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Decepcionado salió sin hacer mucho problema del que ya había hecho cuando fue ultrajado cuando supuestamente le eligió para pertenecer a la liga de concubinas. Lo que le llamo su atención fue que la mujer llamada Irene, quien era la encargada anteriormente de analizarlas, le pregunto una cosa que le dejo confundido, como si no le creyera lo que le decía.

— ¿Qué fue lo que hiciste?

— ¿De que habla?

La mujer parpadeo y le miro de arriba ha abajo, volviendo a decir. — ¿Cómo es que te dejo ir? Se veía molesto contigo cuando le faltaste el respeto de esa manera.

— Pedir respeto no es un crimen, puede que sea dueño del pais, pero no de mi cuerpo. — dijo casi pareciendo irritado cuando insinuó que si le falto el respeto, cuando el consideraba que no. — Además, solo se lo pedí. — cosa que no era tan cierta, solo lastimo su ego, su maldito ego y le hizo sentir muy culpable. Que en verdad no creía que un alfa actuara así, la mayoría era un montón de basura que ponía su orgullo y le deba un merecido a quien se atrevía ofenderle, pero ese no fue su caso. El parecía como si le hubiera afectado aquello que le dijo. Pero en fin, ya había pasado y le dejaron salir. Solo que esa mujer no lucia como si le creyese, y tampoco es como si le importara.

— P-pero.. Como.. El no da su mano a torcer, el-.. El nunca ha dejado a ir a ninguna.

— Sera por que ninguna ha tenido el valor de enfrentarlo.

— ¿Dices que lo  enfrentaste? ¿Qué le hiciste? — pregunto rápidamente.

Jinyoung suspiro y dijo. — Bueno, solo le dije que si me tomaría contra de mi voluntad provocaría asco en mi.

Irene abrió los ojos sorprendida. Junto a su boca que fue cubierta con su misma mano. Soltó una risilla después, para tomar su postura recta. — Vaya, te espera algo grande.

— No me espera nada, por que le dije que no aceptaría el puesto. — menciono con un tono firme, poniendo sus manos detrás de la espalda. 

Nuevamente la seguía sorprendiendo, por que tomo su ante brazo y lo aparto de la puerta. — ¿Sabes lo que hiciste, no?

— No, y no me interesa. Me tengo que ir, mi hijo me espera.

Entonces esta hizo un sonido como si se lo hubiera imaginado. — Ah ya veo entonces por que te dejo ir.. — soplo un suspiro. — Hubieras sido perfecto, y no te imaginas todo lo que te pertenecería.

— Mire, en serio ya me tengo que ir. Yo no tengo el tiempo de usted. Adiós. — se despidió saliendo para tomar el camino abajo para llegar a la puerta principal por la entro antes.

Irene solo pudo quedarse con la boca abierta. Mirando con el rabillo de sus ojos como ese omega varón se iba contoneando sus caderas que la verdad no necesitan ser movidas por que su curva estaba hecha y marcada, sin duda una de las debilidades y gusto del emperador. Que aun no entendía como lo dejo ir, apostaba a que hubiera tenido un acuerdo con el, pero sabia que si tenia un hijo posiblemente tenia un alfa con el y el respetaba mucho los vínculos y además era celoso con todas sus concubinas.

Entro dejando de lado al omega que ya iba bastante lejos, desapareciendo de su vista. Se encontró al alfa en el pensaba y no pudo contener su curiosidad y ganas de saber que había pasado con ese individuo que también se fue molesto. Pero cuando estaba apunto de preguntar, fue interrumpida por este que dijo.

— No preguntes. — suspiro desanimado pero no dejando caer su cabeza. Si no pareciendo que no quería dejarles ver a ninguno que se veía así. — Elije a cualquiera que te parezca y que entre mañana en la mañana a la casa con las demás.

Del Emperador ; JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora