✔︎ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 4✔︎

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ⁿᵃʳʳᵃ ˡᵃ ᵃᵘᵗᵒʳᵃ.

Desde su lugar, el joven solo podía escuchar los Llantos de su pequeña hermanastra mientras su padre le regañaba de manera algo dura, casi por los gritos mientras caminaba por toda la sala de el estar moviendo el teléfono de la joven, al igual que las llaves de aquel auto, claro, aún manteniendo todo en su poder.

— Y después de todo! Que planea decir en su defensa señorita? – Pregunto arqueando una ceja, de pie frente a la joven, con los brazos cruzados y una mirada intimidante.

— Nada papi... L-lo siento! – Termino por decir en un tono algo alto antes de dejarse caer de rodillas a el suelo cubriendo su rostro con sus manos.

El castaño casi se lanza a agarrarla antes de que su padrastro le hiciera una señal de que no le hiciera caso.
"un berrinche más para evitar las consecuencias" pronunció en un tono inaudible, solo le habían comprendido ya que había Sido lo suficientemente gestual.

— Lo siento, pero tú teléfono, tu computadora y tu auto quedan bajo llave hasta que aprendas a comportarte aún mejor, si necesitas alguna tarea, él puede dártela, si necesitas ir a algún lado, contando que no tendrás permisos de nada, él podrá llevarte, ahora ve a tu habitación. – Sin dar espera la pequeña rubia salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Un portazo resonó por toda la casa proveniente de aquella segunda planta, el más alto, miro a su madre y a su padrastro, soltó una risa nerviosa, señaló las escaleras y al obtener una aprobación subir corriendo.

Tocó la puerta de el cuarto de la joven unas tres veces antes de ingresar, busco por todos lados hasta que pudo ver un cúmulo de desesperación y llanto bajo aquellas mantas color vino.

— Que tonta eres, realmente lloras por un teléfono y un auto, nisiquiera tendrás que hacer los deberes, ahora serás tú quien gozará de tener todo hecho, copy paste girl. – solo se escuchó una vaga risa provenir dede bajo la sábana.

Suspiro pesado y simplemente se puso frente a lo que parecía el rostro de la chica, la abrazo aún viéndola hecha bolita y cerro los ojos unos instantes.

— Vamos a dormir entonces, cuando te sientas completamente bien, podremos hablar y buscar una solución – y solo dejo un beso en su cabecita.

— Gracias... – Susurro la rubia comenzando a quedarse dormida junto con su hermanastro.

ʰᵒʳᵃˢ ᵐᵃˢ ᵗᵃʳᵈᵉ.

— No hablaré más con ella ni con nadie que pueda causar un conflicto – Repitió el chico por millonesima vez mientras veía a la chica algo enojada intentando quitar el maquillaje de aquella camisa gris.

— Pero no lo entiendes! Ellas no van a dejar de hablarte, si lo hacen, las golpeas con la mochila – Ofreció como opción la joven Jade mientras sacaba ahora casi que espuma de sobre manera de aquella ropa.

— Te recuerdo que necesitamos mi computadora para los trabajos – Un suspiro pesado acompañado de un "llorón" escucho el castaño. – Luego veré como evitarlas, tranquila.

Y luego a la lavadora, ¿Cuánto detergente? ¿Era demasiada agua? ¿Sería importante si la casa se llenará o no de espuma?

Preguntas como esas pasaban por la cabeza de la rubia mientras iba metiendo todo lo que creía importante en aquella caja gigante que lavaba su ropa, a la vez que le repetía a el más alto.

— Cállate que yo sé hacerlo, nada se va a inundar, lárgate – Lanzo un trozo de jabón en barra a el chico el cual logro esquivarlo al instante.

— Desde ahora diré que no soy responsable de absolutamente nada – Comento el joven mirando hacia la cámara de seguridad que había en la casa.

Para algo bueno tenían que servir aquellas malditas, y que mejor que para salvar su pescuezo y sin querer lograr que su madre le diera unas clases de como usar la lavadora a esa testaruda cosa que tenía en frente.

— Que mierda será de ti cuando vivas sola, nisiquiera quiero conocer tu casa – Dijo antes de salir de la lavandera rápidamente.

— Tampoco es como que quiera verte allí! – Y así un tacón voló directamente a la espalda de un pobre chico.

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