SIN NOMBRE

Donación

Winstor, Inglaterra.

23    de septiembre

9

- ¡Emma!

La pelirroja vio a su hermana frete a ella. «Dios, mátenme», pensó.

- Mmm... - musitó sin siquiera levantar su cabeza de la almohada.

- Son seis y media, levántate.

Emma gruñó. «¿Quién carajos tuvo la fantástica idea de que tengamos que estudiar a las 7 am?», pensó.

Si había cosa que le costaba a esta chica era despertarse temprano, si fuera por ella dormiría hasta las doce del mediodía. Si tuviera que contar todas las veces que había llegado tarde al colegio por dormirse, serian demasiadas.

Emma se levantó de la cama con los ojos entrecerrados y se dirigió al baño. Cogió su móvil y se dio cuenta que tiene tres mensajes en WhatsApp.

Dante:

Buenos Días Emma, ¿paso a buscarte?

Dante:

No te olvides de la tarea de física.

Dante:

¿Ya estamos bien, no?

Emma rodó los ojos. Dante podía ser intenso a veces, demasiado.

- ¿Sabes dónde está mi falda de porrista? – gritó Madison desde la habitación.

- Ni puta idea – soltó Emma -. Pregúntale a Lu – sugirió mientras se cepillaba los dientes.

Lu era la señora que trabajaba en su casa, estuvo con ellas desde que eran niñas, era como su madre.

Emma se miró al espejo. «Mierda, me veo como si me hubieran pasado cinco autos por arriba», se quejó. Cuando se levantaba siempre sentía que sus ojeras se marcaban como si no hubiera dormido por 3 días seguidos. No tenía otra opción que ponerse un poco de corrector de ojera. Pero antes decidió poner un poco de música, eso siempre le ayudaba a asimilar que tenía que ir al colegio, lo odiaba.

Tomo su celular y reprodujo Ain't Shit de Doja Cat. «Carajo que buen tema», pensó. Y comenzó a cantarlo mientras se retocaba sus malditas ojeras.

Una vez que terminó el sacrificio de esconder su cara de zombie, salió a su balcón. Hacia un poco de frio. Emma deseaba que cayera nieve lo más pronto posible, le encantaba. «Oh no, tengo que terminar el puto trabajo de física», se acordó. Si había algo que la pelirroja odiaba era física, Hugh que materia tan aburrida. Para ella el colegio no tenia mucha lógica, pareciera que todos están en un trance, desperdiciando la mejor etapa de su vida, «¿por qué jamás nos cuestionamos el estudio? – pensó –. Simplemente seguimos todo lo que nos dicen, pero ¿qué tanta lógica tiene todo esto?, ¿evaluar nuestra inteligencia en una fucking calificación, ¿Qué lógica tiene decidir nuestro futuro a los 17 años?, ¿y si no quiero seguir estudiando?». Emma tenía mucha mierda en su cabeza, pensaba demasiado en todo. Y una de las cosas que más pensaba era en el hecho de que no sabía que carajos hacer con su vida y su futuro; le daba nauseas siquiera pensar en eso. Deseaba que antes de llegar a ese momento cayera un meteorito o los extraterrestres la raptaran.

Saco su móvil y se fijó la hora, *seis y cuarenta y cinco*, ¡carajo!, se hacía tarde.

Decidió bajar a buscar algo de comer, o ver si Lu había hecho algo.

Salió de su habitación, bajo las escaleras, paso por el pasillo que dividía las diferentes salas de la casa; abrió la puerta de la cocina y entro.