➝𝐈𝐗: 𝐔𝐧 𝐝𝐢́𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐨𝐬

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𝘈𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘦́𝘭 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘠𝘶𝘨𝘪 𝘴𝘦𝘳𝘢́ 𝘠𝘶𝘮𝘦𝘬𝘰. 𝘎𝘢𝘯𝘰́ 𝘭𝘢 𝘷𝘰𝘵𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘤𝘰𝘯 13 𝘷𝘰𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘦 23 。◕‿◕。



Habían pasado un par de semanas desde aquello. A la chica le daba vergüenza mirarle a la cara, era bastante incómodo recordar lo que hizo aquella noche. Sanemi, por lo tanto, se sentía igual de avergonzado y culpable.

Estuvo un par de días durmiendo junto a él, hasta que su madre, junto con la ayuda de sus hermanos, recogieron la buhardilla que usaban de trastero para hacerla su propia habitación. Recogieron las cosas viejas, limpiaron el polvo y las telarañas, y montaron muebles nuevos y decorados. También pintaron las paredes de blanco. (Imagen en multimedia)Su madre era realmente amable con ella al ofrecer el techo de su casa para vivir.

Sobrevivió esas semanas con ropa vieja de Sanemi, la cual era muy ancha y grande. Decidió que era mejor ir a comprar ropa cuando tuviera algo de su propio dinero. Encontró un trabajo a medio tiempo en un restaurante, a escondidas de la familia, claro. Iba con la tapadera de estar en un club. Se hizo amiga de los nietos del dueño, el cual eran de su edad e iba a su mismo instituto. Zenitsu era bastante baboso, y muy quejicoso y llorón, pero encontró cierto encanto en él. Y Kaigaku, era un gruñón molesto que se dedicaba a gritar y pegar a su primo, eso último la irritaba, pero ya tenía mano para tratar con gente malhumorada.

Era un viernes por la tarde, alrededor de las cuatro, y ella estaba sirviendo unos batidos a unos jóvenes.

Con cuidado de no derramar nada, dejó el pedido en su mesa, y se marchó deseando que lo disfrutaran. Lo que encantaba a la gente era su amabilidad y su belleza, además de su extraña peculiaridad en los ojos.

—¡Yugi!— exclamó un molesto Kaigaku.— Lleva esto a la mesa tres, con cuidado.— ordenó.

La joven tomó la bandeja negra con cerveza y un café. fue hasta la mesa tres. Casi se cae al ver que era el propio Akaza y Sanemi sentados juntos, mirándose con odio, pero Akaza tenía una sonrisa burlona en el rostro.

Quería decirle a Zenitsu que le sirviera a ellos, pero cada mesa era dinero, y necesitaba el dinero para ayudar a mantener a la familia que la había acogido. Soltó un suspiro y sé acercó a la mesa.

Dejó el pedido en la mesa, y en cuanto iba a salir pitando, Sanemi gritó.

—¿Qué coño estás haciendo aquí? ¿No estabas en el club?—

"Mierda."—maldijo la fémina.

—Shinazugawa-san... hola...—dijo con voz aguda con una sonrisa boba.

—Anda, pero si eres tú.—saludo Akaza.

Sus piernas temblaron de nuevo, por nerviosismo. ¿Qué coño hacían ellos dos juntos? ¿Se conocían? ¿Eran amigos...? ¿¡O enemigos!? Un millar de preguntas pasaron por su mente pero solo amplió la sonrisa y dijo un simple "hola"

—No me has contestado.—masculló Sanemi, notablemente cabreado.

—Ehh... yo...—

No sabía exactamente cómo explicarlo, y no se le ocurría ninguna excusa.

—¡Yugi! ¡Menos cháchara y más trabajo! ¿¡Por qué tardas tanto!?—por muy molesto que fuera que la gritara, agradeció mil veces al joven.

—Me tengo que ir.— hizo una reverencia y siguió con su trabajo.

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En cuanto acabo su turno, sobre las seis de la tarde, se cambio de nuevo al uniforme del instituto. Cuando estaba por salir con la mochila del instituto y el sobre con el dinero que había cobrado, la voz de Zenitsu la detuvo.

【꒰꒰𝐌𝐢𝐬𝐬 𝐰𝐚𝐧𝐧𝐚 𝐝𝐢𝐞】 || 死にたいミス || ᔆᵃⁿᵉᵐⁱ ˣ ˡᵉᶜᵗᵒʳᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora