Miedos, ayuda y amabilidad

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Con el paso de los días el fresco clima de primavera se quedaba atrás, dando lugar al cálido aire de verano. Pronto se dejaría de usar los sacos y las camisas de manga larga en los uniformes, pasando a las ropas frescas de verano, y por la cantidad de sacos colgados en los respaldos de las sillas, se necesitaba eso con urgencia.

Esa mañana la puerta del salón se abrió con la energía y felicidad del profesor de historia, quién saludó con ánimo a sus alumnos. Ellos se levantaron con pereza de sus asientos para saludarlo.

— Buenos días, jóvenes. ¿Por qué están apagados tan temprano? — preguntó cruzándose de brazos.

— Hace calor. — se quejó uno.

— ¡Pero si aún no empezamos el verano! — comentó incrédulo.

— Pero tenemos mangas largas.

El rubio llevó una de sus manos bajo la barbilla mientras soltaba un murmullo de duda.

— Podría hablar con el comité de moral para ver si es posible adelantar el cambio de uniforme. ¿Qué les parece?

La respuesta fueron comentarios de alivio y agradecimiento en general. Por esos pequeños detalles que tenía con ellos era que Rengoku Kyojuro era uno de los profesores más queridos entre el alumnado.

— ¡Bien! Ya que llegamos a un acuerdo, hay un anuncio que debo darles antes de iniciar...

El profesor se detuvo cuando la puerta del salón se abrió. Akaza nunca había seguido al pie de la letra el código de vestimenta, sin embargo ahora lucía las mangas de su camisa remangadas y su saco sobre los hombros, además de los primeros botones abiertos. Si antes ya intimidaba con su sonrisa, ahora que tenía una cara de fastidio era sencillamente aterrador, parecía que podía saltarle a la yugular a cualquiera que lo mirara mal.

— ¡Te voy a reportar! — le gritó Daki.

Akaza la miró, sus ojos dorados luciendo tan fríos y huecos que eran más una advertencia en sí mismos. Todos desviaron la mirada de él, sintiendo que podrían provocarlo si es que le hacían saber que estaban ahí. Daki incluso se lanzó a abrazar a su hermano, sintiendo que podría ser atacada en cualquier momento.

— Joven Soyama, tome asiento por favor. — pidió el profesor.

El pelirrosa desvió su atención al profesor, cosa que suavizó bastante su rostro.

— Buenos días, Kyojuro. — saludó con una sonrisa, entrando para dirigirse a su lugar.

— Buenos días. — respondió, resignado a ser llamado así. — Llegas a tiempo para escuchar lo que iba a decir, pero necesitas llegar más temprano.

Él no respondió, solo se sentó en su silla y recargó su mejilla sobre su palma, mirando soñador al profesor. Kyojuro aclaró su garganta con incomodidad, siendo ya ritual de todos los días el ignorar sus miradas.

— Como decía, hoy debo darles un anuncio. Ya quedó fijada la fecha para nuestro viaje escolar. Será la tercera semana de Junio.

En ese momento los murmullos emocionados comenzaron, algo que contagiaba al mismo profesor. Él era feliz cuando sus alumnos lo eran, por eso mismo se tomó unos momentos para que compartieran comentarios enérgicos entre ellos antes de llamar su atención de nuevo, preguntando por dudas.

— ¿Habrán las mismas actividades que el año pasado?

— El profesor Tomioka y yo estaremos planeando competencias entre ustedes que son un poco distintas que las del año pasado. Les pido que sean respetuosos. Además de eso las historias de terror y la prueba de valor serán como el año pasado.

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