Capítulo siete

20 0 0
                                    

-¡Un brindis! ¡Quiero hacer un brindis!- grité con fuerza para que mi voz se escuchara por encima de la música.

-Es el tercer brindis que haces esta noche, Miller- se quejó Mark.

Le aventé la botella vacía que tenía en la mano y tomé otra cerveza. Me subí a la mesa del centro de la habitación.

-¡Un bridnis!- grité. Todos se giraron y se callaron para escucharme- Un brindis por todos ustedes, queridos amigos, por los asquerosos profesores de nuestra asquerosa escuela, por las piernas de Lindsey, ¡porque esta noche las voy a ver bien abiertas! - le guiñé el ojo, pero ella dejó de sonreír. Traté de concentrarme en mis pies, apenas podía mantener el equilibrio- Y, un estúpido brindis para todas las zorras que dejan que nosotros los hombres nos metamos en sus pantalones - empujé la cadera hacía enfrente y coloqué las manos encima de un trasero imaginario- ¡A cambio de nada! ¡Viva el sexo y vivan las zorras!

Escuché que todos los hombres aplaudían, y un par de mujeres me gritaron insultos con sus vocecillas agudas. Mark me tomó de la camisa y me jaló, sin preocuparse por mi caída.

-¡Oye!- le grité mientras trataba de levantarme del suelo.

-Estás hecho un asco, Jared. Vámonos de aquí.

Tomé su mano para lograr incorporarme y comenzamos a caminar hacia la puerta.

Antes de entrar a su auto, me arrebató la cerveza que tenía en la mano. Abrio la puerta y me empujó dentro. Yo caí torpemente sobre el asiento del copiloto. Intenté ponerme el citurón de seguridad, pero lo dejé de inmediato; no podía ver nada y mis manos no respondían. Mark encendió el motor.

-¡Sí, vamos a un bar!- golpeé el tablero con emoción.

-Ni hablar. Vamos a tu casa para que puedas vomitar todos el alcohol que te has bebido hoy- olfateó en el aire- Y para que tomes una ducha, huele como si alguien te hubiera orinado encima.

Me reí, a pesar de que no estaba bromeando.

-Vamos con Lindsey. Hoy llevaba una falta negra muy sexy.

-Cierra la boca.

Silbé.

El viaje era silencioso, muy, muy aburrido. Encendí el estéreo pero Mark lo apagó de mala gana.

-Jared, por favor, tienes que parar.

-Está bien- alcé las manos como si tratara de quitarme la culpa- No música. No musica, no ruido; viaje aburrido.

Mark puso los ojos en blanco.

-No me refiero a la música. De verdad Debes parar.

Me enderecé y traté de pisar el freno en mi auto imaginario. Mark me dio un golpe en el brazo.

-Carajo, no es gracioso- me dijo.

Yo alcé las cejas.

-Tienes que dejar de hacer todo esto. Dejar las fiestas, las mujeres, el alcohol y cualquier otra cosa que te hayas metido ésta y todas las noches anteriores.

Levanté el dedo índice y lo puse sobre su boca. Él frunció el ceño pero no apartó la mirada del camino.

-No me voy a separar de lo que me hace feliz- me acurruqué en el asiento.

-Claro, porque despertar todos los días sin recordar lo que hiciste la noche anterior es lo mejor que te puede pasar. Acéptalo, Jared, estás jodido- parpadeé varias veces, no podía distinguir sus ojos de su nariz- Ésto no es bueno; es divertido por un rato, y Dios, sí que es sexy ver a todas esas chicas acercarse a nosotros con la esperanza de que las llevemos a "un lugar más tranquilo", pero ya es suficiente. Creo que debes de enfrentar lo que en realidad está pasandote...

Good EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora