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Gruñí escuchando la bendita alarma de Jean, era lo que más odiaba en esta vida porque ponía alarmas y nunca las apagaba... ¡Que va! El menso ni siquiera las escuchaba.
—Apagala.
Escuchaba a Marco pidiéndole pacientemente que la apagara, su alarma no era más que una aplicación que si o si te obligaba a jugar "para despertar" y lo peor de todo es que el celular tenia clave.
La canción seguía sonando y mi paciencia estaba a punto de llegar a su limite.
—¡Que alguien apague esa estúpida alarma!
—¡Jean no quiere hacerlo!
Chasqueé la lengua subiendo las cobijas hasta mi cabeza. No entiendo porque pone alarmas un domingo después de una borrachera. La cabeza me quería estallar.
—¡Jean idiota ya apagala!
—¡Cállate Kali, estoy intentando dormir!— respondió con molestia.
¿Molestia? ¿Por qué carajos esta molesto? Oh ya se porque... ¡Porque no apaga su puta alarma! Escuchaba como Marco le pedía a Jean que lo hiciera, ambos estamos en desacuerdo con Jean por lo tanto siempre silenciamos su celular.
Pero anoche, se nos olvidó hacerlo. Y ahora estamos pagando las consecuencias.
—¡Jean puta madre! ¡Apaga tu estúpida alarma de mierda! ¡Es domingo!
—¡Ya lo se, mujer! ¡Como jodes deberás!
Un portazo me sobresalto, baje la cobija y mi puerta se abrió, solte una risa mirando a Marco todo ensueñado.
—Lo odio— gruñó dejándose caer en mi cama— Odio su estúpida alarma, dame cobija.
Rodé los ojos soltando las cobijas, de un solo tirón se llevó toda la que tenía abrazada.
—¡¿Cómo se apaga esto?!— escuchamos la voz de Jean.
—¡Tienes que desbloquear tu celular y jugar! ¡No entiendo porque carajos la instalaste!— respondió el pecoso intentando conciliar el sueño— Bájale volumen que quiero dormir, idiota.
Otro portazo me sobresalto, a este paso nos quedaremos sin puertas. Reze al Todopoderoso para que no viniera para acá sin embargo, mis súplicas nunca llegaron a su reino.
Gruñimos al unísono con Marco cuando la puerta se abrió y la alarma de Jean se escuchaba cerca.
—Largo de aquí Jean— mencionamos con el rostro escondido en las cobijas.
—No se como se apaga esta cosa— chasqueo la lengua.
—Dame eso— estire mi brazo esperando a sentir el celular.
Pareció dudarlo pues tardó algunos segundos que de convirtieron en horas. Una vez que sentí el celular en mi mano lo lancé con todas mis fuerzas contra la pared.
