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Seulgi le había preparado excelentemente en todo lo que ella sabía sobre ello. Le llevó al baño y le ayudó a lavarse el cuerpo con jabones especiales con olor a lirios, incluso unto en su piel ungüentos aromáticos. Su cabello también fue arreglado y cepillado, decorandolo luego con unas flores diminutas alrededor de sus mechones.

Pará su vestido, le coloco esos especiales que utilizaban los omegas varones que preferían verse más delicados y bonitos. Eso le gustó en especial, tenían varias lentejuelas, y aberturas en sus hombros que era para verse más descubierto. Le coloco incluso un collar de oro con un lindo dijet de mariposa en el, y unos brazaletes ajustados a sus muñecas.

Observó a su niño desde el espejo en donde se veía, estaba aún dormido se veía cómodo entre tantos almohadones y sábanas suaves. Ya no tuvo fiebre desde el día de ayer, incluso ceno bien.

La chica sacó de su las cajonera una botella con un líquido dentro, que tenía a esencia a vainilla. Olía delicioso. Coloco un poco de gotas en su cuello y hombros, haciendo que olivera bien. — Perfume. — le comento Seulgi. — ¿Te gusta ese aroma o deseas otro?

Este está bien señorita.. Es agradable.

— Me alegro. — dijo ella dándole una sonrisa. Viéndole y suspirando para decirle. — Creo que estas listo.. ¿Te sientes listo?

Jinyoung asintió, pniéndose de pie; Seulgi le abrió la puerta y dejó entrar a una mujer mayor, se imagino que era la niñera que cuidaría de su bebe, la examinó rápidamente y le preguntó. — ¿Tiene experiencia en niños?

Esta soltó una pequeña carcajada pesada y le miró con un sonrisa burlona. — Tengo más experiencia en niños que tu querido..

¿Eso fue una ofensa acaso? Estuvo a punto de responderle cuando la señorita Seulgi le tomó del brazo y le miró reprendiendo cualquier respuesta repentina. — Se hace tarde. — solo asintió y la obedeció. Al fin y al cabo no venía a pelear. Venía hacer su trabajo, que era complacer al emperador.

Salió de la habitación y se puso en marcha como Seulgi se lo pidió. Ella iba delante de él explicándole ciertas cosas que al emperador podrían molestarle, temas o comportamientos. Aunque la verdad dudaba que le fuera hacer algo respecto a ello, ya que ya antes le había faltado el respeto y este solo se volvió más loco por él. Le era difícil decirlo, sonaba imposible que un emperador como el le atraerá un campesino como él.

Pasaron por su propia ala y entrarían a la del harem. Seulgi le detuvo y le comentó. — No le prestes atencion a lo que te digan, solo son concubinas celosas.

— Bien.

Uno de los guardias abrió las puertas del harem y les dejó pasar. El ruido de las risas de mujeres llegó rápido a sus oídos, eran encantadoras, y no sólo sus risas sí no ellas mismas también. Eran omegas muy hermosas, con preciosos vestidos pasando de aquí por allá hablando entre ellas mismas. Pero al notar su presencia, pareciese que el ambiente alegre que tenían antes desapareció, poniendo sus peores caras contra él.

Si, se sintió intimidado. No podía negarlo, pero no podía bajar la cabeza, sería signo de debilidad y en verdad ya no quería problemas con nadie.

Una de ellas llegó y se paro justo frente de él, no dejándole pasar. Poniendo una sonrisa divertida cuando intento rodearle, pero aquella no cedía. Esta tenía caireles como cabello, y grandes senos, sin dejar pasar su pequeña cintura. Seulgi al ver que aun así seguía jugando, intervino. — Hyuna basta.. No es momento de jugar, su majestad Jaebeom lo ha pedido ver y no tenemos tiempo de tus tonterías.

Del Emperador ; JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora