Capítulo tres

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Jared

David se sentó junto a mí. Llevaba unos jeans y una camisa de cuadros. Sacó su libro de historia y un lápiz.

-No suelo tomar apuntes- me dijo en forma de disculpa.

-Yo tampoco.

Él sonrió y se acercó.

-¿Sabes qué es lo que vendrá en el examen?

Miré a mi alrededor, asegurándome de que nadie me viera.

-Prométeme que no le dirás nada a Brad- David asintió lentamente con el ceño fruncido. Saqué del fondo de mi mochila un pedazo de papel doblado y se lo dí.

La expresión de David cambió cuando comenzó a leerlo.

-¿Cómo lo conseguiste?

Me rasqué la barbilla.

-La hija del prefecto. Su padre cuida los exámenes para que nadie los vea antes del día de la evaluación... Y descubrí que a ella le gusta el chocolate derretido, si sabes a qué me refiero...

-¿Te acostaste con ella sólo para conseguir el examen?- me preguntó.

Yo levanté las manos.

-No, sólo me acosté con ella. No sabía que era la hija del prefecto hasta que comenzó a hablarme de ello. Estábamos recostados sobre el sofá y le dije que tenía que irme, así que hizo todo lo que pudo para retenerme.

David sonrió.

-De verdad, no sé cómo lo haces.

Yo sonreí también.

-No le diré a Brad, pero sabes que tampoco te dejaré usarlo, ¿verdad?

Asentí.

-Lo sé, pero me gustaría tomarlo como referencia.

David asintió.

-Está bien. Entonces, ve a la página 63.

El libro de David estaba lleno de garabatos: Círculos, cubos, logos de videojuegos y letreros de Peligro. Me concentraba más en lo que él había trazado sobre el papel meses atrás que en lo que estaba impreso, pero debía de hacer un esfuerzo, debía de aprobar el examen.

-Lo lamento- dijo David mientras retiraba su mano de mi pierna, donde la había dejado durante varios minutos- La costumbre, supongo- se encogió de hombros, pero se sonrojó de inmediato- N-No quise decir eso, me refiero a que Brad, bueno, tu y él son muy parecidos, y-y estoy acostumbrado a tocarlo- se exaltó y levantó las manos- No es que lo toque, bueno, sí, tenemos contacto físico, es decir, nos acariciamos, p-perdón, no me refería a eso... 

Me reí.

-Está bien.

-Lo siento, Jared. No me refería a eso, de verdad.

-Está bien, David.

Su cara todavía estaba enrojecida mientras él respiraba profundo.

-Jared...- aparté la vista del libro y lo miré- Yo sé que no es apropiado hablar de esto ahora, pero de verdad agradezco todo lo que haces por Brad y por mí.

Me quedé estupefacto.

-¿A qué te refieres?- pregunté con ciudado.

-Ya sabes... Todo. Nunca le has dicho nada a nadie, ni siquiera a tu padre, y no te alteras cada vez que Brad y yo estamos juntos, no nos juzgas.

Me encogí de hombros.

-Bueno, siempre les digo que son un par de maricas...

David rió.

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