Delilah, joven estudiante de psicología, no está en busca de amor. Sólo quiere centrarse en sus estudios y terminar su proyecto final de psicología hasta que conoce a Kepa Arribalazaga, joven español que está cayendo profundamente en una depresión d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kepa retiro sus manos de su cara y apoyado del tubo se levantó del suelo. Delilah se levantó rápidamente y lo envolvió en un abrazo. Esta vez Kepa no la empujo sino correspondió y siguió llorando sin parar. En ese momento Delilah sintió que tenía que ayudarlo, que tenía que hacer algo por él porque Kepa sí le importaba aunque apenas lo conociera. Desde el día en que le ayudo aquella tarde no salía de sus pensamientos. Para poder sentirse mejor tenía que hacer algo. Pensó por un momento en la idea que tenía acerca de utilizarlo para su proyecto final. Sabía que él era el indicado para eso, que podía ayudarlo, aprender y poder graduarse si tomaba la oportunidad aunque tal ves Kepa no estaría bien con eso. Pensó de nuevo, si no le decía Kepa no tendría porque enterarse. De todas formas de verdad quería ayudarle.
— necesitas ayuda — dijo de repente.
Kepa se puso tenso.
— No estás bien y creo que es un buen momento para brindarte la ayuda que necesitas ¿no lo crees?— preguntó con una sonrisa mientras aún lo abrazaba.
— ¿ayuda? — cuestiono con voz algo más grave de lo habitual. — ¿a que te refieres con eso? —
— Me parece que necesitas un psicólogo. Yo estoy estudiando psicología y no tendrías que ir a uno sino podrías venir a mi casa y solo tener conversaciones si te sientes mejor así — sonrío pensando en la idea que tenía en la cabeza, pero a Kepa eso no le gustó.
— No necesito una psicóloga —la miró con una mirada que ella nunca había visto en el poco tiempo que lo conocía. — eres igual que los demás — comentó. Kepa se volteó para irse, pero Delilah le agarró fuertemente del brazo. Se volteó a verla sorprendido.
— Necesitas ayuda, por favor.., déjame ayudarte...— lo miro a los ojos, pero ni con eso pudo convencerlo.
— no la necesito — dijo detenidamente mirándola con mucha furia.
Kepa saco su brazo de las manos de Delilah y se marchó enojado. Delilah se sintió mal. Lo único que había querido era ayudarle, pero al parecer no era lo suficientemente buena o tal vez Kepa no podía admitir que necesitaba ser ayudado. Con un taco en la garganta Delilah se retiro del edificio sin decirle nada y mucho menos sin despedirse de Kepa. Se montó a su auto y estuvo pensando en lo que acababa de pasar durante todo el camino a casa. Se sentía decepcionada de si misma y tenia algo de coraje también. Delilah se bajo del auto, subió en el ascensor y entró a su habitación arrastrando los pies no por el cansancio sino por el enojo que llevaba encima y cuando abrió la puerta se encontró con Gina sentada en la cocina junto con un vaso de agua.
—al fin llegas — dijo mirandole de arriba a abajo. — ¿en donde estabas? —
—ni me preguntes — dijo sentándose en el sofá.
— pues ya lo hice y estoy esperando tu respuesta — bebió un poco de agua y movió la silla para poder ver a Delilah bien. — ¿qué tienes? —
Delilah la miró.
— no es nada.. — dijo entre dientes.
Delilah no quería decirle a Gina en donde había estado toda la mañana. Si se enteraba de que había ido a un entrenamiento privado del Chelsea sin ella tal vez se enojaria muchísimo y peor si se enteraba de que había sido invitada por Kepa Arrizabalaga. Por alguna razón a Gina le caía horrible con tal solo escuchar su nombre la ponía de mal humor aunque a este punto la mayoría de los fans del equipo lo detestaban.
— ¿y bien? ¿No vas a decirme? — alzó las cejas.
Delilah no pudo guardarlo más.
— Bien, te diré en donde estaba.. —
Gina soltó el vaso de agua y froto las manos con mucha emoción.
— Estaba en un entrenamiento del Chelsea...—dijo rascándose la nuca.
Gina abrió bien los ojos y la miró muy sorprendía.
—Delilah Fernandes, te desconozco...¿que hacías en un entrenamiento del Chelsea tú sola? Más bien...¿porque fuiste sin mi? — Gina cruzó los brazos y se bajo de la silla. Camino hasta el sofá y se sentó junto a ella.
— Es que era privado y me invitó alguien — se encogió de hombros.
— ¿alguien?...¿quién? —
El silencio en la habitación se volvió más alto de lo que estaba. Los apartamentos solían ser muy silenciosos, pero no tanto como en esa ocasión. Gina pareció saber de quien se trataba.
— Ya se — dijo y se levantó del sofá rápido.
— ¿quién? —el corazón de Delilah comenzó a acelerarse.
—Kepa ¿cierto? —
A Delilah se le puso la piel de gallina y no supo como reaccionar. Miro hacia el suelo con la cara roja. Hubo otro momento de mucho silencio.
— sí...— respondió sin mirarla.
— me das vergüenza — Gina se levantó enojada del sofá. — mi mejor amiga saliendo con el peor futbolista de la historia —
— ¡No es mi novio! — gritó Delilah levantando la cabeza.
— entonces están saliendo— Gina cruzó los brazos y se acercó a ella enfadada.
— tampoco...—
—¿entonces? — Gina levantó una ceja.
Delilah se quedó pensando. No quería decirle acerca de nada, pero es que según ella Kepa y ella no tenían nada. Delilah solo buscaba una forma de ayudarle con lo que estaba pasando. No creía que ninguno de los dos se gustará y mucho menos lo creía ahora cuando vio como Kepa la había tratado. Entonces no tenía absolutamente nada que esconder y tenía muy claro de que hablaba con él solo para ayudarlo.
— Pues después de todo lo que paso he querido ayudarle...ya sabes...estoy estudiando psicología y pensé que su situación podía ayudarme de alguna forma — le explicó a Gina.
Gina se río a carcajadas.
— ¿entonces hablas con él para aprovecharte y poder terminar tu proyecto? JAJAJAJA — Gina siguió riéndose sin parar.
Delilah la miró con enojo y se levantó del sofá.
—eso no fue lo que dije...— dijo de mal humor mirándola seriamente.
— da igual, al menos no eres una tonta como yo creía. — respondió en forma se burla. Gina se fue caminando hasta la puerta del apartamento. De la área de los zapatos agarró unas sandalias y se volteó a ver a Delilah.
— Voy a salir, te veo en la noche — agarró su bolso que extrañamente estaba colgado de la manigueta de la puerta y luego se fue.
Delilah se quedó varios minutos pensando, de nuevo. ¿Que era lo que acababa de pasar? Sentía que era una mala persona por lo que había dicho. En ningún momento había querido decir que quería aprovecharse de la situación de alguien más para poder hacer un trabajo. Se escuchaba horrible, pero ¿esa no había sido la idea que había tenido hace unas horas?.
—¿qué está pasando conmigo...?—
Hasta aquí el capítulo de hoy ¡espero que les haya gustado <3 los amo 💞
