O3 : Carlos

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A ese joven de lentes y de sonrisa tímida fue al que más le costó admitir su atracción hacia ese hombre mayor. Incluso se llenó de miedo al saber que estaba cometiendo algo incorrecto y posiblemente incómodo.

Pero no podía resistirse, ya no tanto como al principio.

Y él sabía mejor que nadie que fue lo que tanto le gustó; y es aquella forma tan bonita de mostrarle interés, de dedicarle un poco de tiempo, más esos tiernos besos en sus cabellos. Y es que Liam Payne era un hombre hermoso que encajaba en todo lo bello y maravilloso que pudiese existir.

Sabe que tiene más de perder que de ganar, pero ama estar al lado de ese hombre así sea solo para soñar con un futuro que jamás será realidad.

Justo ahora estaban viendo el álbum de la preparatoria de Liam, y Carlos sonreía cada que el hombre le contaba la historia detrás de cada foto. Y eso lo hacía sentirse especial.

Siempre se sentía especial si es que de Liam se trataba.

— Decían que era uno de los más hermosos de mi grupo, pero no creo que eso sea cierto. —Dijo mientras le mostraba una foto del que había sido su grupo. Carlos sonrío al ver el rostro de Liam chiquito con esa sonrisa característica de él.

Seguía siendo bello, y sabía que eso jamás se iría.

— No sea tan modesto, señor, porque yo no dudo que usted sigue siendo igual de hermoso que en su juventud. —Liam rió con algo de timidez, y Carlos bajo su mirada de nuevo a las fotos sintiendo pena. — Espero que mis comentarios no le sean molestos.

— Creo que has sido el único que se ha preocupado por eso. — Se removió en su asiento con una sonrisa pequeña, Carlos lo miró sin entender. — Digo, Christian y Luan suelen decir lo que sienten sin pensar bien en ello, y aunque es lindo, nunca sé cómo debería de interpretar sus comentarios.

— Tal vez no debería de 'interpretarlos' de alguna forma, ¿Cómo es que lo hacen sentir lo que ellos dicen?

— Bien. —Su sonrisa creció junto con ese rubor. — Me es muy agradable que alguien diga cosas lindas de mí... desde que él se fue ya nada ha sido lo mismo. — Suspiró decaído. Carlos apoyó una de sus manos en su hombro izquierdo y lo acarició.

— Él debió haber sido muy importante para usted — Liam asintió mientras llevaba una de sus manos a su mejilla, como si estuviera reviviendo algún recuerdo bajo el tacto de Carlos.

— Sigue siendo alguien muy importante en mi vida, aunque no tiene mucho de que se fue, para mí es como si hubiesen sido diez años de su partida.

Carlos lo entendió, diferentes motivos pero se sentían tan conectados. — No sabría que decirle, señor Payne, hay personas que se quedan enmarcadas en nuestro corazón de una forma tan única que parece irreal el amor. — Miró los ojos brillantes de Liam y sonrío sintiéndose avergonzado. — Pero amar a otra persona jamás podrá estar mal.

— ¿Hay alguien que se ha quedado metido en esa cabecita, Carlos? —Preguntó de forma dulce el mayor.

Carlos sonrío dejando a la vista sus hoyuelos, asintió frenético.
— Él es el hombre más perfectamente imperfecto que mis ojos han visto: desde esa forma a la hora de tratar a los demás, hasta sus acciones tan dulces que te dejan pidiendo más. — Suspiró. Liam le sonrió con ilusión. — Pero por más que mi corazón palpite al verlo, él no me amara de la misma forma que yo quiero.

— ¿Cómo sabes eso?

— Porque él siempre tiene su cabecita llena de esa persona que se ha ido, pero ha sido tan fuerte su recuerdo que lo sigue esperando día con noche; sus ojos brillan con ilusión cuando la luna se deja ver, su carita se llena de temor cuando piensa en no volverlo a ver. Pero lo principal, lo he escuchado susurrar un 'te seguiré esperando porque sé que vas a regresar' seguido de un rezo. Yo probablemente no lo entienda, pero me encanta la forma en la que se nubla con el deseo de volver a tenerlo. Y eso es más que suficiente para mí triste corazón que sigue soñando con tenerlo.

Le dolió decir eso, le dolió saber que jamás podrá tenerlo. Pero se conformaba con saber que podría ser parte de su vida, y él deseaba que fuera hasta el resto de ella.

Los hombros de Liam decayeron, su sonrisa tembló y Carlos temió no haberse callado. Se levantó apresurado y lo enrolló entre sus brazos, pudo escuchar los pequeños suspiros ajenos, sintió su cuerpo al temblar y se sintió mal.

Pero fue la voz de Liam la que no dejó que ese dolor tomará más camino.

— Ta– tal vez él jamás pueda amarte... pero siempre tendrás un pedazo de su corazón. —Carlos sonrío ante la ternura que seguía irrandiendo el señor Payne. —Eres realmente valioso, Carlos. — Y él le sonrió de vuelta. El menor se tomó el privilegio de besar los cabellos castaños de su mayor, para después quedarse en esa posición; su cabeza recostada sobre la de Liam y sus brazos en su cuello, la mano del castaño a veces acariciaba el brazo de Carlos, pero se sintió cómodo, se sintió correcto estar ahí. Para ambos lo fue.

El corazón de Carlos palpito de nuevo por ese amor.

Y el de Liam por aquel que una mañana de sábado de dijo adiós.

❛ 𝖸 𝖺𝗊𝗎𝗂́ 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗏𝖾𝗌, 𝗍𝖾 𝗌𝖾𝗀𝗎𝗂𝗋𝖾́ 𝖺𝗆𝖺𝗇𝖽𝗈 𝖺𝗌𝗂́ 𝖾𝗅 𝖽𝗂́𝖺 𝖽𝖾 𝗆𝖺𝗇̃𝖺𝗇𝖺 𝖾́𝗅 𝗋𝖾𝗀𝗋𝖾𝗌𝖺. 𝖯𝗈𝗋𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾 𝖺𝗆𝗈 𝖼𝗈𝗇 𝗍𝗈𝖽𝖺 𝗅𝖺 𝗉𝗎𝗋𝖾𝗓𝖺 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗑𝗂𝗌𝗍𝖾, 𝖺𝗌𝗂́ 𝗍𝖺𝗆𝗉𝗈𝖼𝗈 𝗌𝗈𝗒 𝖽𝗂𝗀𝗇𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗂. ❜

gracias por estar aquí, te amo

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𝖬𝗋. 𝖯𝖺𝗒𝗇𝖾 ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora