de Alicia. Inmediatamente mi corazón se detuvo por un momento, mis ojos se agrandaron mientras volvía a levantar la mirada, todos mis compañeros continuaban charlando y tonteando, yo seguía siendo el único que percibía tal olor, fijé mi mirada hacia Alicia, ella miraba hacia abajo y movía su mano izquierda, como si fuese a quitarse su otra zapatilla, giró su cuerpo hacia su derecha y se volvió a acomodar nuevamente.

Decidí asomar por segunda vez debajo de la mesa, y ahora divisaba sus dos zapatillas en el suelo, levante la mirada, tomé un lapicero de mi cartuchera y disimuladamente lo resbalé a mi costado, de manera que trataba de fingir que se me había caido, para así agacharme con más naturalidad sin preocuparme por las sorpresas inesperadas. Una vez que me agaché, me preparé mentalmente para lo que podría estar a punto de ver con mis propios ojos, tan solo podía imaginar sus lindos pies a través de unos calcetines, sin embargo, lo que descubrí fue algo mucho más encantador, sus pequeños dedos bailaban por debajo de unos lindos calcetines color blanco, con figuras plateadas y rosadas, sus dedos practicamente me decían "hola" mientras Alicia los arrugaba y abría.

Ella se encontraba encogida sobre su asiento, se podría decir que estaba sentada sobre sus piernas, mientras se inclinaba hacia su derecha, por lo que sus pies apuntaban directamente hacia mí, Alicia movió su brazo por debajo para acomodarse el calcetin derecho que se encontraba suelto en su pie, sus dedos continuaban bailando y moviendose, me acerqué con mucho cuidado hacia su calcetin, hasta quedar a unos cuantos centimetros de ello, el olor era algo "mágico" por decirse así, para ese entonces nunca había olido los pies de una chica en mi vida, de hecho, nunca había tenido unos pies femeninos tan cerca en toda mi vida, y oviamente no desaprovecharía esta oportunidad tan tentadora. Primero, tomé una de sus zapatillas y la olí con algo de profundidad, su olor era tan especial, luego me acerqué delicadamente hacia el calcetin de Alicia, traté de controlar mi respiración, pues era bastante acelerada y más encima mi corazón estaba casi a mil, mi nariz se acercó a tan solo un par de centímetros de sus dedos, olí muy profundamente, mi mente estalló en sensasiones nuevas y placenteras que jamás había experimentado.

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