Introducción

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Expresarme con palabras nunca, en mis pocos años sobre este mundo tan viejo, ha sido mi fuerte. Siempre me desenvolví con una torpeza característica en cada uno de mis actos, moviéndome como si apenas estuviera naciendo en algo que podría compararse con un campo de batalla en donde otros cientos ya habían caído con anterioridad. Si me mantenía en pie era por pura fortuna y un milagro que desconocía en palabras generales.

Luego apareciste tú, quien avanzaba con gracia y sin miedo en el campo minado. Era como si no le tuvieras miedo a nada y tarde en entender que realmente era de esa manera. No estabas realmente asustado de la vida como muchos otros, la disfrutabas como nadie más a cada instante. Tratabas de tomar todo lo que pudieras de ella aunque trataran de evitarlo. Tenías un hambre voraz y no existía tiempo suficiente en esta tierra para lograr saciarte.

Hiciste que replanteara un millar de cosas en mi cabeza y una de las más significativas para mí fue la lluvia.

Nunca había pensado en la lluvia más que como un fenómeno de la naturaleza. Una condensación de vapor de agua en forma de gotas que caía a la tierra pero tú le diste un nuevo significado que iba a quedar en mí por siempre.

O mejor dicho, varios.

Ahora veo la lluvia como el significado de un nuevo comienzo. Que puede traer inesperadamente un torrente de cosas que antes ni siquiera sabíamos que necesitábamos. Era vida que bañaba tierra árida.

La esperanza se disfrazaba también de lluvia. Era una nueva oportunidad apareciendo frente a mis ojos, luciendo hermosa y casi profética, como si fuera un mismo regalo del cielo que me prometía una mejor vida.

Sin embargo, también era desolación. Como dije antes, era solamente un disfraz que se caía poco a poco y mostraba lo amargo de una realidad inevitable. Tomaba mis sueños y los destrozaba entre sus finas manos pero no puedo culparle porque ni siquiera era a propósito. Simplemente ese era el destino que estaba marcado mucho antes de que yo viera la lluvia caer.

Por último, estaba la lluvia convirtiéndose en una furiosa tormenta que arrasaba con todo a su paso. Destrozando lo que se pusiera en su camino, llevándolo con ella y dejándole arruinado. Se volvía un cruel verdugo por el simple hecho de existir como tal. Violenta, poderosa y salvaje. Aún me asusto cuando escuchó una tormenta golpeando contra mi ventana, pensando en que es tu furia con el mundo azotando en mi vida.

Para mí, la lluvia, en esas cuatro únicas formas, siempre serás tú. Diferentes etapas, momentos o situaciones, pero siempre tú.

Mi hermosa lluvia.  

Carta a una tormenta || NominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora