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Durante el desayuno Jinyoung trataba de estar al pendiente de lo que Hyunjin comía, este aún podía ser algo inquieto y quería enseñarle modales para que no fuera maltratado a la hora de comer por el emperador ni por ningúna otra persona como las mujeres de la servidumbre. Aún teniendo ese puesto aún creían que eran de alto rango, pero solo servían para servir precisamente.

El alfa le miraba atento y tomó un sorbo de café, preguntando después. — ¿Cómo pasaron su noche? — dijo refiriéndose más a su hijo, por qué no faltó su mirada de obviedad al verle, ya que sabía perfectamente que estuvieron juntos toda la noche.

Miro a su bebé y sonrió. — ¿Cómo dormiste mi amor? — besó su mejilla. Su hijo masticaba con un pequeño trozo de pollo y lechuga.

— Estuve tiste po que no estabas.. — miro al igual al hombre que compartía la mesa con ellos y le sonrió incómodo. — ¿Cuando nos iremos a casa? — preguntó a su madre.

Jinyoung suspiró sin saber qué decir, si sabía pero no frente el alfa que le miraba alzando una ceja para saber exactamente qué le decía al pequeño. — Después te explico mi amor.

— ¿Por qué después? Dile al niño que este será su nuevo hogar. — le apuntó con su dedo, para después empezar a comer su arroz. En cambio Hyunjin se quedó confundido y en silencio esperando su explicación, si es que ese hombre decía la verdad.

— Prefiero hablar de esto a solas con mi hijo, su majestad. — insistió sin dar su brazo a torcer. No quería obedecerle tampoco, él no podía decirle qué decir o hacer sobre su hijo. Por qué precisamente eso no tenía palabra sobre su bebé. — Se lo expliqué llegando pero suele ser olvidadizo y ha de extrañar nuestro hogar, ¿no es así bebé?

Hyunjin asintió. Mirando con atención al hombre que imponía sobre la mesa, se preguntó por qué ahora hablaba tanto con su madre y por qué tenía un poco de su olor sobre el. Quería hacer muchas preguntas. Dio un bocado de su kimchi y suspiro mirando todo el lugar y las personas que estaban detrás de ellos, vestían un uniforme y detrás de ellos otros hombres como el uniforme del otro alfa que conoció su madre.

En la mesa se tornaba algo silencioso, o eso pensaba el alfa que le molestaba en cierta parte que el omega no tuviera tantas atenciones con él como lo solían hacer las concubinas favoritas en el desayuno. Pero creo que tendría que empezar a trabajar con el. Suspiro y dijo. — Te iba a informar, que tus lecciones empiezan hoy en la tarde con Sel, necesitas saber cómo atenderme.

— ¿No lo atiendan ya majestad? — preguntó Jinyoung tomando una servilleta y tendiéndosela a su hijo por que se manchó la boca. Para continuar comiendo sus huevos fritos. Sabían deliciosos y solo podía agradecer al cielo que él y su hijo tuvieran por fin que comer.

— Necesitas entender, que cuando eres el favorito debes de acercarme mis alimentos al plato y servirme como es debido.. Digo, si no es que quieras mudarte al harem con las demás.

Jinyoung giró su cabeza y sintió que su estómago se revolvió. No del susto, de la molestia. Sí que cuando quería podía ser un imbecil. Mira que venir amenazarlo a él. — Si quiere puede devolverme al mismo lodo donde me recogió, no le temo a las mujeres horribles que tiene como mascotas. — le sonrió igual, mostrándose igual de sonriente que el.

Jaebeom se quedó callado de pronto. No sabía qué decir ahora. Si, su intención era asustarlo, pero ahora sabe que metió la pata. Aún así el pobre omega no era nadie para hablarle de ese modo, ya tenía suficiente con Hyuna y su madre. Tenía que amaestrarlo ya sin ninguna duda. — Escucha..

La puerta se oyó fuertemente, y en eso entró el guardia con el Jinyoung conversó la otra noche en su habitación. Estos al verse se sonrieron. En tanto el emperador habló y se puso de pie para irse hasta el que igual se acercaba. — Que milagro verte por aquí, Jack.. Escuché que te diste una escapada ayer por la noche..

Del Emperador ; JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora