21 de Mayo del año 2017
"¡Kaiser!" Grité al llegar a casa, y de inmediato escucho unas fuertes pisadas de mi peludo amigo. Baja por las escaleras casi con elegancia y al verme, se abalanza encima de mí.
Hoy era un gran día para mí, hoy cumpliría 17 años y a su vez, me mudaría de casa. Mamá y su pareja rentaron una pequeña casa para Kaiser y yo, cerca de mi nueva universidad. Iba adelantada un año, así que saldría con 17 años del colegio, no tenía de qué quejarme.
Mamá salió con su pareja a comprar unos cuantos ingredientes y un pastel porque al ser mi cumpleaños, querían cocinar como nunca, o eso había dicho la pareja de mi madre, quien amaba la cocina y repostería.
"Kaiser, ya quítate." Dije medio molesta, últimamente ha estado muy inquieto conmigo y ha mordido a muchísima gente porque han querido acercarse a mí. No sé a que se debe, el veterinario no me ha ayudado mucho tampoco, solo me dijo que es normal en ellos.
Si, si. Gracias por nada.
Subo a mi cuarto, con Kaiser pisando mis talones. Literalmente, estaba pisandolos. Me detuve a media escalera para regañarlo pero cuando estuve a punto de hacerlo, sus ojos me miraron con una falsa tristeza.
"Sé lo que intentas, y no servirá." Mentí, claro que su mirada haría que mi corazón se hundiera y finalmente terminaría diciendo que lo perdonaba. Era muy débil ante los animales. Y mucho más ante él.
Terminé de subir lo que quedaba de las escaleras, esta vez sin sus pisadas en mis talones. Iba a ponerme un vestido para esta noche, así que inmediatamente quité mi blusa, pero me quedé quieta al sentir una intensa mirada en mi espalda. ¿Qué no estaba sola?. Entonces me giro y lo único que veo es a Kaiser con una mirada penetrante, me hizo sentir incomoda, como cuando sentías que los posters de tu banda favorita te observaban, sintiéndome estúpida por pensar así de un animal, cierro mi puerta dejándolo afuera.
Pronto oigo su llanto, a Kaiser le gusta pasar todos los días conmigo, y últimamente pegado como lapa a mí. Hace unos meses comenzó a ocurrir. Primero, se apegaba a mí lo más que podía y cada vez que me iba a estudiar, lloraba. Lloraba sin parar durante todo el día, los vecinos comenzaron a molestarse y no tardaron en advertirme que callara a ese animal. Tuve que comprar un bozal y pronto se detuvo pues no le debió de agradar la sensación de tener un peso en el hocico.
Pero entonces, cada vez que salía a comprar la mercadería y él me acompañaba, le gruñía a todos los que se acercaban a hablar conmigo, él nunca fue un perro agresivo por lo que era notable el cambio que estaba sufriendo. El colmo fue cuando mordió a uno de ellos, la persona quiso poner una denuncia pero le rogué que no lo hiciera y sólo Dios sabe porqué aceptó no hacerlo.
[...]
"Cariño, la cena ya está." Mamá me despierta con un pequeño empujón. Miro la hora y veo que son las 11:11.
Pido inútilmente un deseo que jamás se cumplirá. Kaiser estaba dormido a mis pies y sin querer molestarlo, me levanto y camino a la cocina. Mamá estaba ahí sentada con una de sus típicas sonrisas.
"¡Mi niña ya tiene 17!" Exclama contenta. "Mirala, Mike. Está tan linda."
Entonces comienza a halagarme, y con ello, mi incomodidad aparece. No estoy acostumbrada a los halagos, además mamá lo hace con tanta euforia que me hacía sentir rara pero no era algo que le iba a confesar, no me atrevería a quitarle la sonrisa.
Un gruñido parecido a un llanto se escucha por toda la casa. Sé de inmediato de quien se trata.
"¡Aquí abajo, cariño!" Le grito a Kaiser. Y tan pronto como lo digo, aparece y se sienta a mi lado. Lo miro con adoración cuando pone una de sus patas en mi pierna derecha como pidiendo que lo acaricie.
"¿Ya lo has llevado al veterinario?" La voz de Mike interrumpe mi momento con Kaiser.
"Oh si, me lo explicó de distintas formas pero como no le entendí me dijo que está en su edad de "pubertad" ¿Puedes creerlo Mike?. ¿Acaso un perro como Kaiser pasa por algo así?" Suelto incrédula. "Sólo mira su tamaño, él no es normal."
Y lo que digo es cierto, medía casi un metro de altura. Si esa es su pubertad, no quiero saber como estará en su etapa de evolución completa.
Nos sentamos a comer, llenos de risa. Mamá estaba contando las cosas que hacía de pequeña, cosas que nunca creí que yo sería capaz de hacer. Según ella, agarraba la manguera en pleno invierno y mojaba a la gente que pasaba por la calle.
Si no lo recuerdo, no pasó.
Kaiser comía de su plato a un lado de nosotros, perdiéndose la diversión. Continuamos comiendo con uno que otro mal chiste y al terminar, sacamos el pastel del refrigerador. El timbre suena por la casa, sobresaltandonos a todos ya que nadie esperaba visita a las 12:02 de la madrugada. Mamá me obliga a abrirla y me quedo perpleja al ver a Tomás, mi vecino.
"Hola, Mack. Disculpa la hora pero acababa de ver en tu cuenta que hoy es tu cumpleaños y pensé que sería bueno darte un detalle" Dice emocionado, tendiendome un ramo de flores. Cuando estaba apunto de tomarlo, un gruñido nos sorprende desde mi espalda.
Me giro viendo a Kaiser quien se veía muy enojado, lo podía ver en sus ojos que parecían flamear de rabia. Me acerco a él y acaricio su cabeza, Tomás finge una tos falsa para volver a captar mi atención.
"¿Y...?" Miro dudosa el ramo, no me gustaba aceptar regalos pues hacerlo requería compromiso. "Adelante, es tuyo."
Dejo de darle vueltas al asunto y tomo el ramo de rosas que por cierto, olían genial, si bien no me gustaba aceptar regalos, me emocionaba abrirlos y aunque fuera una roca, me encantaba la sensación. Un nuevo gruñido sale de Kaiser pero lo ignoro. Me quedo un rato más hablando con Tom y cuando decide que ya es hora de irse, se acerca con intención de besar mi mejilla.
Todo ocurre muy rápido. Puedo sentir los labios de Tom en mi mejilla y al segundo después solo siento una brisa. Kaiser se encontraba sobre él y con un gruñido gutural, atacaba su pierna mordiendola. Y sin poder contener más mi molestia, estallo.
"¡Kaiser, basta!" Pero esta vez, él no se detuvo ante mi voz como antes y continuó mordiendo a Tom. Comienzo a desesperarme al notar que Kaiser parecía estar en su mundo, mis gritos debieron alertar a mi familia pues Mike, la pareja de Mamá, aparece a mi lado con una escoba en mano.
Entonces golpea con el palo a Kaiser. Él llora, soltando a Tomás. Se gira con el hocico lleno de sangre de mi pobre vecino y busca captar mi atención pero esta vez, me encontraba muy asustada para hacer algo, me encontraba paralizada por la brutalidad con la que había actuado. Mike levanta nuevamente la escoba haciendo que Kaiser se asuste y huya por el el bosque que nos rodeaba, perdiéndose de mi campo de visión.
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Kaiser; Mi Mejor Amigo.
WerewolfDicen que el mejor amigo del hombre es el perro, pero aquella cosa gigante no podía ser mi perro. ¡No, Señor! °°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°° Una historia sobre una chica y su linda mascota que no es lo que parece ser. Se prohibe el plagio...