Esta nueva anécdota se sitúa a tan solo unos días después del capitulo anterior, como ya les había contado, mi hermana conoció de una forma no tan cálida mi gran secreto sobre mi fetiche de pies, pero bueno, por suerte no se lo tomó tan a la mala como lo pensé en un inicio.
Como cualquier fin de dia escolar me dirigí hacia la salida para regresar a mi casa en la movilidad, oviamente sin olvidar el poder observar los pies de Lucia durante el trayecto, y por lo general mi rutina de casa era casi la misma, llegar para hacer mis tareas y al final del día jugar videojuegos con mis amigos. Por lo general mi hermana regresaba algo tarde de la universidad, pero ese día le dio tiempo para regresar un poco más temprano a casa, una vez llegó nos saludó a todos y se dirigió a su cuarto para dejar sus cosas y cambiarse a ropa de casa, mientras que yo terminaba mis tareas de la escuela.
La noche finalmente cayó, para ese entonces mis tareas ya estaban terminadas y por fin podía encender mi consola de videojuegos para jugar con mis amigos, mis padres por otro lado, salieron un par de horas para ir de compras al supermercado, mientras que mi hermana estaba en su habitación, viendo su programa favorito en la televisión. El rato pasó, yo me divertía en la consola con mis amigos en línea, eran poco más de las 9 pm y mis amigos poco a poco se fueron desconectando, pues al día siguiente nuevamente era día escolar para nosotros y debíamos irnos a dormir temprano, a lo mucho nos quedábamos despiertos hasta las 10 pm, pero en fin, las horas de juego habían terminado y yo comencé a apagar mi consola de videojuegos.
Al cabo de unos minutos, escuché la puerta de la habitación de mi hermana abrirse, salí un momento al pasillo y pude observar cómo ella modelaba su linda pijama, un short moteado color amarillo y un polo corto blanco, que combinaban con sus croccs amarillos y sucios que siempre usaba para caminar por casa, además de llevar un par de calcetines invisibles con dibujos de ositos. Ella se dirigió a la cocina para prepararse un vaso de leche, mientras que yo simplemente la acompañaba, aprovechando el poder picotear algo de la cocina también.
Nos quedamos charlando por unos minutos, hasta que ella me dijo.
"Oye, aprovechando que mamá y papá no estan, quisieras masajear un rato mis pies?"
Oviamente no desaprovecharía esta oportunidad, que de vez en cuando Miriam y yo nos proponíamos en ciertas ocasiones como esta, así que muy entusiasmado le respondí.
"Ok ok, vamos a tu habitación pues"
Ella sostuvo su vaso de leche en mano y yo llevaba un paquete de galletas, al llegar a su cuarto me senté a los pies de la cama, mientras que Miriam se quitaba sus croccs con sus pies y se tumbaba en la cama boca arriba, quedó cómoda mientras terminaba de ver su programa en la televisión, sus pies quedaron frente a mi, aún cubiertos por un par de calcetines, pero seguían luciendo muy tiernos y lindos, mientras tanto ella movía sus deditos para aliviar el cansancio del día.
Antes que nada, tomé primero sus croccs y aspiré profundamente dentro de ellos para oler el aroma sintético y sudado de sus pies, sus croccs no habían sido lavados en un largo tiempo, y como era de esperarse mantenían un característico olor apestoso a pies, calcetines sucios y a plástico que me exitaba.
Luego me concentré en sus pies, presioné mi cara bajo la planta de sus pies encalcetados, y como podía darme cuenta, estaban un poco húmedos, al parecer no se había cambiado de calcetines al llegar a casa, y estos eran los que se había llevado puestos durante la universidad, cabe destacar que habían veces en las que a Miriam realmente le apestaban los pies, ya sea por haber caminado todo el día o por x razones, en esta ocasión le olian bastante, su olor se podría comparar a los de Lucía.
Me detuve por un momento para comer una galleta, mientras que jugaba con los dedos de ella, tan solo se reía por la sensibilidad y el cosquilleo, a la vez que frotaba sus pies sobre mis manos, luego muy delicadamente fui descubriendo sus pies, poco a poco asomaba su talón, luego la planta, y finalmente sus pequeños y lindos dedos juguetones, sin olvidar el color rosa que remarcaba todo su pie gracias al cansancio del día.
Una vez que sus calcetines quedaron separados, los tomé y me los guardé para olerlos antes de irme a dormir, volviendo al asunto, tomé ambos pies y presioné mi cara junto a ellos, se sentían cálidos y un poco húmedos, comencé a darles pequeños besitos, de forma que Miriam comenzó nuevamente a reir por el cosquilleo, y muy tiernamente arrugó sus plantas y sus dedos, está de más mencionar que este tipo de actividades le gustaban mucho a Miriam, le parecía muy grotesco y relajante al mismo tiempo.
Sumergí sus pies dentro de mi boca a más no poder, hasta que sus dedos quedaron completamente empapados (o casi) de saliva, mi hermana se habia quedado casi dormida, muy relajada por la sensación después de un largo rato, hasta que empezé a lamer y lamer sus plantas, de forma que le causaron un cosquilleo gigante. Casi inmediatamente ella comenzó a reir y gritar, al mismo tiempo que trataba de quitar su sensible pie de mi lengua, pero mi firme agarre la mantenia a mi merced.
Pronto los forcejeos se convirtieron en patadas, mientras esta se retorcía levemente sobre la cama, sus pies jalonearon hasta que logró safarse de mis manos, pero rápidamente sostuve su tobillo derecho, cambié de posición y sostuve su pie desde el talón y el empeine (parte de arriba del pie), y con mucha malicia comencé a hacer raspberries (algo así como hacer cosquillas soplando mientras pego mi boca en una zona de la piel) en la planta de su pie, nuevamente ella comenzó a patear y reirse hasta el cansancio.
Luego de unos minutos volví a parar y nuevamente sumergí sus dedos en mi boca, esta sensación no le causaba tantas cosquillas como cuando lamí su planta, pero era algo que podía tolerar sin problemas, esta vez tuve más cuidado y pude recorrer toda la zona de sus pies, empapándolos en saliva y dejándolos arrugados por la humedad.
El sabor de sus pies era algo roñoso, pero se sentía un toque salado y quesoso que se sentía exitante al tocar con la lengua,. Para terminar con la sesión, tomé un papel servilleta de la cocina y comencé a limpiar sus pies empapados, hasta que quedaron radiantes y muy arrugados, era como si hubiera salido de la piscina y sus plantas quedasen como pasas, luego acomodé nuevamente sus pies sobre la cama y comencé a masajearlos con mucho vigor, esta vez Miriam estaba al borde de la siesta, se había relajado tanto que dejó de mover sus pequeños dedos y de frotar sus pies sobre mis manos, a los cuantos minutos lanzó un bostezo y cayó tendida sobre su cama, cerrando sus ojos y respirando profúndamente.
Terminé por oler entre sus dedos y parte de su talón, todo olía genial, finalmente dejé descansar sus pies y me dirigí a su cajón de calcetines, donde tomé unos color amarillo con rayas blancas, se los coloqué lo más despacio que pude para no interrumpir con su sueño, finalmente les dí un pequeño beso a ambos pies, tomé mi paquete de galletas sin terminar y me retiré de su habitación en silencio, cerré la puerta con cuidado y me dirigí a mi cuarto para disfrutar de los calcetines de Miriam por un rato.
Y así fué, todo tranquilo pasó hasta masomenos las 11 pm, donde mis padres justo llegaban de las compras, y también habían ido a un centro comercial, por eso se habían demorado un rato más en llegar a casa, pero eso era de menor importancia, el punto es que escondí los calcetines de Miriam bajo mi cama, llegué al lobby donde los recibí y les ayudé con las compras, para finalmente cambiarme a pijama e irme a dormir cálidamente.
Al día siguiente me desperté temprano para ir a la escuela, todo tranquilo hasta que mi hermana me pidió los calcetines que le había robado la noche anterior, pues iba a ponerlos en el cesto de ropa sucia para lavarlos, yo muy considerado se los devolví, pero aún así queria sentir su tan apestoso olor, esto oviamente lo notó Miriam, por lo que me dijo susurrándome.
"Tranquilo *risitas*, ahora que regrese de la universidad tendré otra vez mis pies sudados, asi que si nuevamente nos quedamos solos, podrás jugar un rato con estos" me dijo mientras se levantaba el pantalón largo que llevaba, revelando un par de calcetines multicolor, aún no llevaba zapatillas puestas por lo que sus calcetines modelaron y sus dedos jugaron en el piso.
El simple hecho de recordarlo y apreciarlo me dejó muy ansioso y frenético, pero bueno, tenía que esperar casi todo un día más para poder disfrutarlos sin problemas, realmente tengo mucha suerte y al mismo tiempo muy mala suerte de tener una hermana tan comprensiva y curiosa que me entienda en las buenas y en las malas, quizá todo se haga ver perfecto pero oviamente a Miriam le incomoda que haga ciertas cosas con sus pies, y tenía sus defectos y debilidades, recuerden que todo esto es la vida real, y nada siempre será como uno quiere, eso solo el destino lo conduce.
*Hola! Que tal a todos! Como lo prometido es deuda, les traigo este capitulo con una vez más a mi Hermana Miriam, espero que les haya gustado y como siempre, nos vemos dentro de unos días con una nueva anécdota más*
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Anécdotas de Pies
Non-FictionEsta historia se centra en compartir algunas de mis experiencias y anécdotas de mi vida sobre el fetichismo de pies. Advertencia: Historia centrada en el fetichismo de pies, no se recomienda leer la siguiente historia si eres susceptible al contenid...