01 - Café por la mañana

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—¿Taehyung? ¿No es un nombre de chico?—Hoseok imitó su voz con un acento bochornoso y molesto, sus delgadas mejillas se inflaron para dejar salir una ruidosa carcajada recordando lo de la noche anterior y golpeó el volante del viejo auto de su madre con exageración—. Nunca creí que meterías la pata bien metida.

—¿Yo qué iba a saber?— Jin se defendió sin ánimos y hundiéndose más en el asiento de copiloto, sus ojos se cerraban solos y pelear con su primo a las seis cuarenta de la mañana no era lo que le apetecía aunque lo disfrutara casi todo el tiempo.

—Es como cuando le preguntas a alguien gordo si está esperando a un bebé.

—No le importó, ¿o sí?—refunfuñó el alto de cabello oscuro, un tanto molesto de la charla que el pelinaranja no soltaba desde la noche anterior. Hoseok simplemente rió de nuevo, pero ésta vez en voz baja contemplando el camino frente a ellos.

—Probablemente no, pero conociendo a Tae usará eso contra ti por el resto de tu vida.

Jin resopló y mejor se dedicó a ver por la ventana como se alejaban del sin fin de casas de aquel pueblo que hace años no visitaba. Sabía el camino de memoria, pero había muchos cambios que admirar como nuevas señales, casas más modernizadas y una que otro puesto callejero. Ya casi podría denominar ciudad a ese lugar. Era una mañana nublada y seca, no era tan fría como le pareció al abrir la ventana de la habitación que compartía con Hoseok. Le miró de reojo una vez más y lo observó tararear una canción en la radio; su tía le prestaba ese auto de dos décadas de vez en cuando solo porque el trayecto era corto y contaba con un permiso para conducir de aprendiz que consiguió el mes pasado que le dejaban usar solo si no salía del centro de la pequeña ciudad, no hasta que cumpliera los dieciocho en seis meses más.

Seokjin cumpliría dieciocho en diciembre, al menos internacionalmente, y nunca logró que su padre le enseñara a conducir para que en el momento en el que pudiese adquirir una licencia ya tuviese experiencia y pasara los exámenes. Igual, no creía poder tener un auto tan pronto y no podía creer que su tía confiara tanto en Hoseok como para prestarle el suyo, quizá ya había cambiado con los años y llevaba muchos de ellos sin frecuentarlo.

—Ups—se burló el chico tras frenar de pronto en un alto—, lo siento hyung— se rió, en verdad no lo sentía.

Jin retiró lo pensado y suspiró—: ¿Por qué me convenciste de ir a esa fiesta anoche?—se quejó consigo mismo añorando su cama.

—Que no era una fiesta, era una reunión—siguió conduciendo.

El alfa más alto bufó hundiéndose más en el asiento cerrando sus ojos cuando vio que ingresaban a un pequeño estacionamiento de un viejo edificio.

—Es la reunión del fin de verano, todos quienes extrañarán saber qué es la vida fuera de estudiar para la admisión a la universidad necesitábamos eso.

—¿Te va bien con eso? ¿Eh?

—Realmente no, pero tampoco tengo notas horribles—Hoseok le golpeó el pecho, llevándolo a la realidad de nuevo. Ya había parado el auto—. Vamos que es tu primer día y quiero reírme un poco más— escuchó al alfa menor de fuerte olor herbal abrir su puerta y acto seguido la azotó.

A tientas buscó cómo abrir la suya y aun adormilado le imitó.

—Bienvenido a mi reino— exclamó Hoseok levantando sus brazos haciendo que todos en el estacionamiento le miraran sin pena. Jin talló sus ojos acompañado de un bostezo muy al contraste del inigualable brillo que su primo soltaba, muy raro para alguien normal a las siete de la mañana. Lo consideraba un primo genial pero a veces sí ameritaba que le dieran un golpe para bajarlo a la realidad; Jin simplemente bostezó de nuevo e intentó mirar al cielo, el ambiente estaba sofocado como si de pronto fuese a llover le golpeó, la luz del cielo le quemó los ojos y los talló de nuevo.

Rumores  [JINTAE OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora