Se encontraba de regreso en auto a ese campamento que había cambiado su vida, para bien o para mal.
Después de que Nevermore fue quemado, amenazado y casi destruido por un loco maniático que regreso de la muerte, se había decidido dar una especie de vacaciones forzadas mientras reconstruyen el campamento, por la seguridad de los estudiantes.
Pero el regreso a su amado "segundo hogar" no era la razón de la repentina ansiedad que llenaba a la chica rubia, pues después de su primera enlobación había notado cambios, algunos sutiles, otros no tanto.
— Papá, ¿ya estamos cerca?- pregunta por 4ta vez en menos de cinco minutos, mientras mueve suavemente sus dedos sobre sus piernas.
— ¡Por Dios sabe cuántas veces Enid!, ya te ha dicho tu padre que estamos cerca – menciona su madre con cierto estrés hacia la chica – mira, tus hermanos también están ansiosos por regresar pero no andan pregunté y pregunte cada 40 segundos, no se cuál es tu apuro en llegar.
— Es que quiero llegar primero que ella – dice en voz baja la rubia, casi como un susurro imperceptible para un humano común.
— ¡Claro!, Todo es por la chica ¿Verdad? – menciona su padre sin darle mayor importancia a lo que ha desatado su revelación en el auto.
— ¿Chica?–Voltea su madre inmediatamente –¿Qué chica, la gótica de las trenzas de la que has hablado con Yoko?
— ¡Mamá! Esas charlas son privadas – dice medio indignada la chica.
— Tus charlas serían más privadas si no estuvieras gritando a cada rato en tu habitación – escucha decir a su hermano.
— Da igual si grito, eso no les incumbe.
— Hemos llegado chicos – dice su padre al cruzar la entrada de su dichoso campamento.
Sin esperar a que se bajaran sus padres, Enid salió disparada hacia el maletero en busca de su equipaje color rosa chillón, muy propio de ella pues cualquiera que la ve diría que es un arcoiris andante. La encontró fácilmente pues resalta entre las maletas azules y grises de sus hermanos, al tener ya en su mano todo lo que quería se dispone a entrar sin embargo es interrumpida en su intento.
— Um um– carraspea su madre– ¿no te piensas despedir?
— Perdón madre – con una sonrisa nerviosa debido a que la emoción casi hace que se le olvide su familia, se devuelve y le da un abrazo a sus padres – nos vemos en otro día para padres, los quiero.
Y no mentía, quería demasiado a su familia, sobretodo después de que con orgullo le hicieron saber a toda la familia que ya había tenido su transformación lobuna. Pero no todo era color de rosa en su vida. Aún después de eso su madre la presionada cada luna llena para que lo hiciera de nuevo, pero los nervios la traicionaban una vez tras otra, o eso le hacía creer a su familia.
Al entrar y saludar a algunas personas observó a Bianca de lejos.
— Feliz regreso sirena – dijo con una sonrisa – ¿cómo te fue en estas pequeñas vacaciones?
— Oh, hola Enid, bien gracias por preguntar y no, ella aún no llega, salúdala por mi – dijo sin dejar que la loba tuviera la oportunidad de preguntar.
Sin pensar mucho subió lo más rápido que sus piernas podían para poder preparar una bienvenida decente a esa chica que sin saberlo movió su mundo por completo. Al estar en frente de la habitación Ophelia trató de pensar cómo sería si la viera.
— ¡Sorpresa! Tu roomie favorita regresó – dijo al aire – no, no, no, se escucha tonto, aún para mí.
— Ya eres tonta a tu manera – escuchó la loba a su espalda.
— ¡AH! ¿!Hace cuánto estás ahí Wednesday!? – señaló a la gótica que al igual que ella estaba parada con su maleta, y con Dedos en su hombro.
— Acabo de llegar al tortuoso infierno que llamas hogar, y justamente escuché como te torturas a ti misma con la intención de darme un infarto, y de los que no me gustan– haciendo énfasis en la palabra no, mientras abre la puerta de la habitación compartida.
— Siempre tan tu- mencionó con ese encanto característico de ella, entrando a la pieza.
— Dedos de extrañó - aviso sin dejar que su roomie le diera un leve roce en su brazo izquierdo que seguramente pasaría desapercibido por cualquiera, pero no por Wednesday Addams.
— ¿Segura qué solo fue Dedos? - pregunta con picardía hacia la gotica.
— Puede que también Pascal - un peluche de conejo rosa que Wednesday había sacado de su mochila - apareció de la nada en mis cosas cuando estaba en la mansión.
— ¡Mentirosa! Te lo llevaste - le acusó su roomie con una sonrisa
— Está bien, pero fue por una buena causa, necesitaba un rehén para una autopsia- dijo sin emociones ni remordimiento.
— Addams dime qué no cortaste a mi conejo por la mitad- observó con miedo
— Claro que no, Enid - dijo con a su parecer decepción - Dedos es muy compasivo.
- 𝐸𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎, 𝑛𝑜 𝑙𝑜 ℎ𝑖𝑧𝑜 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑝𝑜𝑟𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑟𝑎 𝑡𝑢 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟𝑖𝑡𝑜 𝑦 𝑙𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑜𝑟𝑑𝑎𝑏𝑎 𝑎 𝑡𝑖.
— Maldita mano, ¡ven aquí que hoy te quedas sin tu meñique! – sacó una pequeña cuchilla mientras iba tras su familiar— Gracias por cuidarlo Wedns– abrazando a su amiga
— Fue un problema tenerlo vivo, no dejes tus cosas en mi mochila otra vez, y Enid, nada de abrazos, es una regla – de inmediato la rubia se separó disculpándose por no recordar eso.
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Bueno, ese fue el primer capítulo. ¿Qué les pareció?
Disculpen si hay algún error, soy nuevo en esto y no se mucho. Si encuentran alguno solo informen y lo soluciono de inmediato.
Comenten que creen que va a pasar en esta historia, estaré leyendo sus comentarios y veré si hay alguno que acierta.
Besos y abrazos :3
La/ el autor
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En el balcón / Wenclair
Fanfiction¿Es posible que cambiara todo en unos segundos? Esto no se controla, pero puedo cuidarla, ¿Cierto?