Sin prisa, pero sin pausa

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-Hey, hey, hey. ¿A dónde vas tú con tanta prisa? [cuestionó Xingqiu mientras se veía obligado a sujetarlo en brazos para que no se cayera al suelo] ¿Qué parte de "tienes que descansar y recuperarte" no has entendido?

[Albedo lo miró con mal disimulada frustración. El alquimista había despertado del coma aquella mañana y ya en la tarde del mismo día trataba de volver a la normalidad. Xingqiu había tenido que parar de barrer para poder correr hasta la cama y detenerlo, ya que el cuerpo del caballero todavía no funcionaba apenas. El escritor entendía que aquello molestaba en exceso al rubio, pues su libertad de movimientos estaba terriblemente limitada]

-Necesito hablar con la gente del pueblo. Si me traen ciertos ingredientes, puedo crear algo para recuperarme antes. [sus ojos ya mostraban un poco más de vitalidad. La fiebre le había bajado mientras dormía y ahora lo que estaba presente era la impaciencia]

-¿Cómo vas a recuperarte antes del c-...? [Xingqiu suspiró. Era inútil tratar de hablarle del coma. Si bien el alquimista estaba más activo, todavía su mente era un caos] ¿Por qué no me dices lo que necesitas y se lo comento yo? Puedo poner un encargo si hay algún material difícil de conseguir. [sugirió]

-No. [la negación fue rotunda. El peliazul frunció el ceño al oírla. ¿Desde cuándo era Albedo el testarudo de la pareja?] Debo decírselo yo. Puede que piense un poco más lento, pero sé de sobra qué materiales sustituir por otros en caso de que no pudiera obtener los originales que quiero. Antes de que caiga la noche, debo tenerlo todo preparado. En 5 días, estaré completamente recuperado.

[El joven de Liyue chasqueó la lengua. Por muy milagrosa que fuera la fórmula que Albedo quería conseguir, era imposible que lo hiciera recuperarse en menos de una semana. Cuando alguien salía del coma, lo lógico era que estuviera meses o años teniendo que ejercitar su cuerpo para volver a un estado próximo a la normalidad. Y eso si no le quedaban secuelas. Ni siquiera sabía si el rubio tenía la movilidad afectada de alguna forma]

-Bueno, pues si vas a salir, necesitarás una chaqueta. No vas a pillar un resfriado. [el peliazul tuvo que ceder a regañadientes. Era peor tratar de hacer entrar en razón a su marido. Al menos si se hubiera escapado de la cama, habría salido con la camisa puesta. Xingqiu había tenido la prudencia de ponérsela mientras dormía] Y no admito discusión al respecto, mi Príncipe.

[Lo empujó suavemente para hacer que se sentara bien en la cama. No podía devolverle la chaqueta blanca, ya que todavía le quedaba remendar el bolsillo donde guardaba la piedra que le había regalado, así que no quedaba otro remedio]

-¿Por qué me das tu abrigo? [preguntó Albedo mientras Xingqiu se lo ponía. Ni aunque hubiera querido podría haberse resistido. Le costaba bastante mover los brazos] Puedo llevar el mío.

-Hmm. [el escritor se calló para pensar una excusa. Le abrochó bien la chaqueta al alquimista para evitar que sintiera frío] Tenemos prácticamente la misma talla. Solo soy un poco más alto que tú, pero eso no debería hacer que te quedara peor mi ropa. [ladeó la cabeza y sonrió satisfecho. No le quedaba nada mal aquella prenda] Si te preguntas por qué ahora vas a llevar mi chaqueta, es simplemente porque sé que en condiciones normales no la usarías. Tengo que aprovechar que no puedes pelear para poder disfrutar de este hermoso momento. Ehehe.

[Si Albedo aceptó o no aquella explicación, no lo dejó claro. Xingqiu le dio un beso en la mejilla. Si en un futuro el alquimista le robaba la chaqueta, sin duda estaría bastante feliz con ello, pues le daba cierta alegría verlo llevando algo suyo. Quien sabe, incluso podría intercambiarse los atuendos en algún momento]

-Y ahora te toca subirte a mi espalda si sigues queriendo salir. No puedes andar todavía y no hay otro modo de cargarte. Bueno, a no ser que quieres que te lleve en brazos y te vea todo el pueblo. [agregó, llevándose un dedo a los labios]

Cristales en el EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora