Capítulo 4

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—¡Dios! Por poco y no reconozco a mi mejor amiga- Hablo Pau, cuando ya estuve dentro de su auto. Sonreí y la abrace.

—Tonta, te eh extrañado tanto. Me hacían falta tus palabras.

—Pero ya estoy aquí cariño- Acepto mi abrazo y luego nos separamos. Ella me miro sonriente. —Me eh enterado de tu discusión con Calle, hoy. ¿Qué paso?- Dijo mientras arrancaba el auto, suspire.

—Pues ah vuelto a decir una mentira. De esas que suele decir sobre mi. Entonces fui a buscarla, le grite, y termino por hacerme esto- Le enseñe las dos marcas y mi amiga abrió los ojos como plato.

—¡Dios mío! ¿Te dejaste?

—¡No! Pero no pude zafarme de su agarre!

—Ya veo- Dijo no muy convencida y dando vuelta en una calle.
—¿No me crees?.

—¡Claro que te creo, cariño!

—¿Entonces? Por que ese tonito.

—No es solo, que ya lo venía venir- Sonrió y la mire.

—¿Qué?- Pau Río.

—Tu estabas cegada por tu odio y repugnancia, que no veías las cosas. Calle ah estado babeando por ti, desde hace rato. Incluso las porristas, dijeron, que Calle dijo, que hacerte enojar lo excitaba- Me sonroje. —¿Ahora lo entiendes?.

—¡Si!- suspire. —Hoy pasaron demasiadas cosas Pau. Calle se tomo demasiada libertad conmigo- Pau levanto las cejas picarona.

—Uy! Esta noche será buena para ti Poché- Giro en una calle y después se estaciono frente a el nuevo local. Cuando el auto estuvo apagado, estuve apunto de salir pero Pau me detuvo. —Es un pequeño regalito, ya sabes de mejores amigas- Mire el pequeño sobrecito que había metido a mis pechos y reí. ¡Un condón! Pau no cambiaba.

—Pues te lo agradezco, pero no creo que tu pases desapercibida.

—Apostemos.

—¿Qué?.

—¡Si! Si te llevas a la cama a Daniela Calle, yo…

—¡Te llevas a la cama a Sebastián Villalobos!.

—¿Qué? ¡No! Lo aborrezco.

—Y yo a Calle- Levante los hombros. -¿Trato?- Le tendí mi mano y Pau la miro por algunos segundos. Después sonrió.

—Trato.

Bajamos del auto tomadas de la mano, y entramos entre la multitud. Apenas eran las nueve y las parejas ya estaban afuera besándose y tocándose. Reí para mis adentros. ‘Desesperados’. Pensé. La nueva disco-bar era demasiada grande y aún así estaba atragantándose de jóvenes. Había sillones en los costados, una barra de bebidas inmensa, una bola de disco arriba y solo con esa luz se veía en la pista. —¡Vamos a Bailar!- Grito Pau cerca de mi oído. No dije nada, solo tome de su muñeca y caminamos –de nuevo- entre la multitud hasta hacernos un espacio en la pista. La música tecno junto con algo de swagger retumbaba en mis oídos. Me deje llevar no por mis pensamientos, si no por mis movimientos.

Disfrutaba tanto del baile. Mis movimientos no eran exagerados, eran lentos y muy placenteros. Y aún lo mejor, era sentir la mirada de los chicos sobre mi cuerpo. Exploraban hambrientos cada movimiento, cada palabra, cada parte de mi cuerpo. Algo único y excitante. Pau se acerco a mí y pegamos nuestros cuerpos. Algo que siempre hacíamos y a los hombres les encantaba. Justo en ese movimiento, una mirada. Una mas pesada, a las otras. La podía sentir sobre mi. Sobre mi cuerpo. Entre abrí los ojos y lo vi.

Afuera de la pista, con una mano en su bolsillo y la otra sostenía una cerveza. Miraba detenidamente mis movimientos. Mordiendo su labio inferior, y con su mirada penetrante. Como si me estuviese desnudando con la mirada. Eche mi cabello hacía atrás y volvía mirarlo, pero ya no lo encontré. Suspire aliviada y Pau me dijo algo que no pude escuchar. Solo la vi alejarse a la barra de bebidas. Continúe bailando sin mucha importancia. Esta vez cerré los ojos dejándome llevar.

La música entro en mí y por un segundo me olvide de todo. Sentí ser la única. Aunque hubiese mas de 100 personas en la misma pista. No obstante, unos brazos se posaron en mi cintura, pegándome el cuerpo del dueño. Me estremecí al contacto y mire sobre mi hombro. Sonreí y me gire sin ninguna palabra alguna. Esta vez no caería, no esta vez.

Secret Sex CacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora