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Señoras y señores con ustedes, la única e inigualable Petra Rall. Usaba un lindo vestido rojo con escote corazón dejando sus hombros al descubierto.
De un solo trago me acabe la copa de vino, los ojos de mis amigos no salían de la mujer junto al azabache. Y no son celos, debo aclarar, sino que era sorprendente verla aquí otra vez. ¿QUÉ RAYOS HACIA AQUÍ? Para haber estado alguna vez embarazada luce un cuerpazo... mejor que el mio me atrevo a decir.
—Ésto si que es una bomba— sonrió con malicia Yelena— Señores, Kali— dejó su copa a mi lado— Tengo trabajo que hacer.
Asentimos sin quitar nuestros ojos de Petra, cuatro años sin verla, cuatro años sin saber de ella. De un momento a otro dejó de llamarme, como si se la hubiera tragado la tierra y ahora estaba aquí sonriendo como si nada hubiera pasado. Jean imito mi acción bebiendo todo el líquido de su copa y Marco no dejaba de pestañear.
—¿Qué demonios hace aquí?— preguntó el castaño sin entender ni una mierda, ¡Yo tambiénqueríasaberlo!
Miramos a Marco buscando una respuesta, entreabria y cerraba sus labios como si quisiera hablar y después no supiera que decir, tuve que quitarle la copa antes de que la dejara caer.
—Mi-Mierda— balbuceo— Iré a hablar con la señorita Hange y Nifa, fueron ellas quienes se encargaron de los invitados. Pero estoy seguro de que ella no debía estar aquí, carajo.
Jean intento detenerlo con discreción pero salió hecho una furia buscando a las chicas, el castaño no tuvo más remedio que alcanzarlo antes de que perdiera el control. Si Marco no sabía era porque realmente ella no estaba en esa bendita lista, aunque él estar en ella implicaba que te dejaran pasar.
Volví a mirar en esa misma dirección y pude ver a la pelinaranja acercarse a mi con una falsa sonrisa, su vestido rojo largo mantenía una abertura en la pierna derecha, usaba unos guantes del mismo color dando un toque de elegancia, sobre ellos una pulsera de diamantes. Mierda se veía increíble.
Sonreí con la misma falsedad que ella besando ambas mejillas en forma de saludo, sus ojos desprendían arrogancia y odio. Su sonrisa era la mejor máscara que podía usar esta noche.
—Hace tiempo que no se de ti querida— tomo dos copas, una para ella una para mi—Desde aquella vez que huiste de mi feliz boda con Levi, fue una lastima que te botara después de usarte ¿No?
Bebió un pequeño sorbo, cambie mi rostro por uno neutral, no estaba dispuesta a mostrar alguna emoción o sentimiento de dolor o tristeza frente a ella. Sería dura como una roca, más fría que el hielo y sin duda, más venenosa que la picadura de una vivirá siempre y cuando me provocará.
—Lo probé, lo bote, fin de la historia. Nada interesante.
—Te botó— corrigió con una sonrisa— ¿Te dolió que me eligiera?
