33. Aproximaciones

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¡Hola a todos y todas! Traigo la continuación, un poco atrasada, pero ya había dado aviso de eso.

¡Disfruten!

Advertencias:

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Capítulo 33. Aproximaciones

Levi había terminado por arrastrar al mocoso por esos pasillos blanquecinos con un agradable aroma a limpieza; la gente los miraba extraño, ya que al azabache poco le importaba estar jalando de la mano a un grandulón de más de un metro ochenta de estatura, pese a que él tan sólo medía uno con sesenta.

El universitario se había cansado de soltarle excusas nerviosas por prolongar este evento y, ahora que estaban frente a la puerta del cuarto de Isabel, podía notar que el mocoso estaba sutilmente pálido y sudoroso; bueno, el clima de ese día viernes estaba bastante soleado al ser finales de junio y el calor comenzaba a gobernar la ciudad de Stohess; pero supuso que el exceso de sudoración por parte del chico no se debía únicamente por el calor, sino por esos nervios que sentía de estar a punto de conocer a su hermana.

— ¿Dónde está todo tu valor, mocoso? — le provocó Levi, con una sonrisa ladina que logró sacarle un gesto molesto al chico.

— Me temo que lo uso todo contigo cuando intento que me pongas atención. — mencionó el moreno, tratando de sonar más confiado, pero las palabras salieron vacilantes y ni siquiera pudo levantar la vista del suelo. — Sé que esto fue mi idea pero... estoy nervioso y no sé... — comenzó a decir, mostrándose ya un poco inquieto.

— No me vengas con esa mierda, Eren. — seguido de eso, el azabache simplemente abrió la puerta, escuchando el jadeo ahogado que soltó el mocoso cuando él simplemente ingresó hasta la habitación.

Como siempre, la pequeña sala donde se encontraba Isabel tenía un sutil aroma a flores y un dulzor característico de su perfume mezclado con antisépticos. El sol ya no pegaba en su habitación, al ser pasado las tres de la tarde, pero no necesitaba todavía de los tubos fluorescentes que estaban en el techo para iluminar el lugar.

Inmediatamente, dirigió su vista hacia la chica de coletas pelirrojas que estaba sentada cómodamente en su cama, tapada con las sábanas blancas del hospital mientras parecía leer uno de los tantos mangas que le había traído la última vez que la fue a visitar. Le sonrió apenas sus ojos verdes lo miraron con cariño y, de la misma forma, ella le regaló una entusiasta sonrisa que siempre lo alegraba.

Sin embargo, unos segundos después el semblante de Isabel pasaba del entusiasmo a la sorpresa y curiosidad, y Levi no tardó en entender que se debía al mocoso que se había quedado parado detrás de él, bajo el marco de la puerta, alternando su vista entre el piso y la chica.

Criminal - [Ereri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora