Capitulo 21

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Como el restaurante quedaba cerca nos fuimos caminando, Angie siguió con su teatro y me tomó de un brazo mientas Amity y Matt iban tomados de la mano, que rabia sentía, así que opté por cargar a Angie, no iba a ser la única incómoda de los cuatro.

Al llegar nos sentamos y casualmente yo quedé frente a Amy, una vez que nos llevaron lo que habíamos pedido, Matt empezó a platicarle a Angie lo rara que es Amity para comer, al verla llevarse un pedazo de piña a la boca, recordé la vez que comimos en el hotel y entonces me quité el zapato y puse mi pie sobre su pierna, ella me miró frunciendo el seño y no pude evitar sonreír, debía reconocer que me encantaba ponerla nerviosa, así que, a pesar de que retiró su pie yo seguí con mi juego acariciando su pierna aunque la moviera, hasta que se levantó al baño.

Cuando salimos de ahí, a Angie se le ocurrió que fuéramos a un hotel a apostar, entonces regresamos a la casa por el auto, de nuevo ellos iban tomados de la mano y yo hice lo mismo con Angie que me dedicó una mirada de desacuerdo. En cuanto subimos al auto, Matt abrazó a Amity, no pude evitar mirarlos por el espejo retrovisor y enfadarme, como odiaba que ese tipo la tocara, así que en respuesta yo jugaba con Angie en los altos y a través del espejo me daba cuenta de la expresión que tenía Amity en el rostro, estábamos iguales, ambas nos moríamos de los celos, claro que ella sin fundamento, a diferencia de mí.

Al llegar al hotel, Matt y yo nos dirigimos a las mesas de póker y ellas se fueron a las maquinitas de dinero rápido, me sorprendió ver lo hábil que era Matt con las cartas, yo logré ganar mil dólares en una partida y en la siguiente él ganó el doble. Como ya era la hora de la comida dejamos de jugar y al encontrarnos con ellas Matt cargó a Amity dándole la noticia del dinero que había ganado, volví a sentir rabia al presenciar esa escena, es que al verlos así me daban ganas de golpearlo y decirle que ella era mía, que quitara sus sucias manos de encima, gritarle que yo no tenía ojos para nadie más, como él sí los tenía para esa tipa con la que se revolcaba y más rabia me dio cuando vi que Amity lo tomaba amorosamente de la mano y se alejaban.

Angie: Por dios, Luz, trata de controlarte – me dijo en voz baja.

Luz: Es que no soporto verlos así, me dan ganas de contarle toda la verdad.

Angie: Pues hazlo, sería lo mejor para todos, ya me estoy hartando de este jueguito, ten las agallas para pelear por lo que quieres, pero como mujer no como niña.

Luz: Aunque quiera decírselo, no puedo, está de por medio la reputación de Amity, no puedo hacerla quedar mal frente a él, tal vez no me lo perdone.

Angie: Entonces compórtate, si sigues así, Matt se va a dar cuenta, respira profundo y cuenta hasta cien en alemán.

El comentario de mi amiga me hizo reír, yo no tenía ni idea de ese idioma. Entramos al restaurante del hotel e Amity de inmediato se sentó frente a Angie, me ganó la risa, ella quería evitar a toda costa que la toqueteara por debajo de la mesa, yo moría por hacerle algo más que eso, pero tenía que aguardar hasta la noche, tenía que ir buscando el pretexto o el chantaje para estar a solas con ella otra vez.

Cuando terminamos de comer, Amity fue al baño y me le quedé viendo discretamente. Un par de minutos después yo también fui hacia allá, afortunadamente las puertas de ambas estaban una frente a la otra y era poca la distancia que las separaba, así que entré al de hombres y estaba vacío, esperé en la puerta y al momento que ella salió, la jalé y la metí a uno de los compartimentos.

Amity: ¿Qué te pasa?, ¿estás loca? – exclamó sumamente nerviosa.

Luz: Ya sabes que sí, no puedo estar un minuto más sin besarte.

Iba a replicar, pero mis labios callaron los suyos por medio de un ansioso beso que ella me devolvió de la misma forma, mis manos recorrieron su cuerpo y se posaron en sus senos que empecé a masajear, su mano bajó a mi miembro que fue acariciando de a poco, mi lengua viajó a su cuello y se lo mordisqueé ligeramente, un jadeo escapó de sus labios y volví a besarla para evitar que alguien escuchara lo que estábamos haciendo, la adrenalina la sentía al máximo en mi cuerpo, era grandioso hacer cosas prohibidas con ella, como ahora, en un baño público y con el novio cerca.

La verdad de Luz...  (Lumity)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora