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;; nota: cabe aclarar que algunas cosas que estén aquí NO existen en la vida real, así que no se hagan malos chismes para no terminar en Ventaneando.
























Una lluviosa noche de viernes, en Naejjimi, el bar más popular del barrio de Itaewon; Seúl. La música llegaba hasta la décima casa más alejada del lugar, los gritos resonaban por todo el lugar, al punto de quizá hacerte desangrar los oídos. A pesar de todo eso, el lugar mantenía una vibra agradable, como si vivieras ahí.

Algunas personas iban a Naejjimi a distraerse, otras a buscar sexo temporal y la minoría iba a encontrar ahí al amor de su vida, realmente esos pocos salían de ahí con hasta boda planeada.

Jeon Jungkook, el dueño heredero de Naejjimi ahora se encontraba viendo a todos los "invitados" desde uno de los balcones, las luces de colores iluminaban su rostro y su negra vestimenta. Reluciente, por cierto.

--Señor Jeon, ha llegado la banda ¿los ponemos?

Jungkook asintió levemente.

--Ya saben cual tocar.

--De acuerdo.

El guardaespaldas de la mayor autoridad se retiró a dar la orden para que el dj fuera sacado a regañadizas y la banda comenzara a tocar y cantar.

La melodía comenzó a hacer bailar a todos lentamente, conocidos o desconocidos, todos buscaron una pareja y agarraron lo primero que su mano tocara.

Jungkook seguía viendo a todos, feliz de que todos se tuvieran cierta confianza en el bar, hasta que un chico de la banda llamó un poco su atención: el baterista. Su aura estaba desconcentrada, pero por alguna razón seguía tocando muy bien. Sus ojos estaban cubiertos por su cabello color castaño oscuro el cual brillaba muy bien con las luces blancas del lugar; si acercabas un poco más tu vista podrías observar los labios rotos de aquel chico, acompañados con un poco de sangre pero no al punto de alarmar a todos.

Jeon achinó sus ojos para poder mirarlo mejor, sus brazos tenían algunos moretones mal maquillados, sinceramente se preocupaba de que lo llegaran a acusar a él por algún tipo de abuso, sabiendo su actitud.

Regalame tu corazón y déjame entrar a ese lugar
Donde nacen las flores, donde nace el amor...".

El vocalista comenzó a cantar, acompañado del coro de una linda chica, las voces de ambos combinaban tan bien que llegaban a erizar la piel de las personas que los llegaran a escuchar, como si de un embrujo se tratase.

La mirada de Jeon seguía en el baterista, el cual al parecer no se daba cuenta al tener miles de miradas más encima. Luego de un pequeño rato, Jungkook bajó del balcón para mirar más de cerca a la talentosa banda, mientras ellos seguían tocando y cantando, así pasaron varios minutos: la gente comenzaba a irse, ya no había mucha gente en la barra de tragos y estaban a diez minutos de cerrar, realmente se había entretenido.

--Muchas gracias por invitarnos, señor Jeon Jungkook.

El mencionado parpadeó varias veces y miró por última vez a la banda, todos éstos lo miraban con una sonrisa al parecer fingida antes de irse, asintió varias veces y en eso la mayoría de luces se apagaron. El bar estaba oscuro una vez más. Ahora esperaba ver por otra vez a aquel baterista que le causaba demasiada curiosidad.




























espero les guste OTRA nueva historia jiji
tengan un feliz domingo y lo que resta de este sábado, nos vemos próximamente. :3

labios rotos. --junghopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora