Capítulo 1: ¿Por qué lo hacía?

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Sábado y Domingo.

Los días que más odiaba en mi vida.

Raro no, deberían de ser los días que más disfruto, esos días no tendría que preocuparme por el instituto.

Claro eso era bueno pero lo malo es que esos días eran los que mi padre estaba en casa. No hay nada malo con eso, ósea es mi padre no está nunca en casa por los viajes de trabajo y todo eso, pero cada fin de semana ese hombre aprovecha para golpearme y adornar todo mi abdomen y espalda con moretones.

Nunca he entendido porque lo hace.

Me golpea desde hace 3 años, antes de eso yo era su princesa, pero algo cambio y ya no soy nada para él. Bueno quizá sea su saco de boxeo, en eso es lo que me convertí a lo largo de estos años.

Mi madre, por otro lado, no hace nada, él la amenaza con que le ara la vida imposible si ella dice o hace algo. Yo no quiero que le pase nada, ella... ella es mi soporte. Mi ancla.

Lo único que mi madre hace es decirme que tengo que ser fuerte que tengo que seguir luchando, demostrar que soy una guerrera. Siempre me repite que "Las princesas no lloran". Aunque eso se me hace imposible cada vez que mi padre me golpea.

La verdad es que, si trato de seguir adelante, es solo que la muerte me está enamorando poco a poco, y creo que en algún momento ella será la única solución.

Hoy es sábado, eso quiere decir que habrá nuevos golpes en mi cuerpo.

En lo único que podía pensar era en los golpes que mi padre me daría, y en como mi cuerpo se vería adornado por ellos.

¿Qué fue lo que cambio?

A veces solo pienso en escapar, pero luego pienso en mi madre y en que no la puedo dejar sola, ella sufriría demasiado, quizá no tanto como yo lo hago, pero mi padre la destrozaría, la dejaría en la calle o la mataría, ese hombre era capaz de lo peor.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que cuando mi madre entró en mi habitación no me di cuenta hasta que hablo.

- Él acaba de llamar, ha dicho que no llegara hasta la próxima semana- dijo la mujer sentada a mi lado- tiene demasiado trabajo.

- ¿Y eso se supone que es bueno? – me atreví a preguntar.

- Puedes salir al cine o ir por un café este fin de semana, puedes hacer algo normal-

- Normal- repetí con ironía- mi vida es tan normal-

- Hija sabes a lo que me refiero-

- ¿A qué te refieres? Porque no lo sé mamá, no puedes decirme que tenga un fin de semana normal sabiendo que el hombre que se hace llamar mi padre me golpea sin razón alguna cada fin de semana. Sabes que no puedo tener un fin de semana normal, al igual que no puedo tener una vida normal- dije con tono apenado.

- Solo fue una manera de decir, pero puedes hacer lo que quieras, él no vendrá de eso puedes estar segura- se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta- te quiero hija- dijo en un tono calmado y triste.

Cuando se fue, me tumbé en mi cama.

Luego de analizarlo un momento creí que sería una buena idea salir de casa a despejar la mente, podría ir por un helado, bueno no creo que sea buena idea considerando que es invierno, pero servirá para distraerme un momento.

Me levanté de la cama, tomé me abrigo y me puse mis zapatos para salir.

Fui a la cocina y vi a mi madre con Betty, la nana de la casa, aunque con mamá eran como mejores amigas.

No Solo La Muerte Enamora A Una Suicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora