Esta anécdota se sitúa hace apenas algunos años, cuando estaba en 9no grado y tenía unos 14 años aproximadamente.
Tenía tanto calor por el día extremadamente soleado de aquel martes, que me senté a un rincón en las tribunas de la cancha de futbol para poder descansar, eran las 2 de la tarde, la clase de deporte había terminado. Mientras la campana del recreo timbraba, me dirigía hacia el comedor para almorzar, mientras tanto, Mónica me perseguía por detrás, hasta llegar a la cola del comedor, donde ambos recibimos nuestra bandeja y nuestra comida. Un par de segundos después, ella me preguntó si podía sentarse conmigo para almorzar, a lo que yo amablememte accedí, me adelanté hacia una mesa vacía que había en un rincón, mientras que ella conversaba brevemente con una amiga, me senté en una de las sillas y pude ver como ella junto a otros de mis amigos se acercaban para comer juntos.
Unas vez que comenzamos a comer, todos concordamos en lo horrible que había sido la clase de deporte de aquella mañana, pues fue un cansancio y un estrés agotador, fué ahí donde Mónica comenzó a burlarse y a parlotear sobre el profesor, mientras que por otro lado, podía darme cuenta de lo incómoda que se sentía, pues comenzó a despojarse de su ropa, primero su polera azul que siempre llevaba durante los recreos, después de unos minutos se desató la cola de caballo que traía en su cabello, y por último y sobretodo, noté cómo movía sus piernas por debajo de la mesa, miré justo debajo de sus tobillos y pude observar cómo sus talones cubiertos por un par de calcetines color rosa desteñido, asomaban fuera de su sucia zapatilla de deporte.
Poco a poco su pie asomaba cada vez más hacia afuera de su zapatilla, sin embargo cada cierto tiempo volvía a colocarla en su lugar, como si de jugar con ella se tratase, yo en aquel momento moría de la ansiedad por saber como se vería su pie por completo, aunque sea por debajo de unos lindos, sucios y sudorosos calcetines. Finalmente, después de un largo rato de sacar y meter sus pies en sus zapatillas, se despojó de ellas por completo, empujó fuera una de ellas con uno de sus pies, hizo lo mismo con la otra, hasta que sus pequeños pies quedaron suspendidos, colgado bajo la silla, mientras sutilmente se rascaba y movía los dedos juguetonamente para aliviar el cansancio de la mañana.
Yo disimuladamente los contemplaba de reojo por debajo de la mesa, hasta que el timbre de clases volvió a sonar, la hora de almuerzo habia terminado. Todos nos dirigimos al salón de clases, menos Mónica, quien al parecer se dirigía al baño de mujeres, cuando llegué al aula, ella aún no regresaba del baño de mujeres, pero sinceramente no me importó en ese momento, sin embargo después de unos cuantos minutos, pude ver de reojo a una silueta atravesando la puerta del aula, cuando me fijé en ella, me di cuenta que Mónica vestía ropa nueva, incluyendo sus sudados y sucios calcetines color rosa, pues ahora vestía unos color celeste con rayas multicolor. Ella se sentó y casi inmediatamente se quitó sus zapatillas, relajó sus pies y los apoyó uno sobre el otro, absolutamente nadie en la clase notó que Mónica estaba practicamente descalza, y se sentía extraño, pues era el único que la obserbaba con tanta atención.
Sus pies se veían tan adorables y sensuales que me hipnotizaron por el resto de la clase, por suerte ni la profesora ni los demás alumnos en el aula se dieron cuenta de mi actitud. Con el pasar de las horas, la clase continuaba, mientras observaba los pies de Mónica, hasta que tomé en cuenta un detalle importante, pues si se habia cambiado a unos calcetines diferentes, entonces sus sudados y olorosos calcetines color rosa ahora debían estar en su mochila de ropa, asi que decidí ejecutar un plan algo improvisado. Esperé a que ella se fuese del aula para ir al baño o cualquier cosa, de forma que e plan fuese algo más seguro, una vez que Mónica salió del aula me acerqué a su mochila de ropa, recuerdo perfectamente lo que ví dentro, había un sostén color celeste y al parecer estaba algo sudado, tambien habían un par de bikinis color rosa y celeste, algo interesante fué que encontré unas zapatillas como para jugar basketbol, pues hasta ese entonces no sabía que ella estaba en el equipo titular de la escuela (esto lo llegué a aclarar años después), y me di cuenta que igualmente estaban algo sudadas y olorosas. Continué buscando y rebuscando, hasta que finalmente encontré lo que buscaba, sus calcetines se sentían bastante húmedos y suaves al tacto, tan solo los olí y los disfruté por unos segundos.
A diferencia de la versión editada de esta historia, nunca me llegué a robar sus calcetines, pues conociéndola a Mónica yo sabía que levantaría un reporte sobre su prenda perdida y trataría de pedir una investigación, junto con profesores y encargados de seguridad (así de exagerada y preocupada era ella), donde yo muy seguramente no podría intervenir ni un poco, y si la seguridad de la escuela llegaba a descubrirme estaría en graves problemas. Lo único que hice fué oler y disfrutar de sus calcetines por poco menos de un minuto, hasta que regresé a mi pupitre y continué prestando atención a la clase.
Ahora se preguntarán, llegaste a apreciar u observar los pies de Mónica? La respuesta es si, pues a partir de ello llegué a describirlos en la versión editada de esta historia. Todo comenzó unos cuantos días después de lo sucedido, recuerdo que era un día soleado, aproximadamente las 11 am, toda la escuela había hecho un paseo a una sede de playa que teníamos para una especie de jornada, que duraría casi todo el dia, todos bajamos del bus, nos dirigimos a los baños principales y nos cambiamos a ropa deportiva para comenzar con las actividades.
Nos pidieron agruparnos por salones, todos llevaban ropa deportiva y sandalias o slaps, exepto una persona, ya saben quien.
"Mónica, donde están tus sandalias?" Preguntó nuestra tutora
"Disculpeme profesora, creo que las olvidé" respondió algo apenada
Y ahí los pude apreciar, eran de tez claro y al mismo tiempo combinaban con sus uñas al natural, sus dedos tan perfectos y tiernos se movían rascando la arena, mientras trataba de ocultar sus descalzos pies uno sobre el otro de una forma muy inocente. Yo quedé totalmente embobado, mirandolos y apreciandolos, básicamente el resto del día transcurrió de esa forma, todos realizaban actividades mientras yo apreciaba los pies de mónica, únicamente podía verla por la parte de sus lindos dedos, pero yo todavía quería el poder apreciar sus plantas, tenía una inmensa curriosidad por saber como serían, hasta que la oportunidad se presentó, volvimos a reunirnos por salones para una pequeña actividad, Mónica se sentó a mi lado, miré a mi costado y me di cuenta que ella estaba sentada de rodillas, por lo que sus plantas estaban expuestas en la parte trasera, me incliné hacia atrás un poco y por fin, los estaba apreciando, eran bellisimos y muy tiernos al mismo tiempo, su pie estaba algo sucio por la arena y su planta estaba rosada en la parte de los bordes, al mismo tiempo que movía sutilmente sus dedos y los arrugaba tiernamente, mi mente estaba en 0, solo pensaba en poder tocarlos y disfrutarlos.
Minutos después, probé un intento de poder tocarlos, o almenos por unos cuantos segundos, asi que disimuladamente moví mi mano por detrás, sin que ella ni nadie se diese cuenta, poco a poco apunté con mi dedo y comenzé a bajar con cuidado, hasta que sentí algo frio y blando, como si estuviese tocando una masa de plastilina, era su planta descalza, se sentía tan suave y tersa al tacto, y al parecer Mónica no era tan sensible en aquella parte del cuerpo, pues ni se inmutó a voltear ni sintió ninguna incomodidad al tocarla.
El día terminó, y todos subimos a los buses para regresar a la escuela, sin embargo, Mónica me regaló un último vistazo de sus lindos pies, pues al subir al bus aún continuaba descalza, mientras que traia su par de zapatillas escolares en mano, se sentó sobre su asiento mientras el bus arrancaba, y durante el viaje ella se fue colocando sus calcetines y sus zapatillas, hasta que finalmente regresamos a la escuela para que nuestros padres nos recojan.
Con el transcurso de los días de clase, a Mónica le gustaba quitarse las zapatillas mientras jugaba con sus pies, algo que noté con mucha oviedad desde aquel día, y eso me exitaba, pues no tenía que presenciar sus lindos pies en momentos especificos o días especiales, casi todos los días solía quitarse las zapatillas para estudiar, para los exámenes, en los laboratorios de fisica y de ciencias, incluso la ví una vez descalza durante el recreo, sentada en una banca mientras conversaba con una amiga.
El punto es que, Mónica sin duda se ha ganado un lugar especial en mi vida, no solo como una gran amiga que siempre recordaré con mucho cariño, sino también como una de las chicas con los pies más hermosos que he visto en toda mi vida fetichista, y eso claramente era un punto que debía destacar en esta anécdota.
*Para el próximo capitulo, les contaré sobre una chica con un detalle bastante curioso sobre sus pies, y la verdad era algo muy interesante que me ponía extrañadamente exitado, nos vemos!*
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Anécdotas de Pies
Non-FictionEsta historia se centra en compartir algunas de mis experiencias y anécdotas de mi vida sobre el fetichismo de pies. Advertencia: Historia centrada en el fetichismo de pies, no se recomienda leer la siguiente historia si eres susceptible al contenid...