Parte cuatro

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Nuestro desayuno fue bastante bueno. Kaiser, a pesar de lo arrogante que se había comportado al comienzo, ahora estaba aceptable. Porque si, a mitad del desayuno soltaba cosas lo suficientemente raras como comentarios obscenos.

Unas horas más tarde, ambos habíamos decidido echarnos en el sofá para ver alguna película en la televisión que por cierto, se encontraba en la pequeña mesa de centro pues no tenía donde más ponerla.

"Es extraño..." Murmuro para mí misma minutos más tarde.

"¿El qué?" Le presto atención.

"Esto, como crecí... Sabiendo que eras mi mascota, y ahora estás aquí." Suspiro, bajando la vista al paquete de papas que me había traído. "Sentado, y siendo un humano."

"Oh creeme, cuando desperté siendo esto, me asusté. Ya no estabas conmigo y no recordaba mucho." Suelta él, mirando por la ventana. "Sentí mucho miedo, no recuerdo nada de el día que escapé, tampoco del día siguiente. Sólo recuerdo haber sentido dolor..."

"¿No recuerdas nada? ¿Cuándo eras un per... un lobo?" Digo haciendo que sus ojos se conectaran con los míos.

"Obviamente no me refiero a todos los años que pasé contigo." Suelta con una expresión llena de burla. "Lo que no recuerdo son estos tres o cuatro días. Simplemente era un lobo, y de repente... esto."

A pesar de sus palabras, podía sentir que ocultaba algo, le conocía de toda la vida después de todo. Quería saberlo todo pues soy una persona muy curiosa pero esta vez me tomaría mi tiempo ya que esta misma curiosidad me solía llevar a situaciones donde metía la pata muchas veces -por no decir siempre- esta vez iría de a poco, quería hacerlo bien. Vuelvo a mirarlo y sus ojos ya no están como antes, ahora brillaban haciendo resaltar ese hermoso azul de sus ojos. Tenía que decir que se veía bastante infantíl ese brillo en él.

"¿Kaiser?." Llamo su atención, me mira con una sonrisa inocente, con ese brillo en sus ojos aún.

"¿S-si?." Mi corazón da un vuelco al oírlo hablar así, comenzaba a notar ciertas cualidades en él pero prefería evitar hacer suposiciones al no estar segura de lo que hablaba.

"¿Quieres salir hoy? Buscaremos un lugar para comer allá afuera." Él, alza sus manos en aprobación y me regala una sonrisa.

"¿Y p-podemos comer p-pastel de carne? Kaiser adora la carne y el p-pastel." En efecto, ya no tenía a un chico arrogante frente a mí, ahora tenía a un niño.

No, no. Un cachorro.

Los cachorros son agradables, los niños no.

"¿M-Mack?" Su voz me saca de mi burbuja, llevándose lejos cualquier pensamiento relacionado con niños, le miro y observo su rostro que se encontraba lleno de esperanza.

"¡Oh! Claro que puedes, Kaiser. Toda la carne que quieras será tuya." Palmeo sus hombros suavemente.

"¡Si, eres m-muy b-buena!" Grita emocionado, y sin darme tiempo a nada, deja un beso cerca de mis labios para luego correr escaleras arriba.

Me quedo un momento aguantando la respiración y procesando lo que acaba de ocurrir. Él no debió darse cuenta pero yo si.

"¡Estoy listo, v-vamos a comer!" Por lo que veo, ya no trae la ropa de antes, tampoco compré mucha, así que sólo cambió su pantalón y se puso un abrigo.

Toma mi mano y me lleva a la puerta casi arrastrandome, me mira emocionado esperando que abra la puerta. Pero se le olvida que yo seguía en pijama, lo miro con una ceja alzada y entonces sus cejas hacen lo mismo al entender.

"¡K-Kaiser lo siente! Ahora mismo te v-vestirá."

¿Qué?

Cuando iba a hablar, vuelve a tomar mi mano y me lleva a mi cuarto. Comienza a buscar cosas por mi armario hasta que encuentra algo de su agrado. Yo me encontraba quieta en mi sitio apenas procesando lo que estaba ocurriendo y sin pensarlo intento tomar lo que sea que Kaiser tenía en sus manos, pero logra alejarse a tiempo y me mira con el ceño fruncido.

Kaiser; Mi Mejor Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora