Christian no dejó su amor por Liam de un momento a otro, pero amó cada momento que su mayor le dejó estar a su lado aún sabiendo que su corazón latía acelerado.
Luan se permitió seguir haciendo esas pequeñas indirectas que ponían de todos los colores las mejillas de Liam, pero no olvidó que el corazón de su mayor pertenecía a otro.
Y siempre averiguó si eso incomodaba al bello hombre que hacía latir su corazón.
A Denial no le importó su corazón lastimado, pues él mejor que nadie sabía que jamás sería correspondido. Pero aún así, la mejor parte de su día era ver esa sonrisa de mejillas infladas en la carita de Liam. Más que nada, cuando veía lo bien que le iba en la cocina.
Veían como el hombre moreno abrazaba la cintura de Liam con total cariño, ese hombre no parecía tener ganas de soltarlo, y si ellos entendían muy bien lo que era permanecer lejos y después llegar y querer todo de regreso.
Era una agradable imagen, sumado a eso la risa del señor Payne que demostraba lo feliz que era.
Habían tantos sentimientos para describir, tantas lágrimas que rodaron por las mejillas de ambos castaños. Incluso el menor se había mostrado como un gatito meloso al ver a su padre.
Ellos no podían decir con exactitud lo bien que se sintió verlo de tal forma, muchos menos cuando vieron los ojos brillosos de Liam cuando vio lo que había tras la puerta.
Y era adorable la forma en la que se aferraban al hombre, el como esas sonrisas en sus rostros dejaban hablar más que las palabras.
Todos estaba completos de una buena vez; ellos estaban bien si Liam lo estaba, y la familia no podía estar más que llena al saber que estaban juntos después de tanto.
— ¡Mocosos, vengan! — Pidió Liam mientras acomodaba la cámara. Los acomodó rodeando a Zayn y este les sonrío sin poder evitar sacudir los cabellos del Zayn menor.
— Gracias por cuidar de mi esposo y mi hijo — Su voz era ronca, dulce y cálida. Ellos no dijeron nada, sentían vergüenza de haber querido ocupar un lugar que no les pertenecía. — No sabría que decirles respecto a lo que sienten.
— No sabíamos que Liam estaba casado, siempre asumimos que lo habían dejado. — Zayn miró con confusión a su hijo, el cual le sonrió apenado.
— No nos gustaba hablar sobre eso, y sin querer dimos a entender que habías abandonado a papá y que él no te había superado. Lo siento.
— De haberte ido de esa forma lo más probable es que si te hubiera superado por el coraje. — Agregó Liam con una pequeña sonrisa mientras se sentaba en el regazo del moreno. — Pero nuestro caso es distinto y amo el hecho de que estés aquí de nuevo. — Besó sus labios y le sonrió de vuelta.
Zayn no mencionó nada al respecto, entendía la posición de cada uno de ellos.
Se acomodaron para la foto, y Liam tomó todas las que quiso, demostrando que por fin eran esa familia que siempre soñaron. Los mocosos de Liam sólo vinieron hacer las cosas mejores.
La última foto que fue tomada, fue con esos chicos que seguían sintiendo a Liam en lo más profundo de su corazón; cada uno con una sonrisa de ojos rizados mientras se posaban más cerca el uno del otro.
Liam Payne o señor Payne, seguiría marcando parte importante de sus vidas, se quedaría como una foto en un cuadro: perdería el color, se haría vieja, pero seguiría intacta.