Capitulo 1

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Año 2008

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Año 2008


Tener casi diecinueve años y salir de una clínica donde estuviste internado por anorexia no es algo que se vea todos los días. Mamá me metió en la misma cuando termine las clases, y mientras todos mis compañeros bebían, celebraban y gritaban en una fiesta, mi esquelético cuerpo termino desmayado en el suelo.

Y cuando desperté, estaba en la clínica, internado, donde mamá lloraba mientras mi hermano la consolaba abrazándola. El Doctor llego con el diagnostico, "no es muy común en chicos", eso lo escuche en algún lado. Por lo que, internarme en una clínica donde pudieran ayudarme haciendo que pierda todo un año para entrar a la universidad sin duda no me gusto demasiado.

Me da vergüenza decir, que estuve mintiendo para que me dieran el alta, porque estaba agotado de las revisiones, de los controles y solo quería irme. Entonces al mentir podían dejarme ir, se que no era bien visto hacerlo, me da vergüenza salir y que otros que enserio quieren mejorar no pueden, pero yo no podía mas estar en ese lugar.

Solo quiero irme.

En toda mi pre-adolescencia, fui un niño obeso, demasiado obeso y con granos que generaba burlas. Las chicas no me daban atención y los chicos se burlaban, no importa cuanto ejercicio hiciera, no podía bajar de peso. No podía ser como mi hermano mayor que era alto, fuerte y atlético. Entonces encontré otro método, no fue el mas saludable (obviamente) pero para mi fue una buena elección, iba a parar, deseaba parar. Pero eso es lo malo cuando haces algo en exceso, no puedes detenerte.

Sonrió al ver el chevrolette de mi madre de color blanco estacionar frente a la clínica, me ajusto mejor a mi bolso y me volteo despidiéndome de las enfermeras quienes me desean una buena vida y recuperación. Echo el bolso en la parte de atrás del auto y me siento en el copiloto, mamá agarra mis huesudas mejillas y me da demasiados besos, seguramente dejándome con el labial rojo marcado en la mejilla, acaricia mi cabello oscuro.

—Te ves bien, cariño.—dice, me esfuerzo a sonreír para no vomitar las verdaderas palabras "pues no ves una mierda porque mentí en mis exámenes".

Mamá comienza a conducir y me hundo en el asiento, aspirando el aroma a pino fresco y viendo el sol a lo alto. Una sonrisa involuntaria escapa de mis labios al leer el cartel, "bienvenido a Golden Valley", no a muchos les gusta Golden Valley, los ven como un rumbo sin salida, lo ven como la nada misma. Pero a mi me gusta, desde el relajante lago, hasta las calles asfaltadas, como es el parque con los juegos y frondosos árboles en lo alto.

Llegue a la casa donde viví y crecí en los últimos años de mi vida, todo seguía tal cual, como si el año que pase lejos de lo que llamo hogar me hubiera estado esperando. La mesita de café tiene unas cuentas a pagar, los sillones siguen del mismo color gris con la vieja mancha de comida que nunca pudo salir, la cocina comedor sigue siendo pequeña, con losetas de color blanca y flores rosas.

Reggie  & Ronnie | [Heridas #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora