Capitulo 32

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El pequeño robot corrió en su pequeña rueda sin freno alguno para buscar a los dos subordinados en fuga para no presenciar su muerte y seguido que lo destruyan.

Reviso todos los lugares que podía, no dejo lugar sin antes haberse asegurado de no haberlos visto.

A partir de ahora solo le quedaban muy pocos lugares en donde buscarlos.

Ojalá logre dar con ellos.

Mientras más tiempo le tomaba encontrarlos, más se desesperaba Mamba y más mensajes de ella recibía de que por favor fuera más rápido.

Cosa que no le ayudaba en lo más mínimo.

- Tienes permiso para entrar. - habló Demencia bromeando mientras su compañero se ponía el condón. - Pasa adelante. - bromeó una vez más y río, andaba juguetona e impaciente. -

Desde hace unos minutos el científico había terminado su trabajo de dedos con ella y todo bien hasta que cuando comenzó a ponerse el condón Demencia no lo dejaba hacerlo por que comenzó a molestarlo.

Ese jugueteo envés de rebajarlo o causarle gracia lo estaban poniendo nervioso.

No le dijo nada y termino de ponerse el preservativos.

Ya iba a calmarla.

Ella estaba acostada boca arriba con las piernas alzadas y juntas.

La pose en la que estaba lo provocaba aún más.

Tomo sus piernas y las separo para posicionarse justo en medio de ellas.

- Gracias por el permiso. - le dijo para seguido entrar en ella. -

Ella soltó un quejido, sintió calido dentro de su vientre y seguido algo parecido a un punzón fuerte.

Él sabía que al inicio no podía ponerse a darle embestidas fuertes, así que se estaba conteniendo, estaba moviéndose suave hasta que pudiera ver conveniente ir con más fuerza sin lastimarla.

Cuando ya logro escuchar que ella gemia, gradualmente fue yendo con más fuerza hasta el punto que era inevitable que no sonará como que uno de ellos estaba aplaudiendo y ella comenzaba a decir su nombre casi como una suplica de que por favor no se detuviera.

Ella estaba fuera de si y inconscientemente había comenzado a apretar el miembro de su compañero cada que se movia dentro de ella.

- No te detengas. - le pidió con la voz totalmente cambiada y las mejillas completamente rojas. -

Se detuvo por un momento pero, no por que no quisiera seguir si no, más bien hacer todo se pusiera más intenso.

Tomo las piernas de la chica de nuevo y las puso alrededor de su cintura.

- No te sueltes. - le dijo al oído y a ella se le erizo la piel de escucharlo. -

Le encantaba todo esto, era tan atrevido, tan excitante.

Después de esto podía jurar que iba a querer repetirlo siempre que fuera posible.

Comenzó a embestirla de la misma manera.

A este paso ninguno de los dos aguantaría por mucho tiempo.

Pero, era conveniente que no tardarán más.

De ser así, correrían el riesgo de ser atrapados.

Él soltó un gruñido y su cuerpo aun en movimiento se relajó.

Sus movimientos se pusieron más suaves y la chica soltó el agarre de sus piernas.

- ¿Esto es un orgasmo? - le preguntó ella al rubio, toda agitada y acalorada. -

Atentamente, te odio®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora