Aquella primera salida grupal fue solo el comienzo de muchas otras. Algunas con mis amigos, otras los dos solos en las cuales simplemente nos quedábamos hablando hasta la madrugada. En definitiva, las últimas eran mis favoritas.
Porque incluso el acto tan corriente de hablar contigo se volvía mágico, más cuando sonreías hacia mí o dejabas que tu risa invadiera el sitio donde estuviéramos.
— Jeno, estoy aburrido. — La voz de Jaemin le distrajo, haciendo que levantara la vista de sus cuadernos. —
El pelinegro estaba cómodamente recostado sobre su cama mientras miraba el techo. Tenía el cabello revuelto y la ropa algo desarreglada por estar dando vueltas sobre el colchón tratando de encontrar una posición cómoda.
Jeno suspiró, dejando sus cosas sobre el escritorio mientras le miraba. El chico en los últimos días había estado invadiendo su departamento como si se tratara de su propia casa. Honestamente, no le molestaba en lo absoluto y sus padres parecían estar encantados con el joven de bonita sonrisa.
— Te dije que debía de estudiar para mi examen.
— Me dijiste que solamente iba a ser media hora y ya pasaron dos. Estoy en pleno derecho ciudadano de quejarme por haber sido estafado.
Y aunque quisiera sentirse exasperado por su actitud, no pudo evitar reírse por sus palabras. Había siempre un tono ligeramente caprichoso en sus frases cuando no tenía lo que quería al instante, lo cual era extrañamente divertido.
Observó su reloj, notando que evidentemente había pasado demasiado tiempo con la cara entre los libros pero es que realmente no estaba logrando fijar las cosas en su mente. Sentía que por más que leyera y releyera las cosas un millón de veces, no podía llegar a aprenderlas bien. Todo quedaba con conceptos vagos en su mente que iban borrándose con el paso de las horas.
Quizás realmente no le vendría mal relajarse un poco y salir a tomar aire fresco.
— Muy bien, niño mimado, tú ganas. Salgamos de aquí un poco.
Jaemin sonrió enormemente en ese momento, sentándose rápidamente en la cama. Parecía realmente complacido de ya no tener que estar perdiendo el tiempo allí. Sin embargo, sus ojos fueron hasta la ventana. Ya era de noche.
— Está un poco frío ¿Me prestas una chaqueta? No quiero tener que regresar a mi casa para buscar una.
— Toma lo que quieras de mi armario.
Su respuesta fue tranquila mientras acomodaba todo. Iba a ser un dolor de cabeza tener que recogerlo todo cuando volviera así que prefería hacerlo en ese momento.
Escuchó como es que el menor se levantaba e iba hasta el closet, revolviendo el mismo.
— Esto me gusta.
Jeno volteó sobre su hombro a ver y esta vez volvió a quedarse sin habla pero con un motivo muy diferente que al de semanas atrás. Jaemin tenía su chaqueta roja, su chaqueta roja favorita que le costó años de ahorro poder comprar. La maldita chaqueta de Saint Laurent que Yang Yang le había pedido un millón de veces prestada y que siempre se negó a prestarle porque temía que fuera a arruinarla. Esa maldita chaqueta que cuidaba como si fuera su hijo.
— ¿Hay algún problema? — Jaemin le miró ligeramente preocupado de que este no estuviera diciéndole nada y solo le observara atentamente. —
— No, te queda bien.
Jaemin sonrió ampliamente, observándose en el espejo unos segundos antes de decirle que ya estaba listo para que salieran.
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Carta a una tormenta || Nomin
FanfictionNo existen palabras suficientes en cualquier lengua humana para poder describirte. Ni una eternidad me alcanzaría para escribir todo lo que significas en mi vida. Aprendí una nueva forma de amar en cuanto apareciste en mi vida. También conocí una...